La
semana que recién terminó, fue otra vez caótica para la sociedad guatemalteca.
Nada parece tener sentido y caminamos al colapso total como país. Pero entre
los hechos que se destacaron por su maldad, resulta que las redes sociales hicieron
viral una noticia donde una joven (quien participa en un programa de televisión
abierta) no logró hacer una operación matemática con tres variables y fue el
hazmerreír para el público usuario de redes.
Foto: Plaza Pública |
Las
reacciones contra la jovencita en cuestión fueron perversas, malintencionadas y
con una carga de misoginia increíble. Entre los comentarios despectivos, me
sorprendió cómo otras mujeres, supuestamente ilustradas, se burlaban de una
forma malvada sólo por el hecho de ser mujer. Esos comentarios me confirmaron
por qué algunos machos tienen esa actitud violenta contra toda sociedad y (en
particular) contra las mujeres. Es decir, tenemos como referencia en el
inconsciente colectivo el patriarcado como forma de comprender el mundo. El
patriarcado es la ideología de violencia por definición a lo largo de la
historia humana. Todo se resuelve por el garrote.
Sin
embargo, mi reflexión se orienta a que esta jovencita representa la punta, el
personaje tipo de una sociedad que se despilfarra en lo vulgar, y no porque ella
sea en particular ordinaria (no se malinterprete mi posición). Lo que expresa
con ahínco este programa y las reacciones en las redes sociales es una sociedad
enferma emocionalmente. Una sociedad con índices casi esquizofrénicos en su
comportamiento. Pero estas reacciones enfermas no son el acto malvado de una
deidad o de un dios chiquito o grande. No, querido lector. No lo son.
Esta
sociedad es el diseño de un grupo de ideólogos, quienes se afanan en la teoría
del arribista y dejan una destrucción indescriptible a su paso. Ideólogos,
incluso, no locales, quienes orientan los medios de comunicación masiva para
crear programas de televisión como el referido. Programas con una carga de
estupidización absoluta donde no importa nada, tal vez derribar al contrario
como es la apuesta de este show, donde los productores crean momentos para
ridiculizar a sus participantes y toda la sociedad, incluso quienes nunca hemos
visto el programa, se pronuncie en algún sentido. Es decir, usar a esta joven
ridiculizándola es una acción de mercadeo para el programa, donde una
percepción machista se anuncia y que se puede traducir: “si eres mujer y bonita
dentro del canon impuesto, debes ser estúpida”. Ideólogos perversos que no
tienen respeto por la dignidad humana.
Al
final, nuestro país, como buena parte de la sociedad humana alrededor del
mundo, se ha convertido en un espacio distópico. Sociedades donde el modelo (en
apariencia) tiene cierto confort material, pero invertimos el tiempo en
banalidades. Nos empujan a no tener pensamiento crítico, creer que la educación
es una falacia y el arte un ejercicio de pereza o vagancia. Donde el
analfabetismo (total o funcional) es la forma integral de las sociedades y la
matemática un desperdicio de tiempo.
Desde
mi posición crítica, tengo que reconocer que estos ideólogos son eficientes. Se
basan en las necesidades primarias de las personas y crean vectores sociales de
diversión a través del consumo. “Lo efímero es lo significativo
y el ayer es un recurso sin importancia, el futuro es algo impredecible, así
que vive el momento”. La frase anterior, debidamente parodiada, es la filosofía
que nos han hecho creer como nuestra. Entonces, como conclusión, vamos como
borregos mansos al matadero del tiempo, a un precipicio que se anuncia por los
ladridos del chacal, y por eso sumar no es importante en un país de analfabetos.
¿Tendremos absolución?
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Armando Rivera INSTANTÁNEAS ILUSTRADAS A COLOR
Hoja de vida: poeta. |
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