POR ARELY CHAMALÉ
La soledad no
es la ausencia, al contrario, es tener un costal lleno de cosas que en ese
momento justo, no son suficientes, porque no es lo que se busca.
"…gracias por elegir viajar con RENFE…".
Ver en
pantalla que la velocidad del tren disminuye y a la gente moverse en sus
lugares… Buena manera de terminar-iniciar un viaje.
Busco mis
maletas. La costumbre me hace dudar de todos.
Estación
Chamartín-Madrid. Camino lo más rápido posible, busco tabaco y voy hacia la
máquina expendedora. Saco las monedas de mi bolsillo y respiro tranquilamente
cuando encuentro 5 euros en sencillo. Camel es la solución.
La niebla
cubre la ciudad, el humo cubre mi rostro, la soledad cuida de mi ser.
Camino hacia
las entrañas de la ciudad. Elijo en la máquina el ticket de viaje en metro. Un
camino lleno de rostros ajenos a mis pensamientos, distantes de entender eso de
cuidar de tus cosas SIEMPRE. Los nombres de las estaciones representan poco
para mí. He llegado a mi destino y no entiendo cómo la puerta no se abre
automáticamente. Debo oprimir un botón y ahora el tubo metálico me ha vomitado.
Escucho música entre los techos que parecen brazos gitanos gigantes, llenos de
diferentes sabores-idiomas. Me permito caminar despacio, me permito sentirme
dentro de la ciudad, dejo que mis pies anden lento y así beberme cada acento
nuevo en mis oídos.
Arely Chamalé |
Buscar la
salida no es cosa sencilla. Escaleras y pasadizos que se escurren a la vista
no me facilitan la misión. Aire puro, y a unos cuantos kilómetros del centro la
diferencia es palpable. Los parques infantiles con niños jugando con o sin
guardia. Columpios que se mueven con el viento de noviembre y las hojas
rebeldes se mantienen colgadas recordando el otoño y sus colores.
Los peatones
se muestran más cálidos que en otras tierras. Saludan
amigablemente y el café es exquisito.
–Un café con
leche por favor.
Saco un libro
y respiro (suspiro). Mi memoria es coqueta y me pone en el proyector la
grabación de la Antigua Guatemala, cuando allí mismo pedí el mismo café y saqué
el mismo libro. Río y disfruto de la soledad. Una soledad amiga y consejera.
Preciosos amaneceres desde estos lares!!! Bienvenida a casa Arely, seguramente vuelves con otras miradas, con otros pensares y decires. Un abrazo.
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