POR CRISTINA CHIQUIN Y CHRISTIAN ECHEVERRÍA
El pasado sábado 4 de julio se
realizó en la
ciudad de Guatemala una nueva manifestación, y esta
vez fue una jornada nocturna en donde se pide al presidente Otto Pérez Molina que renuncie
y dé
cuentas por los actos de corrupción que se
han dado durante su gestión de gobierno.
Mujeres, niñas, niños, ancianos, estudiantes y familias completas portaron velas, faroles, antorchas y consignas
en donde piden
justicia y denuncian la impunidad y corrupción existentes en el
país.
Esta protesta
se sumó a las que se vienen
realizando hace meses donde se pide una
reforma del Estado así como la cancelación
de las elecciones.
Las jornadas han estado
integradas por diversos sectores y en un
año electoral como
este, estos movimientos de indignación han sido históricos
en un
país donde ha prevalecido el silencio, hoy roto por las movilizaciones.
Pero el presidente no ha renunciado aún, protegido por
Baldizón, el CACIF y EE.UU. La CICIG y el MP siguen investigando y caen los corruptos
tanto en el sector público como en la empresa privada con la cooperación de algunos operadores de Justicia y la oposición
de otros.
La reforma electoral que se exige en
la calle se impulsa parcialmente desde el TSE y la sociedad conforma
hoy multisectoriales
para discutir los cambios en el
Estado.
Estira y encoge. Avances y retrocesos. Victorias y derrotas. Todo resulta complejo.
Aunque cada sector ha
tenido un papel
en esta crisis, el movimiento ciudadano anticorrupción y reformista #RenunciaYa y #JusticiaYa, ha
tenido una conquista
indiscutible desde
aquel 25 de abril: La unidad nacional por el cambio.
Y de esto da cuenta la manifestación de Quetzaltenango (alguna vez región independiente de Guatemala y hoy segunda ciudad del país), que en medio de los escándalos de corrupción del caudillo
y candidato a la alcaldía del PP, Armando Paniagua, cuestionamientos a la Comuna de Jorge Rolando Barrientos y de un movimiento local intimidado por los políticos; salió bajo la misma noche y con la
misma esperanza sobre la oscuridad nacional, a manifestar a su parque central y a sus calles de piedra usando la luz.
Cientos de quetzaltecos
diversos entre los que resaltaban los universitarios, artistas y representantes de organizaciones de municipios del departamento pidieron al país, además de lo ya gritado en la capital; que se reflexione sobre el voto. Y lo hicieron románticos, como lo hacen todo, cantando el himno y su “Luna de Xelajú” con la misma solemnidad con la que viven.
:::::
Artículo reeditado
el 10/7/15.
No hay comentarios:
Publicar un comentario