miércoles, 21 de septiembre de 2016

Gloria y nosotros

POR MARIANO GONZÁLEZ 



Hace poco circuló un mensaje de audio que Gloria Álvarez le dirige a Rodrigo Torón. Si el segundo era un desconocido en el ámbito nacional, Gloria Álvarez es una politóloga que, de acuerdo a Diario El Informal, combate el populismo con un discurso populista muy popular... 

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Para bien o para mal (más para mal, hay que decirlo), su posición a través de distintos medios de comunicación la ubican como una figura con una audiencia amplia. Sus decires atinados y desatinados tienen impacto en eso que se ha dado en llamar “opinión pública” y que ahora tiene a las redes sociales como ámbito de expresión privilegiado.

Ha coescrito un libro titulado “El engaño populista” y parece que es de esas especialistas en todo y que opinan de cualquier cosa. También, por lo visto en diversas ocasiones y lo oído recientemente, parece que es muy hábil para tener muchos resbalones políticos.

Hay algo en ella que la impulsa a decir francas tonteras (como aquella de alimentar a los niños desde su concepción) y no elegir bien a sus amigos (o examigos), pues quien sea que haya publicado el audio (probablemente el aludido Rodrigo Torón), le ha costado el mal rato por la infidencia que cometió (decir de alguien que era cocainómano y otras cosillas) y el mal rato por la publicación de su reclamo (una infidencia con mucha mayor resonancia pública).

En otras palabras, la publicación del audio le resulta costosa, pues si bien este país es desmemoriado (se ha mostrado capaz de cometer actos semejantes como elegir a un mal comediante como presidente y ha permitido cualquier cantidad de desmanes políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos, etc.), el audio la deja mal parada.

Algunos publicistas repiten la idiotez que cualquier publicidad (aun la mala) es buena porque posiciona a la marca (sea de jabones, de partidos políticos o de ideas) en la mente de los consumidores. Pero como podría asegurar Manuel Baldizón, hay campañas que posicionan al producto en la mente del consumidor, pero que no ayudan mucho respecto a los intereses de quien se habla.

Esto es lo que le está pasando a Gloria Álvarez, lo cual está bien por la postura que representa (el neoliberalismo más básico), y porque podría reducirle audiencia y más de algún ingenuo que la sigue la bajará del pedestal.

Ahora bien, ¿qué dice el audio y cuál es la reacción al mismo? Un pequeño análisis puede revelar algunas cosas interesantes, más allá del disgusto (o diversión) que provoca...

diarioelinformal.info

El contenido del audio

Una primera escucha del audio podría parecer perfectamente intrascendente, si no fuera porque la emisora es Gloria Álvarez. Básicamente, una pelea entre cuates (o excuates) por un chismetito filtrado.

Pero un análisis más detenido permite sumergirse en un mundo ideológico de clase y de género. En primer lugar, es una referencia a una ubicación social que no es popular. Lo que se filtra en el audio es un reclamo frente a la acusación de cocainómano y que implica el uso de una sustancia fuerte (no es Panadol) y cara (no es crack). Si bien el consumo de drogas puede atravesar todas las clases sociales, la cocaína remite a la necesidad de obtener ciertos ingresos para mantener el consumo. Ingresos que no todo el mundo tiene.

Lo mismo pasa con la referencia a ir al lago de Atitlán. Atitlán no es Amatitlán. Lo cual no es sólo una perogrullada sino una referencia al estatus que tendencialmente implica ir a uno u otro lugar.

Si a esto le añadimos, incluso, el tono de las expresiones (vulgares, pero en tono de “niña fresa” que transpira Álvarez), tenemos que el chismetito filtrado sólo se puede producir si se pertenece a un sector de la juventud con recursos económicos que tiene como una de sus diversiones ir a ponerse hasta la madre en Atitlán. Es decir, nada particularmente extraño en el país (o deplorable), pero que revela un contenido de clase.

Permite adentrarse también a los aspectos que son importantes en este círculo de jóvenes: un énfasis en cierto tipo de relaciones sociales en el que el estatus y el qué dirán son importantes: sobre todo, es una inferencia posible en relación al círculo familiar que no sabe (o hace como que no sabe) lo que los angelitos hacen en sus momentos de distracción.

Basta hablar con maestras de ciertos colegios para saber que los querubines de dinero que estudian básicos y bachillerato no tienen controles parentales adecuados, hacen lo que se les da la gana, muestran un irrespeto por todo y se ponen hasta las cachas… como parece ser la situación a la que se refiere el pleito del audio.

En segundo lugar, la forma de la expresión es francamente agresiva, amenazante y falocéntrica (observación de Pablo Rangel). No hay necesidad de ser psicólogo para ver que está bastante exaltada. Lingüísticamente, se evidencia al decir: “me rajo el culo por este país”, e inmediatamente le dice a Rodri: “ese tu país de mierda”.

El enojo le hace perder el control de una ilación más racional de ideas aunque, justo es decirlo, estratégicamente estaría mal decir este “nuestro país de mierda”, porque establecería un lazo de complicidad entre los implicados en la comunicación, aspecto que es lo opuesto a lo que quiere hacer Glow.

Expresiones como “me vale verga” o la referencia a tener “los huevos” (una acusación sobre la virilidad del otro o, más exactamente, sobre su falta de) se producen en un sujeto femenino que internaliza el discurso falocéntrico [1]. Tampoco es novedad en este país, pero advierte sobre lo profundo que ha calado esta lógica en una parte considerable de la población. Es más, en una parte de la población que por su posición social se muestra como ideal para otros sectores económicos...

LA PRENSA/ M. ESQUIVEL

La reacción al audio

Una reacción muy común hacia el audio fue la de señalar el contenido soez del mismo. Pero hay que distinguir dos reacciones: una que acusa seriamente a Álvarez y otra que lo hace sarcásticamente. Evidentemente, no son la misma cosa.

La primera, la que acusa seriamente a Álvarez por el uso de “malas palabras” me parece un poco desubicada, por lo menos en una mayoría significativa de la población que no ha llegado a los 80 años y que no fue educada en convento.

Esta es una exageración, pero hay que considerar que una cantidad importante de guatemaltecos (un 90%, es la cifra que se me ocurrió) utilizamos las “malas palabras” en nuestros espacios de interacción cotidiana. Quizá, con un poco más de recato, pero si se vive en un ambiente urbano, es difícil no escucharlas (o usarlas, al menos de vez en cuando).

El problema está en otra parte. Indignarse por el florido vocabulario de Álvarez contiene mucho de moralina. Lo que debe ser preocupante, como se señaló previamente, es que resulta expresión de lo arraigado del falocentrismo en una sociedad como la nuestra, que lo hace una opción discursiva a disposición de sus sujetos.

Otro asunto es la reacción del nacionalismo herido por tocar un nervio ideológicamente sensible.

En efecto, uno de los reproches que se le hace a Gloria Álvarez, miembro del Movimiento Cívico Nacional, es que en la exaltación que muestra le reclama a Rodrigo que “se raja el culo” por mejorar “ese tu país de mierda”.

Cada quien es libre de decir lo que se le dé la gana en privado (el audio supuestamente era privado…), pero algún filtro (es una expresión muy utilizada por la psicóloga Dina Elías) se debe tener.

Esto no es un llamado a la hipocresía (que florece en estas tierras), sino a la elemental precaución respecto a que las figuras políticas están sujetas a un mayor escrutinio que el resto de nosotros, el común de los mortales.

El problema en este caso es la contradicción de la propia Glow. Se supone que alguien que participa en un movimiento “cívico nacional”, cuyo nombre ya implica ciertas pretensiones, tendrá alguna postura positiva en torno a la nación. Que eso sea fuertemente criticable en la “patria del criollo” (título del libro atribuido por Álvarez a Paco Pérez de Antón), son otros cien pesos.

La reacción indignada es comprensible en tanto que existe una incongruencia entre pertenecer al susodicho movimiento y la expresión referida (¿acaso ella no es de Guatemala?, pregunta Glenda).

Lo más grave, para ella, es que toca un nervio sensible a una parte importante de la población que se pone nacionalista por la Selección, Barrondo, Arjona, Gallo, Pepsi, etc… aunque no sea consecuente con otros temillas como la pobreza o la desnutrición en este espacio sociohistórico y geográfico que ocupa esta colectividad imaginaria...


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Dicho de otra manera, el discurso que le dirige Gloria a Rodrigo, por un pleito entre amiwis que saltó al ámbito público, nos implica porque en él se ven reflejados algunos aspectos ideológicos (de clase, de género, de “sentimiento” nacionalista) que existen y atraviesan este espacio que llamamos Guatemala… 



[1] “Verga” es un significante polisémico. Aquí funciona como un “no me importa” dicho con mayor énfasis. Pero también se puede decir como elogio (aunque alguien no lo crea), como en la expresión “sos la mera verga”. 

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Mariano González       DIGRESIONES  
El cartón dice "psicólogo", pero la confusión, evidentemente, es mucho más extensa...




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6 comentarios:

  1. Puras mamadas escribiste en tu "análisi del audio".

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    1. Tu frase también resulta interesante, pero es muy corta

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  2. Muy buen análisis psicológico de la Crazy Gloria... que es un reflejo de la misma sociedad en la que nació y creció !! Vasta con ver las reacciones de su papá - José Manuel Álvarez - De tal palo tal hastilla !!

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