sábado, 31 de octubre de 2015

Hecatombe (o el erotismo de la muerte)




Llueve tanto en invierno, que a la muerte y a mí se nos enlodan los pies. Temblábamos de frío:

-¿Por qué te da miedo la noche? –me preguntó-. Si a esa hora todos contemplan la luna.
-Porque alguien llamará por teléfono y me dirá que estoy solo –le respondí-. Que de ahora en adelante, la que estaba conmigo estará en el asfalto de la madrugada. En el agua. En todo lo que tenga color violeta.
-Ya. Pero ¿qué harás cuando se haga de noche?
-Nada. Tomaré un autobús hacia el pueblo. Será un jueves, porque sólo ese día tengo permiso del sol.
-¿Y por qué al pueblo?
-Porque dicen los indios que viven ahí que la tierra oculta un manto de agua y esa es la piel de la que estaba conmigo.
-¿Estará contenta con tu partida?
-Eso espero. Yo deshojaré el viento, me haré invisible a los buitres y haré feliz a una puta. Cocinaré paella de estrellas. Viviré en el hilo de cualquier nube. Vos y yo brindaremos…
-Entonces apurémonos. Sequémonos la cabeza y vayamos a casa...  



que quiero hacer el amor antes que caiga la noche…

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Una rara mezcla entre psicólogo, poeta, activista, bloguero y periodista digital que sólo es posible en el siglo xxi. Creador de Asuntos inconclusos.
  
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