O la pauperización material y espiritual de la humanidad
El capitalismo mundial y sus políticas de
perpetuación bárbara penetran hasta el tuétano del espíritu humano: se trata de
cómo la humanidad podrá sentirse aún más pobre en sus características esenciales
reflejadas en su comportamiento, donde los sentimientos serán tan paupérrimos,
que la destrucción del ser humano se apoderará de la indiferencia hasta acabar
también con sus congéneres animales.
Nuestra lucha es moral, menciona Immanuel Wallerstein
en su ensayo ¿Después del desarrollismo y la globalización, qué?, donde indica
que esta: “Constituye una lucha de clases, una lucha moral, no una lucha
geográfica”. Y prosigue: “…la desmercantificación no sólo hace frente a las
tendencias del neoliberalismo, sino que edifica las bases de una cultura política alternativa”.
Cada uno de los individuos y colectivos que creen en
una forma social alternativa deben desarrollar las nuevas manifestaciones del
pensamiento en lo concreto, como es el caso de la teoría del desarrollo. Repensar
una nueva teoría del desarrollo a sabiendas que los actuales postulados se
basan en la idea rostowiana que consiste en la existencia de un
solo proceso de desarrollo y que este es lineal, igual y acumulativo para todos
los países, tal como lo manifiesta Atilio Boron.
Porque las actuales teorías del desarrollo
naturalizan el modo de producción capitalista y se subsumen a imperativos netamente
técnicos y no políticos. La actual teoría del desarrollo capitalista es planteada
como el único modo de afrontar los problemas económicos, sociales y políticos,
supeditados a técnicas que no admiten transgresión.
Esta debe ser sustituida por una teoría del
desarrollo alternativa que vea las potencialidades de cada país y en las formas
sociales históricas que existen en cada comunidad. ¿Será ese el papel de los
economistas actuales? Este tema lo abordaremos como una autocrítica al finalizar
estos ensayos. Pero ahora continuemos con la lucha moral.
Ya Viviane Forrester documenta en su libro Una extraña dictadura (2000) sobre la
penetración del capitalismo en el espíritu humano y nos coloca el ejemplo de la
debacle emocional de un padre o una madre desempleada y los efectos
psicológicos en su prole. Nos desdibuja la pauperización del espíritu humano en
la marginalidad, la indigencia y la mendicidad en la desvalorización que tiene
el ser humano sobre sus potencialidades creativas. Pero, ¿podemos construir
nuestra propia moral?
Es por ello que considero que la construcción de esta
nueva moral es responsabilidad de los artistas, los pintores, los músicos, los
cineastas, los poetas, los cantantes, los intelectuales: todos aquellos que
asuman su papel orgánico y poder replicar así
lo que en la cinta The Wall (1982) de
Pink Floyd representa la cumbre de uno de los principales actos históricos que en
esta sociedad se pueden heredar, y cito:
“…El prisionero que está
parado frente a usted fue atrapado con las manos en la masa mostrando sentimientos: sentimientos de naturaleza humana. Esto no
puede ser… los sentimentales y los artistas lo dejaron salirse con la suya”.
Debemos repensar los principios fundamentales de la
humanidad para su mejor convivencia. Repensar y replantear nuevos conceptos y
definiciones. Redefinir la justicia, la paz, el desarrollo, el individualismo,
la humanidad, la sociedad, la espiritualidad, la libertad y el principal de
todos: el amor. Conceptos y definiciones que identifiquen los anhelos de la
humanidad y se usen como actos revolucionarios, tal como se representó el ideal de
libertad en la Francia revolucionaria del siglo xviii o en la Comuna de París del
siglo xix.
Porque si el capitalismo no ha dado las libertades
que prometió a la humanidad, entonces es compromiso del socialismo crear condiciones materiales y subjetivas para ese ejercicio de
libertad cotidiana y efectiva, que nos transformará en una nueva humanidad.
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Jesus Abac EN CUATRO CAMINOS...
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