Una entrevista con Mario Roberto Morales
Serio y desencantado. Así nos recibió en su casa el
Premio Nacional de Literatura 2007, y uno de los intelectuales y columnistas de
izquierda más importantes del país. En medio de la peor crisis institucional y
económica desde el inicio de la democracia en 1985, el autor de Jinetes en el cielo nos garabateó el
panorama político actual con colores opacos.
POR CHRISTIAN ECHEVERRÍA / FOTOS DE ARELY CHAMALÉ |
Primero se mostró escéptico en cuanto a que el regreso
de Alfonso Portillo signifique un cambio, y cuestionó la alianza política que
éste ha creado con Edgar Gutiérrez (su amigo, excanciller y exjefe de
inteligencia civil) y Edmond Mulet (subsecretario de la ONU y expresidente del
Congreso) para regresar a la arena pública y reformar la Constitución, como ha
asegurado que haría:
“Yo no creo que esa alianza anunciada con Mulet vaya a
funcionar”, dijo con un profundo suspiro y desidia. “Él (Mulet) está muy mal
visto por el asunto de las adopciones ilegales”.
Fue el pasado 25 de febrero cuando el expresidente
volvió a Guatemala, luego de cumplir una condena de cárcel en Estados Unidos
por un soborno de Taiwán.
Portillo confesó ante la Corte y pidió perdón a la opinión pública. Regresó como el hijo
pródigo, como la esperanza de muchos en medio del caos.
“No creo que Portillo vaya a oponerle a Baldizón otro
proyecto. Sobre todo va a trabajar para amarrar sus influencias para más
adelante, pero no creo que arme otra fuerza como un frente portillista o algo
así”, afirmó Morales.
Pero eso es justamente lo que parece estar sucediendo.
Una nota del periodista Martín Rodríguez en Nómada explica que habría un acuerdo
con el partido Todos de Roberto Alejos, donde Edgar Gutiérrez sería el
presidenciable, Evelyn Morataya y Mario Itzep (del Observatorio Indígena)
candidatos a diputados, y Edmond Mulet sería parte del movimiento. El objetivo
de Portillo sería lograr suficientes diputaciones para convocar una Asamblea
Nacional Constituyente. Además se estaría negociando la incorporación de
Alfonso Cabrera, Rigoberto Quemé (exalcalde de Quetzaltenango y fundador del
comité cívico maya Xel-Jú) y hasta se especula con Rigoberta Menchú y Nineth
Montenegro. Es decir, un nuevo frente amplio portillista de corte progresista y
popular, al menos en teoría.
CE: Alguna vez usted escribió en elPeriódico sobre un “partido de clase media” donde se aliente la
competencia empresarial, se suban salarios y se apoye a pequeños empresarios. Edgar
Gutiérrez está proponiendo lo mismo en sus últimas columnas. Una agenda anti-oligárquica.
¿Le cree?
MRM: Edgar Gutiérrez es un político que adquirió mucho más
colmillo cuando estuvo con Portillo en el Estado –aseguró, mientras una
empleada doméstica nos servía el café-. Entonces sabe, al igual que Portillo,
qué discurso usar en qué momento. Yo no creo que ningún discurso que provenga
de Portillo o de Gutiérrez deba ser tomado como un discurso definitivo ni mucho
menos programático. Al contrario, ellos son expertos en el discurso sofista. Es
decir, el discurso que se adapta a las necesidades de poder en un momento
determinado.
Su gobierno es recordado popularmente por el aumento
del salario mínimo, la apertura de los mercados del azúcar, el pollo, la
cerveza y el cemento, bajando con eso los precios, y afectando los monopolios y
oligopolios tradicionales de la élite conservadora. Ayudó a los campesinos con
fertilizantes e impulsó la descentralización del Estado. Por eso es el político
más popular de la era reciente. Es visto como el “presidente de los pobres” y
es aceptado por buena parte de la clase media. El 60 por ciento de los
ciudadanos votaría por él para diputado según una encuesta de Contrapoder.
CE: ¿Qué le ofrece Portillo a la izquierda?
MRM: A la izquierda no le puede ofrecer nada. Tiene cierto
caudal del voto popular porque hay gente que lo quiere y que votaría por él sin
importar si está con el PP o con la URNG. Es esta cultura caudillista y
clientelar. Lo que tiene es la simpatía de algunos sectores populares, sobre
todo en el oriente del país. Eso es lo que le puede ofrecer a los partidos,
pero a la izquierda no creo que le interese ofrecer nada.
CE: O sea que los indígenas que defienden sus territorios
de las transnacionales o los campesinos sin tierra no ven nada en él.
MRM: No lo creo. Además, no sólo indígenas, sino también
ladinos, defienden sus tierras de las transnacionales. Cuando yo he hablado de
movilizaciones de masas no me refiero a Portillo ni a cacique populista alguno.
Me refiero a que lo único que puede modificar una correlación de fuerzas en el
poder es la movilización de las masas. Si hubiera un movimiento de masas
coordinado en Guatemala, con un mando único, eso podría determinar quién será
presidente y qué partido va a ganar las elecciones, pero no lo hay. El
movimiento de masas está comprado por la cooperación internacional, como se probó
hace poco cuando en elPeriódico salió
una noticia sobre los millones de quetzales que el Estado le da a la dirigencia
del sindicato de Salud en concepto de viáticos. Así funcionan las masas.
CE: ¿Está desencantado?
MRM: Si desencanto se le llama a ver las cosas como son y no
como uno quisiera que fueran, sí. El éxito del neoliberalismo y de la
ultraderecha aquí y en el mundo ha consistido en desarticular la conciencia de
las juventudes, en bajar el nivel educativo y en penetrar y comprar los
movimientos populares. Hay oposición al neoliberalismo, pero proviene de gente
ilustrada. Esa oposición acusa victorias como las de Venezuela, Ecuador,
Bolivia, etc.
CE: Hablando de oposición al neoliberalismo, Cuba y Estados Unidos quieren normalizar relaciones. Hace poco escribió en su columna
sobre Cuba. Estuvo allí. ¿Qué vio? ¿Qué sintió? ¿Están listos para el cambio?
MRM: No han normalizado relaciones todavía. En Cuba vi
mucha pequeña empresa privada –dijo tosiendo mientras sonaba el timbre-. Mucho
cubano con bastante dinero debido a las remesas que llegan de Estados Unidos,
mucho cubano con gran poder adquisitivo en relación a la gran mayoría, y mucha
ilusión por los consumos que le han sido vedados a Cuba. Por ejemplo, franquicias
estadounidenses, comida chatarra y modas. Y eso que todavía no hay Internet
abierto en la isla. En cuanto el Internet abierto entre, la influencia
ideológica va a ser devastadora y Cuba va a cambiar muchísimo.
Morales teme que en Cuba el consumo hedonista vaya
sustituyendo a la moral socialista de la revolución, gracias al poder de
consumo que dan las remesas y a que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan
ahora llegar libremente.
MRM: En Casa de las Américas conozco a algunas personas –aseguró
con los brazos cruzados, como en coraza-. Sobre todo intelectuales y
escritores. Mis primeros contactos con ellos fueron en la Nicaragua revolucionaria
de los años ochentas. Prácticamente viven el cambio como todo el mundo. Hay una
incertidumbre de la que no se suele hablar. En el plano oficial el discurso es
que sí hay una generación revolucionaria de relevo de los Castro, y que esa generación
de relevo va a ser capaz de jugar con este asunto del capitalismo y el
socialismo. En China ha sido posible hacerlo, porque es un territorio inmenso y
se puede permitir tener bolsones capitalistas controlados por un régimen
socialista más amplio, pero Cuba es muy pequeña para eso.
En el comedor de su casa (un lugar de los hogares muy simbólico para
el patriarcado guatemalteco) hay tres cuadros alineados: una imagen del
corredor del Ayuntamiento colonial de la Antigua en el centro, una de una
ventana cerrada y con balcón (también colonial) a la izquierda, y otra de un
campo de La Mancha con un par de enormes molinos de viento. Son fotografías
tomadas por él, como las que están colgadas en la sala: calles y fachadas sin
gente. Pero ¿qué son? ¿Qué simbolizan? ¿Serán una apología de las luchas de
liberación de la conciencia de su época (el siglo xx, el mismo de Cardoza)?
Al salir de su casa, a Arely y a mí nos inquietaron
sus cuadros.
MRM: Los intelectuales orgánicos de la revolución, siguen
siendo intelectuales orgánicos de la revolución. Retamar, Jorge Fornet. Todos
ellos…
Al caminar hacia el Paraninfo, Arely, que acaba de
volver de estudiar Ingeniería Mecánica en Valladolid, me preguntó: “¿Qué es un
intelectual orgánico?”.
MRM: A los jóvenes sí los va a cambiar la influencia
mediática estadounidense –dijo el autor de Los
que se fueron por la libre-. Y va a ser muy difícil mantener el ideal
revolucionario a la par del ideal consumista.
Tosía mucho. Tuvo gripe recientemente. Su mamá, doña Magda,
de noventa y seis años, recibía el sol en el pequeño patio en su silla de ruedas
y en silencio, ausente, acarreada por una enfermera.
CE: ¿Qué pueden aprender entonces las fuerzas progresistas
latinoamericanas de hoy de la transición en Cuba? ¿Antiimperialismo o soberanía
nacional?
MRM: El imperialismo ocurre cuando el Imperio determina la
economía y las decisiones internas de un país. En ese sentido, los Kirchner han
sido antiimperialistas al pagar la deuda externa. En ese sentido, Maduro es
antiimperialista porque acaba de pagar creo que mil millones de dólares de
deuda externa. No sólo por su discurso a lo Chávez. Y la defensa de la soberanía
nacional va muy ligada al antiimperialismo, porque el antiimperialismo consiste
en controlar la soberanía nacional. Una soberanía controlada ya no es
soberanía. En cuanto a la influencia de Cuba sobre las revoluciones del Sur, no
creo que dependa de Cuba la revolución bolivariana o el Estado Plurinacional
Unido de Bolivia o la revolución de Correa. No dependen de Cuba. Si la Revolución Cubana se diluye, eso no afectará a las revoluciones sudamericanas. Pero
para que la Revolución Cubana se diluya tendrían que morirse los dos Castro y
su círculo más cercano, y creo que ellos todavía van a influir en América
Latina durante mucho tiempo, y todavía no está claro hasta qué punto van a
abrir la isla a la influencia mediática estadounidense, ni con qué velocidad.
CE: ¿Y la izquierda debe defender al régimen de Maduro?
MRM: Yo creo que sí. Independientemente de que Maduro nos
caiga bien o mal, Venezuela está siendo agredida por una sola razón, y es su
petróleo. Es la misma razón de la invasión a Irak.
Para Morales, el colapso económico venezolano se debe
al sabotaje de la oligarquía local, y no defender la revolución bolivariana equivale para la izquierda latinoamericana a traicionarse a sí misma.
CE: Es que Juan Alberto Fuentes Knight decía en su columna
censurada de Prensa Libre que Estados Unidos ha casi conquistado ya su
independencia energética y que por eso ha renovado su influencia en la región.
Hoy impulsa aquí a la CICIG y el juicio a Ríos Montt, o sea, una agenda anti-oligárquica.
Además el Plan de la Prosperidad está condicionado por esto y no considera más
ayuda militar (sin quitar la que ya existe, claro). ¿Rompió el Imperio con sus
antiguos aliados de la guerra fría?
MRM: Eso forma parte de un plan estratégico mucho más complicado.
El plan inmediato es el Plan de la Prosperidad para el Triángulo Norte de
Centroamérica, que es una réplica del Plan Colombia. Y consiste en militarizar
la zona para asegurar que las inversiones que están siendo amenazadas por la
resistencia popular, como la minería, las cementeras, etcétera, no tengan
oposición popular. Lo que implica el Triángulo Norte es una cuadruplicación de la
presencia de las mineras, los monocultivos y la contaminación. Ese es el plan económico. Ahora el plan ideológico es exigir que siga la CICIG. ¿Por qué?
Porque a Estados Unidos no le conviene lidiar con delincuentes tan vulgares
como Pérez Molina, Roxana Baldetti o Ríos Montt. Les interesa tener testaferros
en cada país que sean un poco más presentables ante la opinión pública mundial,
y en ese sentido Mulet sería ideal para ellos. Ellos saben que la CICIG lo que
haría es arrasar con capos vulgares, con asesinos, y con eso se limpia el rostro
ideológico del Plan de la Prosperidad para el Triángulo Norte. Pero ese Plan es
una legalización, ampliación e intensificación del mismo proyecto que tiene la
oligarquía aquí, que no es un proyecto de ellos. Es un proyecto del capital
corporativo transnacional en donde no sólo está Estados Unidos sino la Unión
Europea, y la oligarquía lo único que hace es dar el territorio para ellos
hacerse socios minoritarios de las grandes corporaciones y vivir de sus rentas.
Porque la oligarquía de aquí es rentista, no es capitalista, no compite. No le
gusta competir. Le gusta vivir de sus rentas, es feudal. Entonces yo no creo
que Estados Unidos sea anti-oligárquico. Al contrario. Claro que les conviene
un nivel de democratización porque en Guatemala cualquier nivel de
democratización es conveniente para todo el mundo, dadas las condiciones de
barbarie en que aquí se vive.
CE: La pregunta anterior estaba encaminada a saber si
usted cree que Estados Unidos, por estos giros raros de la historia, ve ahora a
la oligarquía y a los militares, sus viejos aliados, como nueva amenaza a su seguridad nacional.
MRM: A su seguridad nacional, no. Pero a sus intereses locales
en determinados países, sí. De hecho, ya Ríos Montt les estorba desde hace mucho
tiempo. Pérez Molina puede llegar a estorbarles. Ahora que vino Biden, explícitamente
pidió que no quería verle la cara a Roxana Baldetti.
CE: ¿Y por qué la izquierda no aprovecha eso?
MRM: La izquierda guatemalteca no sabe dialogar con
Estados Unidos. La izquierda guatemalteca no tiene cultura ni flexibilidad diplomáticas.
Es una cultura populista, de discurso antiimperialista, confrontativo y de movilización
de masas. La izquierda se ha especializado en pelear contra el poder. Yo no le
veo a ningún grupo de izquierda la capacidad de aprovechar esto. No tiene la
fineza necesaria del trato y el discurso diplomático. Por eso su actividad es
marginal.
CE: ¿Qué puede aprender de Podemos?
MRM: Muchísimo –contestó con un entusiasmo que sólo aparecía
por momentos-. Podemos es un grupo de muchachos que estudió con Ernesto Laclau.
A Ernesto Laclau lo estudiamos en el Grupo Intergeneracional y se ha convertido
(después de muerto) en el ideólogo de Podemos. Iglesias y Errejón son dos políticos intelectuales. Dos políticos intelectuales sólidos que lograron aplicar a
España la idea de Laclau de la democracia radical. Es decir: llevar a sus
últimas consecuencias el ideario liberal para provocar cambios hacia el
socialismo o una economía más democrática, y su discurso logró prender en las
masas españolas. Ojalá hubiera aquí dos individuos como Errejón o Pablo
Iglesias. No los hay.
Yo ya había apagado la grabadora, guardábamos el trípode
y todo cuando Arely le preguntó por el fenómeno mediático Gloria Álvarez, y al
fin logró arrancarle una sonrisa sarcástica: “Es light”, dijo. “Es un discurso
para ignorantes”.
CE: ¿Todavía tiene esperanza?
MRM: ¿De un cambio para este país? No.
Nota actualizada el 12/10/17 a las 22:34.
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Excelente entrevista. Pero lamentable por la ultima respuesta: No.
ResponderEliminarExcelente entrevista Christian. La descripción del fondo y el contexto de la entrevista muy bueno: "un lugar de los hogares muy simbólico para el patriarcado guatemalteco". Ahora no hay "intelectual orgánico". Felicitaciones.
ResponderEliminarGracias. Creo que esto del "intelectual orgánico" es una tradición del siglo xx, aunque ahora hay varios importantes como los que el mismo MRM dijo. Pero vale la pregunta de Arely: ¿Qué es un intelectual orgánico (en el siglo xxi)?
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