POR CHRISTIAN ECHEVERRÍA
Grecia
y Guatemala son pueblos
milenarios,
oprimidos por élites económicas y políticas corruptas nacionales, asociadas con
grandes intereses y capitales transnacionales
y geopolíticos.
Hoy las dos son ejemplos perfectos de ultra-neoliberalismo
y sus resultados: un Estado mínimo y desmantelado como negocio de mafias donde se socializan las
pérdidas y se privatizan
las ganancias. Donde
el sistema de acumulación criminal de unos pocos es financiado por los
ciudadanos que asumen los riesgos, las pérdidas, los costos y la deuda; la crisis
social, política y económica y el aislamiento internacional. Donde los poderosos
le dicen al pueblo: Socialismo y protección estatal para mí; libre mercado, emprendimiento
y recortes públicos para ustedes (excepto cuando rompamos
la ley: ahí está el orden constitucional para ustedes y la libertad individual absoluta para mí). Lindos ideales ¿no? Así
funciona este
sistema. Así es. Sus promotores pierden el
tiempo tratando de defenderlo. Guate y Grecia se parecen mucho.
Grecia lucha contra la "Troika" (el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea)
y Guatemala con el CACIF, el narco y los intereses geopolíticos de EE.UU. expresados en el Plan
para la Prosperidad y la agenda de “competitividad” impulsada por la Fundación
para el Desarrollo (FUNDESA), el G-8, el BID y el Banco Mundial (mano de obra
barata, robo de recursos naturales, contaminación
ambiental y militarización de territorios). Eso es realmente
lo que toca, las elecciones sólo son un proceso legal
para elegir al administrador de este tipo de corrupción que comienza
con los Acuerdos de
Paz de Arzú de 1996. Nada más.
Pero también nos parecemos en algo más
positivo: vivimos un despertar ciudadano, una primavera democrática que puede, en
potencia, revertir
todo el asunto.
Y para eso deberíamos hacer un referéndum que
resuelva los problemas de corrupción y reforme el Estado. Los ciudadanos
han dicho
que en estas condiciones
no quieren elecciones. Entonces
hay muchas preguntas
que se pueden hacer en un referéndum y aquí hay unas sólo para empezar:
1. ¿Estaría de
acuerdo con eliminar al ejército?
2. ¿Debería
hacerse una Asamblea Nacional Constituyente
antes de las elecciones?
3. ¿Debe
Guatemala revisar el TLC y el Plan para la Prosperidad con EE.UU., y cancelarlos si no benefician a la mayoría, endeudan al
país, generan más corrupción y tienen altos costos sociales y ambientales?
Que se pregunte en idiomas mayas y afrodescendientes
y hasta en Braille. Que se pregunte: Sí o no. Conteste.
Y por favor,
no vayan a salir con eso de que no es vinculante
o legal y
que no se puede (y que no sea tan mula por preguntar esas cosas ilegales),
que el ejército defiende la
soberanía de la patria (sólo porque eso dice la Constitución) y que
el Plan para la Prosperidad (así negociado a espaldas del pueblo como está) sería una “gran oportunidad” para su país;
porque la ingenuidad ya no tiene lugar en tiempos de cólera
(y porque así no se puede cambiar nada). A estas alturas ya no, por favor…
Pero entonces,
¿qué preguntarían
ustedes en un referéndum?
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Christian Echeverría
Una rara mezcla entre
psicólogo, poeta, activista, bloguero y periodista digital que sólo es
posible en el siglo xxi. Creador de Asuntos inconclusos.
Grecia y Guatemala son pueblos milenarios, oprimidos por élites económicas y políticas corruptas nacionales, asociadas con grandes intereses y capitales transnacionales y geopolíticos.
Hoy las dos son ejemplos perfectos de ultra-neoliberalismo y sus resultados: un Estado mínimo y desmantelado como negocio de mafias donde se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. Donde el sistema de acumulación criminal de unos pocos es financiado por los ciudadanos que asumen los riesgos, las pérdidas, los costos y la deuda; la crisis social, política y económica y el aislamiento internacional. Donde los poderosos le dicen al pueblo: Socialismo y protección estatal para mí; libre mercado, emprendimiento y recortes públicos para ustedes (excepto cuando rompamos la ley: ahí está el orden constitucional para ustedes y la libertad individual absoluta para mí). Lindos ideales ¿no? Así funciona este sistema. Así es. Sus promotores pierden el tiempo tratando de defenderlo. Guate y Grecia se parecen mucho.
Grecia lucha contra la "Troika" (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) y Guatemala con el CACIF, el narco y los intereses geopolíticos de EE.UU. expresados en el Plan para la Prosperidad y la agenda de “competitividad” impulsada por la Fundación para el Desarrollo (FUNDESA), el G-8, el BID y el Banco Mundial (mano de obra barata, robo de recursos naturales, contaminación ambiental y militarización de territorios). Eso es realmente lo que toca, las elecciones sólo son un proceso legal para elegir al administrador de este tipo de corrupción que comienza con los Acuerdos de Paz de Arzú de 1996. Nada más.
Pero también nos parecemos en algo más positivo: vivimos un despertar ciudadano, una primavera democrática que puede, en potencia, revertir todo el asunto.
Y para eso deberíamos hacer un referéndum que resuelva los problemas de corrupción y reforme el Estado. Los ciudadanos han dicho que en estas condiciones no quieren elecciones. Entonces hay muchas preguntas que se pueden hacer en un referéndum y aquí hay unas sólo para empezar:
1. ¿Estaría de acuerdo con eliminar al ejército?
2. ¿Debería hacerse una Asamblea Nacional Constituyente antes de las elecciones?
3. ¿Debe Guatemala revisar el TLC y el Plan para la Prosperidad con EE.UU., y cancelarlos si no benefician a la mayoría, endeudan al país, generan más corrupción y tienen altos costos sociales y ambientales?
Que se pregunte en idiomas mayas y afrodescendientes y hasta en Braille. Que se pregunte: Sí o no. Conteste.
Y por favor, no vayan a salir con eso de que no es vinculante o legal y que no se puede (y que no sea tan mula por preguntar esas cosas ilegales), que el ejército defiende la soberanía de la patria (sólo porque eso dice la Constitución) y que el Plan para la Prosperidad (así negociado a espaldas del pueblo como está) sería una “gran oportunidad” para su país; porque la ingenuidad ya no tiene lugar en tiempos de cólera (y porque así no se puede cambiar nada). A estas alturas ya no, por favor…
Pero entonces, ¿qué preguntarían ustedes en un referéndum?
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