domingo, 15 de marzo de 2015

El oro azul de Mesoamérica (I)





POR ALVARO ARMAS


Las grandes potencias se convierten en epicentros del mundo, y al serlo  emanan su fuerza hacia el resto del globo configurando  la periferia.  

Estos Estados, con su fuerza hegemónica, despliegan una serie de dispositivos evidentes y sutiles para hacer sentir su presencia. Su propia forma de gobernabilidad global que corresponde a sus intereses (“geopolítica”; según Iván Castillo).

Una de sus características radica en su potencial de consumo energético, siendo esto fortaleza y a la vez amenaza.  

Para amortiguar la dependencia de esos recursos energéticos, les es necesario apropiarse de cuanto recurso pueda abastecer su existencia, impactando con ello a los demás Estados.

Estados Unidos como potencia que es, tiene un consumo energético muy superior a cualquier Estado del mundo. Esto supone que desplegará su fuerza para abastecer su demanda interna, convirtiéndose los recursos energéticos en asunto de seguridad nacional.



abcnews.go.com


El agua (el oro azul de Mesoamérica) se suma a esa lista de recursos que al igual que el petróleo, juega un papel geoestratégico con valor para su seguridad nacional.   

Para esto debe considerarse que el volumen del agua en la Tierra se estima en 1,400 millones de kilómetros cúbicos. De éstos sólo el 2.5 por ciento es potable. De este 2.5 por ciento, el 69 por ciento está en forma de glaciares y hielo en la Antártida y el Ártico, el 30 por ciento está en acuíferos subterráneos y sólo el 0.3 por ciento está en lo que se denomina "aguas superficiales".

Este tema no se trata mucho en Guatemala, y sólo se ha tocado cuando ha salido a la luz la propuesta de Ley General de Aguas que viene haciendo ruido desde hace años. 

Sin embargo, no se debe ser ajeno a un tema de suma importancia. La región mesoamericana juega un papel importante en relación a los recursos hídricos. Los posibles escenarios que se abren en los últimos eventos, al parecer desconectados con el asunto en cuestión, recuerdan que habrá que estar atentos. 

Así, el “Plan de la Prosperidad”, que se presume como un proyecto empresarial, dispara muchas dudas sobre lo que vendrá. 

Primero porque en los años sesentas ya hubo una experiencia similar que destronó posibilidades de avance en Guatemala. Y también porque tiene que ver con las maneras de ejecución por parte de los intereses locales en conjunto con los grandes intereses extranjeros.

Se abre la posibilidad de que el “Plan de la Prosperidad” sea la continuidad del “Plan Puebla-Panamá”, ahora llamado Proyecto Mesoamérica, y que como se tiene sabido, abriría el espacio para la intervención de megaproyectos y desterritorialización de poblaciones indígenas, ya que éstas ocupan dichos territorios y se trata de una región rica en recursos naturales donde resaltan los hídricos.

Otro de los acontecimientos importantes, y aparentemente en desconexión,  se ubica en México, donde hay un fuerte impulso a la Ley General de Aguas, la cual ha encontrado fuerte oposición de la población y diversos grupos. 

Oposición que no se avizora en las televisoras y en los grandes medios del país; aunque se ha denunciado que esta propuesta tiene en su seno la privatización del agua, convirtiéndola en mercancía, cuando la mayoría de la población mesoamericana no la ve de esa manera. Es la homogenización cultural, sabiendo que la nuestra se trata de una sociedad heterogénea. 





Entre lo que más preocupa en México, es el potencial uso del fracking en la explotación de hidrocarburos, pues puede contaminar el agua subterránea. Esto también pone en bandeja de plata a la región para los grandes intereses de los Estados extranjeros, sus empresas y organismos de financiamiento internacional (como el BID en el “Plan de la Prosperidad”).     

La defensa del agua como un bien cultural es propia de los pueblos originarios. Así se demostró en Bolivia en la llamada “Guerra del Agua”. Un conflicto que tuvo lugar en Cochabamba, donde la población defendió el agua como bien que no se puede privatizar, contra los intereses de las grandes transnacionales.

En Guatemala, la propuesta no puede ser muy diferente a lo que se pretende en México o lo que se pretendió en Bolivia; pues desde hace varios años se ha estado impulsando la Ley General de Aguas o Ley de Recursos Hídricos, presentándose desde entonces con diversos nombres para convencer a la población pero teniendo fuerte oposición (habrá que resaltar Totonicapán como principal territorio defensor del agua como derecho cultural en Guatemala). 

Esta oposición no tiene razones anarquistas, como generalmente se argumenta. Es una oposición con razones fundamentadas en la cultura misma. En una concepción distinta del agua, a la de un bien de intercambio y consumo comercial.

Las poblaciones están conscientes de la importancia de una Ley de Aguas, no se oponen a ella. Su oposición radica en la forma que ésta adquiere, beneficiando grandes intereses económicos. Es decir, a la manera en que está hecha.



4 de octubre de 2012: nueva masacre después de los Acuerdos de Paz  


¿Por qué el interés sobre la región?

Se sabe que tres de las grandes reservas de agua dulce en el mundo se encuentran en el continente americano. Esa es una buena noticia y al mismo tiempo una mala.

La principal es el acuífero guaraní que comprende parte de los territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay con un volumen estimado de 37,000 Km3. Es el segundo reservorio de agua dulce más grande del mundo, luego de la Gran Cuenca Artesiana de Australia. Con ello se sabe que este acuífero tiene la capacidad de dotar de agua a la población mundial por 200 años.

La segunda son los grandes lagos que comparten Canadá y los Estados Unidos, y la tercera es la región mesoamericana que va desde el sur de México hasta Panamá. Por esto las propuestas de ley resultan un mecanismo que pueden influir sobre el control del recurso. 



Archivo, Empresa Eléctrica Municipal de Quetzaltenango


Si se estima que en el futuro cercano (si no presente) el agua será más importante que el petróleo por ser un bien con valor esencial para la vida y el crecimiento económico (en medio de un crecimiento poblacional sostenido); se notará que su escasez está bajo gran puja política por su control estratégico.


A este respecto son importantes los estudios que han realizado Castro Soto en 2005 ("El agua y las últimas trincheras"), Gian Delgado en 2004 ("Territorio y geopolítica imperial del agua: el caso de Mesoamérica") y un servidor en su tésis de graduación como politólogo de la Landívar de Xela: ("La Junta Directiva de Alcaldes Comunales de los 48 cantones de Totonicapán, ante la propuesta de la Ley General de Aguas, Iniciativa de Ley 3118"). 


Alvaro Armas      LACONÍAS



Huehueteco, pedagogo, politólogo y gestor cultural
He estado en diversos proyectos artísticos, de educación y políticos
Gusto de la lectura, creo en todas aquellas acciones de incidencia política, creativas y generadoras de vida











No hay comentarios:

Publicar un comentario