La Ley de Educación Nacional (Decreto Legislativo No. 12-91), en su artículo 100, garantiza a la niñez que en su educación “no exista
intervención político-partidista, militar o de cualquier otra índole que altere
el proceso educativo”; así también el artículo 37 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (Decreto No. 27-2003) que especifica que: “La educación
pública deberá ser gratuita, laica y obligatoria”.
Guatemala es un país en donde a las personas las han acostumbrado
a quedarse calladas, a no quejarse, a no denunciar y a pensar siempre en
“positivo”; a enaltecer lo "bueno" de su decadente existencia.
Prohibido decir: “No me gusta la música de Arjona” o “No
apoyo a la selección de futbol” porque entonces eres mal guatemalteco, un
resentido social, indio, hijo de Satanás...
Existe en Guatemala una fórmula despiadada:
militarismo + religión, que aniquila la individualidad, oculta la visión de poder
cambiar las cosas y nos transforma en borregos. Debemos ser siempre positivos,
ir hacia adelante, no retroceder, siempre buscando la luz como si fuéramos
polillas.
El militarismo y la religión nos han convertido en autómatas
que no aceptan desvíos. No puede haber diversidad, no puedes pensar diferente
porque todo tiene que ser cuadrado.
La religión (la de las armas y la Biblia)
ha ganado terreno en el país gracias a la ignorancia en la que han sumido a la
población. No les conviene que la gente se eduque y aprenda que hay
herramientas que le pueden ayudar a buscar justicia y hacer del país un lugar
con mayor calidad de vida.
Cada lunes los patojos tienen que rendir honores a la
bandera y a los "símbolos patrios". Son niños pero lo tienen que hacer con
protocolos militares.
-¡Lo voy a castigar! –grita el profesor cuando alguno no
canta bien el himno nacional o lo hace con desgano.
Esos patojos de pre-primaria tienen que orar cada día
antes de entrar a clase, antes de comer y hasta antes de irse de excursión.
Son niños, no saben qué es "pecar", pero la lógica del
dogma les adiestra para que desde pequeños se sientan culpables, inferiores;
que son ovejas que sólo existen para que las esquilen una y otra vez.
Hay tantos profesores que cumplen a rajatabla estos
“reglamentos” del dogma militar y religioso que, cuando se presenta algún ser
pensante que pone en duda su doctrina, no tienen ningún reparo en castigar, ofender
y denigrar a las personas públicamente.
2 de mayo, Plaza de la Constitución |
Este fue el caso reciente del profesor Joel Cetino de
un instituto de Chiquimula que, al descubrir que la familia de uno de los alumnos no sólo
no profesaba su religión sino que no tenía ninguna, lo habría denigrado ante la comunidad educativa llamándole "mala influencia" y "satánicos" tanto a él como a su hermano y papá.
El padre de los chavos, Carlos Ronquillo, usó una de esas
herramientas que nos han escondido los “poderosos” para solucionar situaciones como esta. Se acercó con sus hijos a la Procuraduría de los
Derechos Humanos (PDH) a denunciar al profesor y a la institución educativa.
En el mes de junio de 2015 abrieron una investigación
por "supuesta violación del derecho de libertad religiosa y creencias". El
profesor Cetino se habría tragado la bilis al verse copado por la ley y la
familia Ronquillo y se tuvo que retractar. Entonces las partes hicieron un pacto de entendimiento.
Los derechos humanos no están para proteger al
delincuente como nos han querido hacer ver los que ostentan el poder. Los derechos humanos son una herramienta para resolver conflictos como este, y además
tenemos una herramienta más en la Constitución.
El señor Ronquillo sabía muy bien que no iba a
"vencer” al otro; no se trata de eso. Se trata de sentar las bases del respeto
mutuo. Él y sus hijos dieron un gran paso, aunque el camino es muy largo aún en un
país tan retrógrado como Guatemala, ocupado por campañas
militaristas y religiosas en medios de comunicación, escuelas, el Estado y en la
calle misma.
Aporte de Christian Rodríguez. Se protegió la identidad de los hijos de Carlos Ronquillo al ser un caso relacionado con menores de edad |
No hay día en Guatemala en donde no te toquen la
puerta de casa para intentar evangelizarte o que en el bus te interrumpan
alguna lectura, conversación o momento de tranquilidad para ofrecerte el cielo
y la vida eterna por unos centavos. No hay bus que no tenga mensajes
tan absurdos como: “Si no regreso es porque me fui con Dios”, y al mismo tiempo
te das cuenta de las intenciones suicidas del conductor que conduce como todos
los demonios.
Y así; la religión nos la quieren meter por todos
lados.
Ya ha llegado hasta el Estado, porque son muchos de estos “iluminados”
quienes también financian campañas electorales por seguir imponiendo su
fe a todo el que ose pensar.
En estos días de julio, los diputados
guatemaltecos, haciendo alarde de su incompetencia, presentan una iniciativa de ley para que la lectura de la Biblia sea obligatoria en los centros
educativos.
Carlos Mendoza, miembro de la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS), haciendo uso de las herramientas adecuadas se
pronunció junto con otras personas en el Congreso.
Pero se convertía en otra persona agredida por el dogma religioso. Se le
abucheó y denigró públicamente.
-¡Fuera… saquen a Satanás!, ¡cuiden a los niños! –le
gritaban.
Me pregunto qué parte de la Biblia quieren enseñar. ¿La
que aprueba la violación de las mujeres?, ¿la que aprueba la esclavitud?, ¿o
sencillamente la que nos enseña a odiar a nuestras familias (Lucas, 14:26: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a
su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su
propia vida, no puede ser mi discípulo”.)?
Si buscamos la paz y la armonía creo que estamos
buscando en el libro equivocado. Como dijo Albert Einstein: "La palabra
Dios para mí no es más que la expresión
y el producto de la debilidad humana y la Biblia una colección de honorables
pero primitivas leyendas”.
Christian Rodríguez DE SIMAS Y CIMAS
Nací en 1976. Crecí en la zona 18.
Para escapar me fui a probar suerte a
las montañas (más de 400 ascendidas en Europa, África
y América).
Soy guía de montaña titulado en Europa, conferencista, galardonado escritor y fotógrafo. Presidente de Entreamigos-Lagun Artean. Migré a tierras vascas (2009) siguiendo el amor |
Comparto plenamente el planteamiento expuesto en el artículo. Las prácticas religiosas deben restringirse al ámbito privado.
ResponderEliminarNo soy de la opinión que deberiera llegar a "restringirge al ámbito privado", las manifestaciones religiosas también atraen turísmo e invita a la socialización. Sin embargo, que estas religiones tengan tanto poder mediático es lo jodido, porque censuran al resto de creencias.
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