domingo, 22 de marzo de 2015

“No creo que Portillo vaya a oponerle a Baldizón otro proyecto”





Una entrevista con Mario Roberto Morales 


Serio y desencantado. Así nos recibió en su casa el Premio Nacional de Literatura 2007, y uno de los intelectuales y columnistas de izquierda más importantes del país. En medio de la peor crisis institucional y económica desde el inicio de la democracia en 1985, el autor de Jinetes en el cielo nos garabateó el panorama político actual con colores opacos. 


POR CHRISTIAN ECHEVERRÍA  /  FOTOS DE ARELY CHAMALÉ


Primero se mostró escéptico en cuanto a que el regreso de Alfonso Portillo signifique un cambio, y cuestionó la alianza política que éste ha creado con Edgar Gutiérrez (su amigo, excanciller y exjefe de inteligencia civil) y Edmond Mulet (subsecretario de la ONU y expresidente del Congreso) para regresar a la arena pública y reformar la Constitución, como ha asegurado que haría:    
          
“Yo no creo que esa alianza anunciada con Mulet vaya a funcionar”, dijo con un profundo suspiro y desidia. “Él (Mulet) está muy mal visto por el asunto de las adopciones ilegales”. 

Fue el pasado 25 de febrero cuando el expresidente volvió a Guatemala, luego de cumplir una condena de cárcel en Estados Unidos por un soborno de Taiwán.   

Portillo confesó ante la Corte y pidió perdón a la opinión pública. Regresó como el hijo pródigo, como la esperanza de muchos en medio del caos.

“No creo que Portillo vaya a oponerle a Baldizón otro proyecto. Sobre todo va a trabajar para amarrar sus influencias para más adelante, pero no creo que arme otra fuerza como un frente portillista o algo así”, afirmó Morales.
  
Pero eso es justamente lo que parece estar sucediendo.                  

Una nota del periodista Martín Rodríguez en Nómada explica que habría un acuerdo con el partido Todos de Roberto Alejos, donde Edgar Gutiérrez sería el presidenciable, Evelyn Morataya y Mario Itzep (del Observatorio Indígena) candidatos a diputados, y Edmond Mulet sería parte del movimiento. El objetivo de Portillo sería lograr suficientes diputaciones para convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Además se estaría negociando la incorporación de Alfonso Cabrera, Rigoberto Quemé (exalcalde de Quetzaltenango y fundador del comité cívico maya Xel-Jú) y hasta se especula con Rigoberta Menchú y Nineth Montenegro. Es decir, un nuevo frente amplio portillista de corte progresista y popular, al menos en teoría.

CE: Alguna vez usted escribió en elPeriódico sobre un “partido de clase media” donde se aliente la competencia empresarial, se suban salarios y se apoye a pequeños empresarios. Edgar Gutiérrez está proponiendo lo mismo en sus últimas columnas. Una agenda anti-oligárquica. ¿Le cree?

MRM: Edgar Gutiérrez es un político que adquirió mucho más colmillo cuando estuvo con Portillo en el Estado –aseguró, mientras una empleada doméstica nos servía el café-. Entonces sabe, al igual que Portillo, qué discurso usar en qué momento. Yo no creo que ningún discurso que provenga de Portillo o de Gutiérrez deba ser tomado como un discurso definitivo ni mucho menos programático. Al contrario, ellos son expertos en el discurso sofista. Es decir, el discurso que se adapta a las necesidades de poder en un momento determinado.


Su gobierno es recordado popularmente por el aumento del salario mínimo, la apertura de los mercados del azúcar, el pollo, la cerveza y el cemento, bajando con eso los precios, y afectando los monopolios y oligopolios tradicionales de la élite conservadora. Ayudó a los campesinos con fertilizantes e impulsó la descentralización del Estado. Por eso es el político más popular de la era reciente. Es visto como el “presidente de los pobres” y es aceptado por buena parte de la clase media. El 60 por ciento de los ciudadanos votaría por él para diputado según una encuesta de Contrapoder.      

CE: ¿Qué le ofrece Portillo a la izquierda?

MRM: A la izquierda no le puede ofrecer nada. Tiene cierto caudal del voto popular porque hay gente que lo quiere y que votaría por él sin importar si está con el PP o con la URNG. Es esta cultura caudillista y clientelar. Lo que tiene es la simpatía de algunos sectores populares, sobre todo en el oriente del país. Eso es lo que le puede ofrecer a los partidos, pero a la izquierda no creo que le interese ofrecer nada.

CE: O sea que los indígenas que defienden sus territorios de las transnacionales o los campesinos sin tierra no ven nada en él.

MRM: No lo creo. Además, no sólo indígenas, sino también ladinos, defienden sus tierras de las transnacionales. Cuando yo he hablado de movilizaciones de masas no me refiero a Portillo ni a cacique populista alguno. Me refiero a que lo único que puede modificar una correlación de fuerzas en el poder es la movilización de las masas. Si hubiera un movimiento de masas coordinado en Guatemala, con un mando único, eso podría determinar quién será presidente y qué partido va a ganar las elecciones, pero no lo hay. El movimiento de masas está comprado por la cooperación internacional, como se probó hace poco cuando en elPeriódico salió una noticia sobre los millones de quetzales que el Estado le da a la dirigencia del sindicato de Salud en concepto de viáticos. Así funcionan las masas.

CE: ¿Está desencantado?

MRM: Si desencanto se le llama a ver las cosas como son y no como uno quisiera que fueran, sí. El éxito del neoliberalismo y de la ultraderecha aquí y en el mundo ha consistido en desarticular la conciencia de las juventudes, en bajar el nivel educativo y en penetrar y comprar los movimientos populares. Hay oposición al neoliberalismo, pero proviene de gente ilustrada. Esa oposición acusa victorias como las de Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc. 

CE: Hablando de oposición al neoliberalismo, Cuba y Estados Unidos quieren normalizar relaciones. Hace poco escribió en su columna sobre Cuba. Estuvo allí. ¿Qué vio? ¿Qué sintió? ¿Están listos para el cambio?

MRM: No han normalizado relaciones todavía. En Cuba vi mucha pequeña empresa privada –dijo tosiendo mientras sonaba el timbre-. Mucho cubano con bastante dinero debido a las remesas que llegan de Estados Unidos, mucho cubano con gran poder adquisitivo en relación a la gran mayoría, y mucha ilusión por los consumos que le han sido vedados a Cuba. Por ejemplo, franquicias estadounidenses, comida chatarra y modas. Y eso que todavía no hay Internet abierto en la isla. En cuanto el Internet abierto entre, la influencia ideológica va a ser devastadora y Cuba va a cambiar muchísimo.

Morales teme que en Cuba el consumo hedonista vaya sustituyendo a la moral socialista de la revolución, gracias al poder de consumo que dan las remesas y a que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan ahora llegar libremente.


MRM: En Casa de las Américas conozco a algunas personas –aseguró con los brazos cruzados, como en coraza-. Sobre todo intelectuales y escritores. Mis primeros contactos con ellos fueron en la Nicaragua revolucionaria de los años ochentas. Prácticamente viven el cambio como todo el mundo. Hay una incertidumbre de la que no se suele hablar. En el plano oficial el discurso es que sí hay una generación revolucionaria de relevo de los Castro, y que esa generación de relevo va a ser capaz de jugar con este asunto del capitalismo y el socialismo. En China ha sido posible hacerlo, porque es un territorio inmenso y se puede permitir tener bolsones capitalistas controlados por un régimen socialista más amplio, pero Cuba es muy pequeña para eso.
  

En el comedor de su casa (un lugar de los hogares muy simbólico para el patriarcado guatemalteco) hay tres cuadros alineados: una imagen del corredor del Ayuntamiento colonial de la Antigua en el centro, una de una ventana cerrada y con balcón (también colonial) a la izquierda, y otra de un campo de La Mancha con un par de enormes molinos de viento. Son fotografías tomadas por él, como las que están colgadas en la sala: calles y fachadas sin gente. Pero ¿qué son? ¿Qué simbolizan? ¿Serán una apología de las luchas de liberación de la conciencia de su época (el siglo xx, el mismo de Cardoza)?  



Al salir de su casa, a Arely y a mí nos inquietaron sus cuadros.

MRM: Los intelectuales orgánicos de la revolución, siguen siendo intelectuales orgánicos de la revolución. Retamar, Jorge Fornet. Todos ellos…

Al caminar hacia el Paraninfo, Arely, que acaba de volver de estudiar Ingeniería Mecánica en Valladolid, me preguntó: “¿Qué es un intelectual orgánico?”.

MRM: A los jóvenes sí los va a cambiar la influencia mediática estadounidense –dijo el autor de Los que se fueron por la libre-. Y va a ser muy difícil mantener el ideal revolucionario a la par del ideal consumista. 




 
Tosía mucho. Tuvo gripe recientemente. Su mamá, doña Magda, de noventa y seis años, recibía el sol en el pequeño patio en su silla de ruedas y en silencio, ausente, acarreada por una enfermera.

CE: ¿Qué pueden aprender entonces las fuerzas progresistas latinoamericanas de hoy de la transición en Cuba? ¿Antiimperialismo o soberanía nacional? 

MRM: El imperialismo ocurre cuando el Imperio determina la economía y las decisiones internas de un país. En ese sentido, los Kirchner han sido antiimperialistas al pagar la deuda externa. En ese sentido, Maduro es antiimperialista porque acaba de pagar creo que mil millones de dólares de deuda externa. No sólo por su discurso a lo Chávez. Y la defensa de la soberanía nacional va muy ligada al antiimperialismo, porque el antiimperialismo consiste en controlar la soberanía nacional. Una soberanía controlada ya no es soberanía. En cuanto a la influencia de Cuba sobre las revoluciones del Sur, no creo que dependa de Cuba la revolución bolivariana o el Estado Plurinacional Unido de Bolivia o la revolución de Correa. No dependen de Cuba. Si la Revolución Cubana se diluye, eso no afectará a las revoluciones sudamericanas. Pero para que la Revolución Cubana se diluya tendrían que morirse los dos Castro y su círculo más cercano, y creo que ellos todavía van a influir en América Latina durante mucho tiempo, y todavía no está claro hasta qué punto van a abrir la isla a la influencia mediática estadounidense, ni con qué velocidad.

CE: ¿Y la izquierda debe defender al régimen de Maduro?

MRM: Yo creo que sí. Independientemente de que Maduro nos caiga bien o mal, Venezuela está siendo agredida por una sola razón, y es su petróleo. Es la misma razón de la invasión a Irak.

Para Morales, el colapso económico venezolano se debe al sabotaje de la oligarquía local, y no defender la revolución bolivariana equivale para la izquierda latinoamericana a traicionarse a sí misma.

CE: Es que Juan Alberto Fuentes Knight decía en su columna censurada de Prensa Libre que Estados Unidos ha casi conquistado ya su independencia energética y que por eso ha renovado su influencia en la región. Hoy impulsa aquí a la CICIG y el juicio a Ríos Montt, o sea, una agenda anti-oligárquica. Además el Plan de la Prosperidad está condicionado por esto y no considera más ayuda militar (sin quitar la que ya existe, claro). ¿Rompió el Imperio con sus antiguos aliados de la guerra fría?

MRM: Eso forma parte de un plan estratégico mucho más complicado. El plan inmediato es el Plan de la Prosperidad para el Triángulo Norte de Centroamérica, que es una réplica del Plan Colombia. Y consiste en militarizar la zona para asegurar que las inversiones que están siendo amenazadas por la resistencia popular, como la minería, las cementeras, etcétera, no tengan oposición popular. Lo que implica el Triángulo Norte es una cuadruplicación de la presencia de las mineras, los monocultivos y la contaminación. Ese es el plan económico. Ahora el plan ideológico es exigir que siga la CICIG. ¿Por qué? Porque a Estados Unidos no le conviene lidiar con delincuentes tan vulgares como Pérez Molina, Roxana Baldetti o Ríos Montt. Les interesa tener testaferros en cada país que sean un poco más presentables ante la opinión pública mundial, y en ese sentido Mulet sería ideal para ellos. Ellos saben que la CICIG lo que haría es arrasar con capos vulgares, con asesinos, y con eso se limpia el rostro ideológico del Plan de la Prosperidad para el Triángulo Norte. Pero ese Plan es una legalización, ampliación e intensificación del mismo proyecto que tiene la oligarquía aquí, que no es un proyecto de ellos. Es un proyecto del capital corporativo transnacional en donde no sólo está Estados Unidos sino la Unión Europea, y la oligarquía lo único que hace es dar el territorio para ellos hacerse socios minoritarios de las grandes corporaciones y vivir de sus rentas. Porque la oligarquía de aquí es rentista, no es capitalista, no compite. No le gusta competir. Le gusta vivir de sus rentas, es feudal. Entonces yo no creo que Estados Unidos sea anti-oligárquico. Al contrario. Claro que les conviene un nivel de democratización porque en Guatemala cualquier nivel de democratización es conveniente para todo el mundo, dadas las condiciones de barbarie en que aquí se vive.          

CE: La pregunta anterior estaba encaminada a saber si usted cree que Estados Unidos, por estos giros raros de la historia, ve ahora a la oligarquía y a los militares, sus viejos aliados, como nueva amenaza a su seguridad nacional.                                
MRM: A su seguridad nacional, no. Pero a sus intereses locales en determinados países, sí. De hecho, ya Ríos Montt les estorba desde hace mucho tiempo. Pérez Molina puede llegar a estorbarles. Ahora que vino Biden, explícitamente pidió que no quería verle la cara a Roxana Baldetti.

CE: ¿Y por qué la izquierda no aprovecha eso?

MRM: La izquierda guatemalteca no sabe dialogar con Estados Unidos. La izquierda guatemalteca no tiene cultura ni flexibilidad diplomáticas. Es una cultura populista, de discurso antiimperialista, confrontativo y de movilización de masas. La izquierda se ha especializado en pelear contra el poder. Yo no le veo a ningún grupo de izquierda la capacidad de aprovechar esto. No tiene la fineza necesaria del trato y el discurso diplomático. Por eso su actividad es marginal.

CE: ¿Qué puede aprender de Podemos?

MRM: Muchísimo –contestó con un entusiasmo que sólo aparecía por momentos-. Podemos es un grupo de muchachos que estudió con Ernesto Laclau. A Ernesto Laclau lo estudiamos en el Grupo Intergeneracional y se ha convertido (después de muerto) en el ideólogo de Podemos. Iglesias y Errejón son dos políticos intelectuales. Dos políticos intelectuales sólidos que lograron aplicar a España la idea de Laclau de la democracia radical. Es decir: llevar a sus últimas consecuencias el ideario liberal para provocar cambios hacia el socialismo o una economía más democrática, y su discurso logró prender en las masas españolas. Ojalá hubiera aquí dos individuos como Errejón o Pablo Iglesias. No los hay.

Yo ya había apagado la grabadora, guardábamos el trípode y todo cuando Arely le preguntó por el fenómeno mediático Gloria Álvarez, y al fin logró arrancarle una sonrisa sarcástica: “Es light”, dijo. “Es un discurso para ignorantes”.

CE: ¿Todavía tiene esperanza?

MRM: ¿De un cambio para este país? No.

Nota actualizada el 12/10/17 a las 22:34.   




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3 comentarios:

  1. Excelente entrevista. Pero lamentable por la ultima respuesta: No.

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  2. Excelente entrevista Christian. La descripción del fondo y el contexto de la entrevista muy bueno: "un lugar de los hogares muy simbólico para el patriarcado guatemalteco". Ahora no hay "intelectual orgánico". Felicitaciones.

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  3. Gracias. Creo que esto del "intelectual orgánico" es una tradición del siglo xx, aunque ahora hay varios importantes como los que el mismo MRM dijo. Pero vale la pregunta de Arely: ¿Qué es un intelectual orgánico (en el siglo xxi)?

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