jueves, 25 de febrero de 2016

¿Ley de Juventud? (o qué diablos hacemos con los jóvenes)




POR CHRISTIAN ECHEVERRÍA

La iniciativa de ley 3896 que discute el Congreso considera jóvenes adolescentes a "las personas comprendidas desde los trece años y los menores de dieciocho" y a los jóvenes como "personas mayores de dieciocho y menores de treinta". El INE dijo en 2014 que la gente entre 15 y 34 años es el 37 por ciento de la población. Para grupos religiosos y empresariales ultraconservadores como la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), la Alianza Evangélica (AE) y el CACIF sus derechos, obligaciones y valores son asuntos privados de sus familias y las iglesias, y no es función del Estado educarlos o darles desarrollo, sino del mercado y la oferta laboral disponible. Una corriente de derecha, aparentemente más moderada, dice que sí es necesaria una ley para la juventud pero no con más impuestos y burocracia, pues ya existen instituciones responsables de atanderla. 

Pero para progresistas de organizaciones por los derechos de la juventud como la Red Incidejoven, la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares (AGHS), académicos y el Sistema de las Naciones Unidas en Guatemala (SNU), las enmiendas planteadas en la discusión de la ley son una oportunidad histórica para introducir derechos sexuales y reproductivos con educación sexual integral, científica y laica que prevenga, entre otros, problemas como embarazos tempranos o violencia sexual, y una institucionalidad estatal más sólida que la existente a favor de la juventud. 

Para unos, las enmiendas a la Ley Nacional de la Juventud son inmorales porque promueven el aborto y la promiscuidad (a pesar de que estas no los mencionan), y generan más impuestos y burocracia en un Estado ya ineficiente y corrupto. Para otros, son la oportunidad de que la sociedad y el Estado se ocupen al fin de la juventud de forma integral, empezando por empoderarla de sus derechos y su cuerpo. El debate ya comenzó y aquí está la perspectiva de sus actores en una sociedad aún dividida entre el feudalismo colonial y la posmodernidad del siglo xxi; una sociedad que aún no sabe qué hacer con sus jóvenes…   

                                                
2 de mayo, 2015. Plaza de la Constitución


Las enmiendas de la discordia: educación sexual integral, más impuestos y burocracia  


La Ley Nacional de la Juventud se conoció en el Congreso en 2008 cuando el diputado José Alejandro De León presentó la iniciativa de ley 3896 para su discusión. Luego, en 2014, el diputado Jimmy Ren Ixcamparij presentó la 4826; otra muy similar. Pero fue recién en enero de este año cuando empezó el verdadero debate (dentro y fuera del Congreso) para su aprobación final con algunas enmiendas y sobre la base de la primera iniciativa. Entonces, varias organizaciones juveniles y la sociedad civil se movilizaron a favor y en contra de los cambios propuestos. Pero, ¿de qué cambios hablamos?


Para empezar, se eliminaría el actual Consejo Nacional de la Juventud -CONJUVE- (artículo 31) y se crearía el Sistema Nacional de la Juventud (SNJ) con una nueva Secretaría Nacional de la Juventud, una Comisión Intersectorial de Políticas Públicas de la Juventud y un Consejo Nacional Juvenil cuya función sería la “formulación, ejecución, implementación, monitoreo y seguimiento de manera articulada y coordinada de las políticas públicas nacionales, sectoriales, intersectoriales y multisectoriales de desarrollo integral de la juventud” (artículos 18 y 19). La Secretaría Nacional de la Juventud se financiaría con el 10 por ciento de lo que se recaude del impuesto de la Ley de Tabacos y Sus Productos (artículo 23). También se espera que en la Comisión Específica de la Juventud que hoy discute la iniciativa y sus enmiendas, liderada por la diputada Alejandra Carrillo del PP, se considere aumentar del 5 al 6 por ciento el ISR en dividendos y utilidades del capital...                                              



Los empresarios tendrían que pagar más por sus ganancias que en la actualidad. Fuente: Soy502, 8 de febrero de 2016


Los recursos recaudados por la modificación tributaria serían destinados para salud y programas de juventud. Fuente: Soy502

Pero la desdicha de los ultraconservadores no termina con los impuestos. También se proponen educación y salud integrales en sexualidad y diferenciadas sobre la base de la Constitución y los tratados internacionales asumidos por Guatemala en materia de derechos de juventudes; un marco jurídicamente superior al acuerdo gubernativo del CONJUVE (artículo 5, incisos d y f de las enmiendas, y artículos 10 y 11)... 

Educación Integral en Sexualidad GT en su Facebook el 8 de febrero: "Las enmiendas presentadas al pleno y discutidas y aprobadas el día jueves 4 de febrero. Falta la del artículo 10. En ningún momento se plantea aborto o matrimonio igualitario, aquí hay desinformación!".

Y así tenemos, entonces, dos grandes debates.
 
Uno: ¿Ya tiene Guatemala una institucionalidad sólida en juventud o necesita de más?     

Para la diputada Carrillo, también exdirectora del CONJUVE en el gobierno Patriota, no es suficiente: “Actualmente el CONJUVE cuenta únicamente con un acuerdo gubernativo de respaldo (405-96), por lo que puede ser suprimido con facilidad, lo cual dejaría a las y los jóvenes guatemaltecos sin una institución que se encargue de promover el trabajo estatal a favor de ellas y ellos”, respondió por correo a Asuntos Inconclusos. “En los últimos años se han realizado mediciones del gasto social en juventud, por lo que los recursos no sólo deben asignarse a una institución en específico, sino que también deben sostenerse y aumentarse gradualmente a todas aquellas instituciones y dependencias que tengan relación con el desarrollo de la juventud”. 

Para la politóloga de la ultraconservadora Universidad Francisco Marroquín (UFM), Marielos Chang, ya es demasiado y redundante: “Todas estas nuevas entidades que se estarían creando con el SNJ ya existen de una u otra manera. El SNJ y el Consejo Consultivo Nacional Juvenil tienen funciones similares a las del Conjuve. Y si no me creen, pueden consultar el acuerdo gubernativo 405-96”, escribió en su columna de Plaza Pública a principios de febrero. “El resto de funciones que no se mencionan allí, pero que sí se incluyen en la ley, pueden encontrarse en la Política Nacional de Juventud 2012-2020, que también cumple con las funciones de la Comisión Intersectorial de Políticas Públicas para la Juventud y que básicamente es lo mismo que el Gabinete Específico de la Juventud (GEJ), creado en el acuerdo gubernativo 163-2012”. Irónicamente, tanto el CONJUVE (1996) como la Política Nacional de Juventud y su acuerdo gubernativo 173-2012, fueron creados en gobiernos conservadores apoyados por empresarios partidarios del Estado mínimo (para unos temas, no para todos): el de Arzú y el de Pérez Molina, respectivamente.        

Y qué decir de las juventudes del derechista Movimiento Cívico Nacional (MCN), que en un comunicado del 10 de febrero en redes sociales expresó su desacuerdo con aumentar impuestos para financiar el SNJ y la creación de nueva burocracia, a través de su representante José Echeverría.             

Sin embargo, más allá de los debates sobre su institucionalidad, las necesidades de los jóvenes en Guatemala han sido históricamente enormes y una dura realidad. Una publicación del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) con datos anteriores a la Política Nacional de Juventud, es clara: “…en el año 2011 estaban fuera de la escuela cerca de 3 millones de jóvenes guatemaltecos entre los 13 y 29 años; dicha problemática se concentraba incluso en el grupo etario de 13 a 18 años en cerca de 800 mil personas. Otra cifra reveladora señala que el Estado guatemalteco invierte diariamente en el desarrollo de su juventud la cifra de US$ 0.34, cantidad que a todas luces resulta insuficiente; además, la estructura y la composición de la inversión también es inequitativa e ineficiente. Esa cifra, traducida en variables macroeconómicas, expresa el gasto público en juventud como porcentaje del presupuesto público en un 8.1 por ciento para el periodo 2006-2011 y en 2.1 por ciento para el mismo período pero como proporción del producto interno bruto”. 

Ante esto, el economista del Grupo Semilla y exministro de Finanzas del gobierno de la UNE (período de los datos del ICEFI), Juan Alberto Fuentes Knight, estima prioridades: “No me gustan los impuestos con destino específico”, dijo por mensaje de Facebook para Asuntos Inconclusos, sobre las enmiendas fiscales. “Se requiere una visión integral de las finanzas para evaluar cuáles son las prioridades de manera que se canalicen los recursos de acuerdo con estas. No me parece que una burocracia de juventud sea ahora prioritaria. ¿Desnutrición crónica?, ¿mortalidad materna?, ¿pobreza extrema? ¿No andará por allí la prioridad?”. Fuentes Knight fue parte del Grupo Promotor del Diálogo Fiscal (GPDF), un grupo de notables que propuso desde 2006 una modernización de impuestos integral, y luego, como ministro, impulsó una ambiciosa reforma que incluía, justamente, el ISR.  


Otra voz crítica desde los economistas es el teórico de izquierda y columnista de Asuntos Inconclusos, Jesus Abac, que cuestiona el tabaco y sus derivados como fuente de financiamiento para los jóvenes: “Para financiar la Ley de Juventud es necesario que los jóvenes tengan que aumentar el consumo de los productos derivados del tabaco durante los años futuros”, argumenta. “La tendencia sobre los ingresos tributarios brutos sobre el tabaco y sus productos para el Gobierno de Guatemala, ha venido en descenso en un promedio de -4 por ciento desde el año 2005 al 2016. Es importante tomar en cuenta que este impuesto depende de la demanda de sus productos derivados a nivel internacional y nacional. Sin embargo, la tendencia mundial al consumo de tabaco ha disminuido como consecuencia de las enfermedades cancerígenas que provoca. Financiar una ley con el 10 por ciento sobre este impuesto es apostar a su desfinanciamiento en años futuros”. 


En todo caso, la institucionalidad de la juventud no es la única que sufre para llegar a fin de mes y cumplir sus funciones en el Estado, ni la única con necesidad de fortalecerse. Así lo piensa Abac que, como siempre, va más allá: “Desde mi postura radical, los jóvenes debemos solicitar una reforma al sistema tributario que últimamente sigue siendo regresivo y sustituirlo por un sistema fiscal progresivo”, afirma. “Además, realizar un análisis a la Ley de Maquilas y Zonas Francas, lo que implica que se agraven los impuestos a las ganancias de los grandes monopolios y a la importación de productos suntuosos y superfluos como autos de lujo, helicópteros, joyas, etc. La producción de tabaco para los próximos años, debido a la creciente demanda de mayor información de los consumidores, estaría en disminución debido a su bajo consumo y por ende la disminución de los impuestos en este rubro. Es chistoso que para financiar esta ley debemos convertir a los jóvenes en fumadores compulsivos. Si deseamos una ley que proteja a las generaciones de jóvenes que ingresarán al mercado laboral, es importante entonces apostarle a un financiamiento fiscal que implique altos impuestos a la oligarquía nacional para educar a su futura fuerza de trabajo…”. 

¿Y qué dice el CACIF? Lo de siempre. No quiere pagar impuestos: “Es un grave error estar proponiendo aumentos de impuestos aislados”, dijo el 6 de febrero para elPeriódico su presidente, Jorge Briz.

El Gobierno, con fuerte influencia empresarial y como se esperaba, se sumó al CACIF, y el ministro de Finanzas actual, Julio Héctor Estrada, se pronunció: “No nos parece que se hagan reformas de forma casuística, sin consulta y con una asignación específica”, declaró para el mismo medio. Estrada aseguró que antes de hacer una reforma fiscal se debe hacer un análisis técnico para determinar su impacto en el sector privado. 

Y Carrillo, del conservador PP, tampoco apoya el financiamiento específico. Afirmó que cuando fue directora del CONJUVE promovió una revisión a la iniciativa de la Ley de Juventud junto con el Gabinete Específico (creado por acuerdo gubernativo 163-2012 con la Presidencia y Vicepresidencia, y los ministerios de Gobernación, Desarrollo Social, Economía, Salud, Ambiente, Trabajo, Finanzas, Educación, Cultura, Defensa, Comunicaciones, el CONJUVE y otras secretarías), algunas organizaciones y el Sistema de las Naciones Unidas de Guatemala. 

“…no se consideró viable la asignación específica de recursos para una nueva institucionalidad de juventud, sino que la misma debe dirigirse hacia las instituciones que conformarán el Consejo Nacional de la Juventud (la figura del GEJ se institucionaliza) y que son quienes ejecutan acciones y programas para la juventud”, escribió. “Una de las propuestas de enmienda que presenté al pleno y que fue respaldada por varios legisladores, es que la competencia de la asignación de recursos debe ser del Organismo Ejecutivo, y para ello debe contar con un análisis sobre cuál debería ser la cantidad presupuestaria a asignar”. 

En un comunicado del 4 de febrero, el Sistema de las Naciones Unidas en Guatemala declaró, sin mencionar las enmiendas, que la aprobación de la Ley Nacional de la Juventud es una oportunidad para el fortalecimiento de su institucionalidad.          

Dos: Educación sexual integral en Guatemala: ¿Una “cajita de herramientas para la vida” o la semilla del mal?

Medios masivos de comunicación cercanos a estos sectores ultraconservadores, como Prensa Libre el 7 de febrero, titularon sin más que la enmienda sobre educación sexual integral propone el aborto a pesar de que el texto oficial de la misma no lo menciona ni lo sugiere.     

Pero entonces, ¿qué entienden los promotores de la ley y sus enmiendas por "educación sexual integral" con enfoque "científico"? Flor González, directora de Incidejoven, una de las organizaciones juveniles más activas por la iniciativa en el Congreso, intentó responder para Asuntos Inconclusos: “Es un derecho humano”, afirmó. “Nosotros (los jóvenes) tenemos derecho a tener información; nosotros tenemos derecho a conocernos y reconocernos; tenemos derecho a gozar de los avances científicos; y cuando hablamos de educación integral en sexualidad es un proceso de constante formación e información en nuestras vidas”. González dijo que en los programas educativos esperarían abordar temas sobre la sexualidad de los jóvenes desde un sentido más amplio, lo cual incluiría, entre otros, Derechos Humanos, diversidad y empoderamiento: “Vamos a abordar relaciones de poder, vamos a abordar cuáles son nuestros derechos, nuestro cuerpo, qué hay en nuestro cuerpo, reconocer que no todos los cuerpos son iguales…”. 

Cecilia Alfaro, de la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media de la USAC (EFPEM), destacó la importancia de reconocer la evolución histórica de la sexualidad y la educación: “Llegamos a un momento donde entendemos que la sexualidad no es biológica nada más”, indicó. Y González, afirma: “Describo la Educación Integral en Sexualidad como una cajita de herramientas para la vida”...

Activistas por la Ley Nacional de la Juventud y sus enmiendas de educación sexual integral: Flor González, directora de Incidejoven (izquierda), y Cecilia Alfaro de la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media de la USAC (EFPEM)
Pero para las iglesias no es así. La CEG en un polémico comunicado reciente: “Las enmiendas a la Ley Nacional de la Juventud impulsadas por un grupo de diputados hacen palpable una visión reduccionista de la persona”. Y agrega: “La denominada ´educación integral y científica´ que actualmente promueven diversas organizaciones –frecuentemente financiadas con recursos de organismos internacionales- se reduce a la genitalidad, promoviendo así la falta de autodominio, la promiscuidad y eventualmente la violencia sexual”. 

En una nota de Diario Digital, Álvaro Ramazzini, secretario de la CEG, y César Velásquez, presidente de la AE, cerraron filas contra las enmiendas de educación sexual integral. 

“Buscaríamos abogados que demuestren la inconstitucionalidad de dos enmiendas”, dijo Ramazzini. Al preguntarle por su intervención en asuntos públicos de un Estado laico, afirmó: “Nosotros no lo estamos defendiendo desde la fe sino desde la naturaleza humana y el Estado se está pasando sobre las leyes naturales”. Según el vocero de la CEG, citado por Diario Digital, una de las inconstitucionalidades es promover el uso de anticonceptivos “porque la mayoría de ellos son abortivos y la Constitución protege la vida desde su concepción”.         

Por su parte, Velásquez se sumó a la postura de la CEG y hasta le habló al presidente: “él (Morales) tiene que velar por lo que la mayoría de la población quiere y esta ley solamente corresponde a los intereses de una minoría, eso no representa a la juventud como ellos dicen”. Al igual que Ramazzini, aseguró que buscaría acciones legales para frenar las enmiendas.

En el mismo medio, David Pineda, presidente de la Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares, reaccionó a los religiosos: “El hecho que ellos se manifiesten está bien, pero es diferente si a través de presión directa con diputados y otras tácticas legales quieran inmiscuirse. Esto lo vemos como una clara interferencia entre la separación de Iglesia y Estado”.

Y la también activista de Incidejoven, Kendra Avilés, fue igual consultada por la periodista Mariajosé España: “La Educación Integral en Sexualidad no es abrir las puertas al aborto. Estas declaraciones y otras conservadoras vienen con la desinformación”, remarcó. 

Ante la postura tradicional de empresarios y religiosos de que el Estado no debe intervenir en la vida privada de los ciudadanos, Avilés declaró: “El problema es que los padres no han tenido esa educación sexual integral, ¿qué pasa con los jóvenes que no tienen padre, a quién acuden entonces?”.

El psicólogo y columnista de Asuntos Inconclusos, Mariano González, se refirió a la Educación Sexual Integral como posibilidad de construcción de ciudadanía por el aprendizaje de derechos que promueve; al cuerpo de los jóvenes como territorio político, y respondió por mensaje de Facebook: “En nuestra sociedad, el cuerpo de los jóvenes y el de las mujeres ha sido tradicionalmente negado en tanto que cuerpo autónomo capaz de gratificación, cuidado, autonomía, etc. En el caso de las mujeres, existe más bien como objeto del deseo masculino. No obstante, la corporalidad se expresa y no es posible regularla totalmente (el sueño de algunos represores y controladores). Sometida y regulada la corporalidad, la sexualidad, aparecen y se encuentran en tanto que son vida. Pero insisto en el punto: vida reprimida, controlada, negada. Una educación sexual sana, integral, ayudaría a cierta reapropiación de la sexualidad, a ya no verla con tanta culpa y pecaminosidad (no es que se desculpabilice todo, pero algo ayuda), y de paso hay problemas como el de adolescentes embarazadas y abortos clandestinos que se podrían reducir”.

La diputada Carrillo coincide con las jóvenes que promueven los cambios: “Respecto a la enmienda sobre Educación Integral en Sexualidad, sí cuenta con mi apoyo ya que la misma no se refiere únicamente al ámbito sexual o de métodos anticonceptivos, sino que está asociada con el cambio de comportamiento, la construcción de planes de vida y el desarrollo de las personas, en este caso, la juventud…”.            

Se intentó contactar a la jefa de la bancada progresista de Convergencia, Sandra Morán, quien también ha expresado públicamente su respaldo a las enmiendas, pero no respondió los mensajes por Facebook ni las llamadas de Asuntos Inconclusos.

Así las cosas, así el debate y su variedad de voces. ¿Tendrán los jóvenes progresistas una respuesta de su Estado y sociedad a las necesidades que expresan?, ¿o se impondrá (como casi siempre) la visión ultraconservadora colonial y tendremos que esperar al siglo xxii para que Guatemala, al fin, sea en realidad lo que presume en sus leyes: un Estado democrático, liberal y laico?   

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Una rara mezcla entre psicólogo, poeta, activista, bloguero y periodista digital que sólo es posible en el siglo xxi. Creador de Asuntos inconclusos
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