miércoles, 24 de junio de 2015

“En la democracia es la mayoría la que debería mandar”


Una entrevista con Juan Alberto Fuentes Knight 

 
  

Entre 2008 y 2010, siendo ministro de Finanzas y en plena crisis financiera mundial, intentó una reforma fiscal para aumentar los ingresos del Estado con la carga tributaria más baja de Latinoamérica y trató de orientarlo a la inversión social. Pero eso molestó al CACIF que no quería impuestos en una crisis. 

Planteó reformas de transparencia del gasto público que obligaban a las empresas proveedoras del Estado a decir quiénes eran sus dueños, estar al día en la SAT, competir y vender con precios regulados por el Estado. Pero eso molestó a Gustavo Alejos, entonces secretario privado de Colom y exsocio de la farmacéutica J.I. Cohen de Jack Irving y Alberto Cohen, uno de los grandes proveedores de Salud y el IGSS hasta con Q20 millones anuales y financista de las campañas de Berger, Colom y Pérez Molina según elPeriódico.  

Era inevitable, se repetía la historia: Sentía el veto del poder igual que su papá, Alberto Fuentes Mohr, otro economista de alto perfil, de línea progre y ministro de Hacienda que promovió reformas de impuestos en los 60s y 70s, y asesinado en la dictadura militar.        

Para junio de 2010, su último mes en Finanzas, ya había perdido la batalla de los impuestos con el CACIF y el PP opositor de OPM y Roxana Baldetti. Pero había ganado la de transparencia contra Alejos, los empresarios de las medicinas y los diputados con obras públicas cambiando la Ley de Contrataciones. Por eso a las leyes Antievasión II y de Actualización Tributaria de 2012 (la reforma fiscal del PP) las llama "la reformita" y las considera herederas de su propuesta original y del Grupo Promotor del Diálogo Fiscal de 2006. Su viceministro y mano derecha, Ricardo Barrientos, dice en un análisis del ICEFI de 2012 sobre las leyes de "la reformita" que, "en términos generales (...) corresponden a los proyectos de ley elaborados en 2008 por el Ministerio de Finanzas". ¿Sus hijas robadas y mutiladas?

El doctor en Economía de la Universidad de Sussex sí renunció, pero coexistir con el poder lo marcó tanto que publicó un libro en 2011; una catarsis: “El Estado que pormenoriza Fuentes Knight está lleno de imposibilidades”, escribe el sociólogo guatemalteco Edelberto Torres-Rivas en el prólogo de Rendición de cuentas. Y “…lo comunico (…) en el libro para que la gente se dé cuenta de cómo se ejerce el poder…”, nos dijo a nosotros él mismo en SOPHOS de zona 10.

Se gana y se pierde, se vive y se muere. En la Guatemala de 2015 nadie tiene el poder absoluto: Empresarios, políticos, abogados, intelectuales, magistrados, fiscales, diplomáticos, periodistas, blogueros, marchas de ciudadanos... ¿quién podrá echar o conservar al presidente?, ¿quién podrá hacer o impedir verdaderas reformas electorales? ¿Quién le rinde cuentas a quién?

Aquí su visión de la crisis, del Estado y de nosotros...

           
POR JESUS ABAC Y CHRISTIAN ECHEVERRÍA / FOTOS DE ARELY CHAMALÉ
 

CE: “Mínimo” y “post-desarrollista”; así define Torres-Rivas al Estado guatemalteco donde usted trabajó en el prólogo de su libro. Pero ¿cómo es para usted? 

JAFK: Es un Estado muy débil, deformado, que ya no sirve para propósitos ni de derecha, ni de izquierda, ni de centro. Es un Estado casi inservible. Creo que estamos en una etapa en que las ideologías no son tan importantes, no porque yo no crea que las ideologías son importantes sino porque es tan básico lo que hay que hacer en este momento; que es tener un Estado que funcione para cumplir propósitos más básicos y para que pueda ser utilizado ya en función de una estrategia de desarrollo. Pero estamos en una etapa previa (...). Para los que creen que el Estado debe hacer algo, desde lo más mínimo hasta las cosas más importantes; creo que hay que refundar el Estado, reformarlo de manera conjunta. 
      
CE: Y ese Estado que ya no sirve, que nos tiene a todos en las calles, que usted intentó reformar y que bloqueó su reforma, ¿es el mismo que asesinó a su papá?

JAFK: Ha cambiado. Cuando mataron a mi papá, en el 79, todavía no había empezado a imponerse la lógica neoliberal. Todavía estábamos viviendo un Estado neodesarrollista, por llamarlo de alguna manera, y donde el ejército tenía un poder político mayor que el que tiene actualmente. Entonces sí; yo creo que sí es un Estado muy diferente, en parte por la implementación de una estrategia neoliberal, en parte porque han asumido otros actores políticos, otras fuerzas políticas que han condicionado el Estado de otra manera. 

CE: ¿Quién es el principal rentista o ganador en este sistema?

JAFK: Si es en un sentido de quién se beneficia más, yo creo que hay tres sectores: Primero, un grupo empresarial emergente que combina la actividad política con la actividad económica y que usa al Estado para beneficiarse y aumentar su poder económico y político. Está un sector privado tradicional que todavía tiene un grado importante de incidencia, aunque ha ido reduciéndose ese poder. Y luego hay un sector clase media asociado al Estado que depende de él por el empleo, que yo no diría que es un sector “rentista”, sino que es un sector que se beneficia porque le pagan un salario.

Pero en su libro fue más claro todavía: 

"Recuerdo que una noche de abril de 2010, regresando a mi casa ya tarde del Ministerio de Finanzas, recibí una llamada de Gustavo Alejos, (...). Estaba muy disgustado con una iniciativa que habíamos impulsado en el Ministerio, que exigía que los proveedores del sector público tuvieran que cumplir ciertas obligaciones, como lo eran (...) que indicaran claramente quiénes eran sus dueños, (...) y que tuvieran que dar información adicional sobre sus características, domicilio y cuentas bancarias, (...). Sabía, (...) que normas exigentes en materia de compras podían ser un acicate para obligar a empresas privadas a ser más competitivas y que las compras del Estado podían ser un instrumento de desarrollo importante. (...) A los pocos meses corregí mi error: las obras impulsadas en el Congreso, los bonos colocados en el mercado financiero, los bienes y servicios adquiridos por el Estado a empresarios nacionales, todos eran fuente de ingresos importantes para un pequeño pero influyente grupo de empresarios, políticos y banqueros". 

Sí. 

Tal vez por eso eligió como epígrafe de esa parte donde habla de "contrataciones e intereses creados" estas líneas de Umberto Eco: “Como usted habrá entendido, querido abogado, a menudo decidimos nosotros, los más humildes servidores del Estado, la política más que aquellos que a los ojos del pueblo gobiernan" (páginas 278 y 279).        
                           
2 de mayo, Plaza de la Constitución

Juan Alberto Fuentes Knight habla suavecito. Es enorme. 1.90 cuando menos. "Es grande pero no parece un gigante", dijo más tarde Arely. Creo que hablaba en sentido psicológico; que no intimida. 
  
Tampoco es puntual: llegó como 15 minutos después de la hora, yo pensé que se le había olvidado. Mejor lo llamé y contestó desde el parqueo, la paz nos volvió al cuerpo a los tres. Venía de saco y pantalón claros, zapatos cafés de piel impecables. Sonriente, confiado. ¿Dónde están las huellas de ese Estado que dice?  

En fin. Seguimos hablando de corrupción...      
                   
“Para mí son más importantes los cambios durante el gobierno de Arzú”, afirmó. “Se comienza a acudir a oenegés en el sector de la construcción, salud y educación, donde se establecen fideicomisos, se flexibiliza todo el tema del gasto público, y para mí que se establecen las bases de la corrupción nueva en ese momento. Las bases de otra dinámica. No es que todo sea negativo –aclara-, pero hay áreas como las de energía donde sí ha habido inversiones, y desde una perspectiva económica uno podría decir que ha habido ciertos éxitos pero a un costo social terrible, con mucho conflicto, donde uno ve en la práctica cómo el mercado puede funcionar con cierta eficiencia pero no es independiente del contexto social. Y es irónico, porque contrasta con los Acuerdos de Paz que correspondían a otra visión del Estado”. 

CE: ¿Qué se siente ser ministro de Finanzas y que el empresariado tradicional le diga al presidente que no lo quiere ver en las reuniones para discutir los impuestos? ¿Qué se siente escuchar a los empresarios decir sus argumentos en contra de sus ideas, y luego verlos salir de la habitación sin oír comentarios de nadie, incluidos el presidente y usted (anécdota, no recuerdo la página)?
 
JAFK: Se siente el poder de veto de ese gran sector privado –respondió en tono dócil-. Y se sienten las dificultades de enfrentar eso políticamente porque ahí pasamos de nuevo a ese Estado débil, incluyendo el Poder Ejecutivo donde el presidente está sujeto a muchas presiones, incluso miembros del gabinete también. Por eso lo escribí (su libro), es una manifestación concreta de la asimetría del poder. 

CE: ¿Y ese poder aplasta?

JAFK: A mí no... (sonríe y se encoge de hombros, creo que no se dio cuenta). Yo siempre insisto en el libro que no hay peor lucha que la que no se hace. Y además yo lo comunico también en el libro para que la gente se dé cuenta de cómo se ejerce el poder, y para pensar estrategias políticas alternativas para enfrentar a ese gran poder. Yo no diría que el sector privado es monolítico. Uno ve el caso del CACIF y ve divisiones.      

Al fin dijo algo Jesus. Yo le hacía señales con la mirada para que abriera la boca. Estaba nervioso, me dijo. Su primera entrevista...      

JA: Usted habló del poder de veto del sector privado y de que no estamos en un momento donde la ideología sea tan importante. Pero ¿qué tiene que ver la ideología del CACIF con su veto a la reforma fiscal o a la política monetaria? Y si hacemos un análisis de costos, ¿existen ganadores y perdedores? ¿Esto responde a criterios técnicos o ideológicos?
 
JAFK: Yo diría técnicos, políticos e ideológicos... Aquí hay un concepto de política macroeconómica muy tradicional, muy ortodoxo. Yo diría que llegando a niveles dogmáticos donde se pone a nivel del paraíso una inflación baja y se olvidan otros objetivos como el crecimiento, la igualdad y la reducción de la desigualdad, y esto se combina con un sistema institucional donde entre las pocas instituciones que sí funcionan está el Banguat, que tiene como objetivo central controlar la inflación, pero donde esa orientación es demasiado reduccionista y no hay que ser muy radical para reconocer eso. Estados Unidos mismo tiene una Reserva Federal donde el objetivo no es sólo tener una baja inflación sino también impulsar el empleo. Guatemala no tiene eso. Yo creo que eso sí responde a una visión muy conservadora de la política macroeconómica. Esto se transfiere a la política fiscal, desde la perspectiva macro, en el sentido de que ahí se favorecen déficits fiscales tremendamente pequeños. Hay una especie de pánico de que el déficit fiscal sea más del 2 por ciento, cuando en otros países puede ser mayor o menor dependiendo del momento. Hay un artículo de fe entre muchos que aquí las finanzas públicas deben estar equilibradas, cuando eso matemáticamente es falso, porque en la medida en que hay crecimiento se puede tener un déficit continuo siempre que sea dentro de ciertos límites. Esto se asocia a la idea de que el gasto no aumente y eso se debe a un concepto de Estado pequeño, y ahí sí entra la perspectiva neoliberal asociándolo a Hayek o Mises que sí tiene una tremenda influencia en Guatemala, cuando Hayek lo que estaba contemplando eran Estados grandes. Incluso los nazis, los fascistas en Europa, no eran un micro-Estado como el que tenemos en Guatemala...

JA: Pero ¿entre costos y beneficios...? –insistió. Yo ya había perdido la atención. Un niño le hacía berrinche a su mamá a poquito de distancia. Jesus quería saber quiénes son los ganadores y perdedores del neoliberalismo guatemalteco.
 
JAFK: Aquí hay una estructura fiscal donde se pagan pocos impuestos. Eso tiende a beneficiar proporcionalmente más a los que tienen más ingresos y a beneficiar menos o a tener mayor costo para los que potencialmente se pueden beneficiar de una redistribución, que son los más pobres. En Guatemala los programas para reducir la pobreza son bien limitados y además, en este contexto actual, distorsionados por la corrupción.

CE: Pero el CACIF y el G-8 dicen que una reforma fiscal, la suya o cualquiera, afecta su competitividad, y que el Estado, antes de cobrar más, debe combatir la corrupción y mejorar la calidad del gasto, aunque ellos reciban grandes contratos del Estado y están en la evasión. ¿Qué opina de sus argumentos ahora, en este contexto de corrupción?

JAFK: Hay una esquizofrenia -dijo sonriendo-. Por un lado se está exigiendo un comportamiento éticamente correcto y al mismo tiempo se está contradiciendo eso que se está pidiendo. Acabo de estar en Nicaragua y Panamá haciendo un estudio para la CEPAL sobre el tema de la inversión (pública y privada), contrastándolo con Guatemala, y la inversión es mucho más alta en estos dos países. Y una de las conclusiones es que la inversión pública favorece a la inversión privada. Uno tiene el caso de Panamá donde hay una tremenda inyección de inversión pública y eso dinamiza a la inversión privada. Y eso proviene de un sistema fiscal donde se ha podido aumentar sus ingresos. Es curioso: En Guatemala, a pesar de la cogobernanza del sector privado, no han logrado ellos llegar a un acuerdo que implique una visión estratégica público-privada; se mantiene el conflicto. El sector privado debería contemplar con una mentalidad mucho más abierta y abandonar estos paradigmas ideológicos muy cerrados que no permiten salirse de esa visión de que el Estado mínimo es lo mejor, donde no se ve que la política fiscal puede contribuir al propio sector privadoy contemplar al sector privado de una manera mucho más amplia que incorpore también al pequeño y mediano productor, a las cooperativas…

CE: Entonces, ¿es la crisis de hoy el costo de no reformar la SAT, los impuestos o no combatir la evasión y el contrabando?

JAFK: No –respondió por primera vez con un tono más fuerte, tal vez con el que hablaba con los diputados durante las interpelaciones-. Yo creo que aquí hay un problema más básico de extrema corrupción. Hay un problema financiero, pero aquí simplemente hubo una reforma tributaria a principios del Gobierno que tomaba muchos elementos de lo que había sido propuesto en el gobierno anterior, pero se hizo para comenzar con una SAT que iba por un lado y un Ministerio de Finanzas que iba por otro, y luego por una SAT que empezó a deteriorarse de una manera increíble y uno lo ve en las estadísticas: cómo la recaudación, en particular los impuestos indirectos, va bajando, y eso ahora sabemos en retrospectiva que está asociado a la corrupción escandalosa dentro de la SAT, donde los dos últimos superintendentes son parte de una red de defraudadores. Ahí por más reformas que se hagan es inútil. Si la institución encargada de la recaudación tributaria está en manos de la mafia; ¿qué?

"La SAT no logra reducir la evasión. Pero no por falta de recursos. A diferencia de otras instituciones públicas, la ley le garantiza el 2 por ciento de los impuestos que recauda",

CE: ¿Por eso se negó a participar de la mesa técnica que convocó OPM hace poco?

JAFK: Yo me negué por una visión más amplia –dijo, tal vez molesto por recordar-. Por falta de credibilidad del Gobierno en su conjunto. La evalué. También lo consulté con algunas personas. Todos me dijeron que no. Es que el fondo también era político. El objetivo de constituir esa comisión era político.

CE: ¿Qué papel jugaron OPM y Roxana Baldetti como oposición a su reforma fiscal, sobre todo en puntos de transparencia? 

JAFK: Era una oposición que no se basaba en argumentos –recuerda serio-. Una oposición para tratar de descalificar todo lo que hacía el Gobierno, donde realmente era frustrante ver cómo los argumentos de racionalidad no se tomaban en cuenta. Todo era un tema de poder, de buscar aplastar. Entonces en esas condiciones es muy difícil gobernar, porque se supone que por la vía del diálogo, del intercambio y de la negociación se puede llegar a acuerdos, pero ahí no era posible. (...) Ellos (Pérez y Baldetti) establecieron esa tradición de bloquear por la vía de las interpelaciones, que después a ellos les costó. Pero ellos fueron los que comenzaron con esto. 

CE: ¿Y Sandra Torres? 

JAFK: Tratamos de avanzar con ella, con distintos diálogos, bilateralmente… No tenía una oposición total, pero definitivamente no era una persona convencida. 
 


JAFK: Eso es parte de la tragedia que vivimos –dijo sonriendo.

Y dijo algo más, pero su mejor respuesta a esta pregunta está en su libro. Así recuerda a los políticos cuando cuenta que estuvo en Washington con ellos en 2008, con la Comisión de Finanzas, para una capacitación sobre impuestos mientras negociaban la reforma:    

"Manuel Baldizón, en ese momento presidente de la Comisión de Finanzas, insistió en que yo tenía que invitar a los miembros de la Comisión a una cena (...) con ese estilo entre amigable y amenazador que lo caracteriza. La insistencia de Baldizón y de otros diputados, y la necesidad de mantener un ambiente favorable, me obligaron a aceptar el compromiso; fue casi un chantaje. (...) Lo hice a pesar de abusos como los de una diputada de la UNE que pidió langosta -en contraste con otra de la oposición que solo pidió un sándwich- y de lo que luego se extendió a solicitudes de whisky, (...) Ni intenté utilizar recursos del Ministerio (...) podría tener consecuencias políticas (...) Pagué con mi tarjeta de crédito lo que ha sido la cena más cara de mi vida, y que representó como una cuarta parte de mis ingresos de ese mes, a pesar de que Carlos Barreda me apoyó con aportes propios. (...) Pocos meses después, en mi primera interpelación (...) el diputado Alejandro Sinibaldi me exigió información detallada de todos los gastos de viáticos..." (páginas 59 y 60).    

2 de mayo, Plaza de la Constitución
Llegó el cafecito que la librería nos ofreció. Fuentes Knight se sirvió un endulzante, Jesus azúcar y yo lo tomé amargo. “No tomo azúcar por razones políticas”, les dije a los dos. Los economistas se rieron de mí. Una chica de ojitos verdes nos atendió, parecía una de las gerentes o la asistente. Nos puso en el living rodeados de libros. Arely ni lo probó, se perdió con su cámara quién sabe por dónde.

 
CE: ¿Cómo sería una política económica de Baldizón? 

JAFK: Es bien difícil definir de antemano lo que haría alguien como Baldizón (se ríe). Es bastante impredecible. No hay lineamientos claros en lo que hace, para decirlo suavemente...

CE: Pero Edgar Barquín es su segundo, y su asesor económico…

JAFK: Sí, yo creo que Barquín ha logrado moderar algunas de sus propuestas más absurdas, como poner un flat tax. Eso fue positivo. Lo del Bono 15, creo que ya no ha surgido tampoco ese tema... sospecho que ahí Barquín pudo haber tenido alguna influencia. Creo que Barquín introdujo cierto realismo al tema fiscal, en el sentido de que no se puede simplemente sólo gastar, gastar y gastar. Pero no sé en la práctica cómo va a ser eso.

CE: ¿Qué encontró en Aduanas y en la SAT cuando fue ministro? 

JAFK: No me imaginaba que fuera así la corrupción. Uno llega ahí y está a cierto nivel, ¿no? Se mantuvo ahí durante un rato Carolina Roca, venía del Gobierno anterior. Yo favorecí que ella se quedara porque quería que hubiera cierta continuidad en materia de administración tributaria mientras avanzábamos con la reforma tributaria, incluso para no crear temores de que eso se iba a politizar. Tuvimos una buena relación durante el tiempo que coincidimos. Y después propuse una persona que venía del sector público, que tenía trayectoria larga y no tuvo indicios de una tremenda corrupción. Por supuesto, siempre se habla de la corrupción en las aduanas, y ahí se trataron de meter algunos controles. Eran temas que se trataban ahí en el directorio. Pero no; yo nunca tuve conocimiento de los extremos.

        
CE: Si los políticos perdieran el financiamiento privado en una reforma electoral, ¿eso nos acercaría a unas reformas más profundas de los impuestos, del servicio civil o de las contrataciones?

JAFK: Yo lo plantearía de manera más amplia. El imperativo número uno es renovar la clase política de Guatemala. Para eso deben servir las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Por eso vuelvo al tema de que las ideologías no son tan importantes. De lo que se trata es de renovar esa clase, de sacar a la mayor parte, lo más posible, de esta clase política corrupta. Y creo que eso se puede hacer ahora con estas elecciones. Ahí hay un esfuerzo para que se controle más el financiamiento privado y público, para que se controle el acceso a los medios de comunicación y para que puedan participar comités cívicos distritales que uno podría concebir como partidos políticos departamentales. Organizaciones que puedan nombrar candidatos a diputados sin ser parte de la estructura partidaria. Eso, combinado con una eventual postergación de las elecciones hasta noviembre, creo que sí puede abrir el espacio para comenzar a desplazar a toda esta clase política. Para mí, eso es lo prioritario ahora. (...) Por eso es importante lo que hace el TSE, y que pueda salir con una propuesta, ojalá con un amplio respaldo ciudadano (...); y presionar al Congreso para que sea esa la propuesta que sea aprobada.


#30M

CE: ¿Qué hacer en la SAT y en Aduanas?

JAFK: La SAT tiene un problema de gobernanza -afirmó mientras ya no teníamos café-. Tiene un directorio que confunde las líneas de autoridad y rendición de cuentas. Lo mejor sería quitar ese directorio y volverlo un consejo, una especie de tribunal de casos frente al sistema de Justicia. Y luego definir claramente cuáles son las líneas de autoridad, donde hay un superintendente que es el responsable y puede ser dependiente del ministro de Finanzas y del presidente; que se tomen en cuenta las experiencias a nivel latinoamericano. Pero lo que sí confunde es ese directorio donde está metido el ministro de Finanzas y el superintendente con una figura no muy clara. Luego, en Aduanas, habría que comenzar por los ingresos más importantes que son dos puertos y la Aduana Central. Y hay todo un tema de personas corruptas. Se sabe en la SAT la gente que no es corrupta. Hay que crear un sistema de confianza para permitirle a toda esa gente que denuncie a los que sí son corruptos. Pero eso requiere credibilidad. No va a surgir en un gobierno que ha sido responsable de la peor corrupción de la historia de Guatemala. 

CE: ¿Usted confía en las personas?

JAFK: ¿Cómo así? 

CE: ¿Usted confía en la gente?

JAFK: Sí -respondió sin una gota de impaciencia-. Yo creo que es equivocado pensar sólo en leyes e instituciones, hay que pensar en las personas. Una persona honesta, capaz, puede impulsar ciertos cambios.

CE: Es que la gente, bueno... algunos círculos de opinión progresistas, no sólo lo ven como un técnico sino como líder político de las reformas. ¿Participaría en un gobierno provisional que lleve al país a las reformas antes de las elecciones y asegure su participación en las discusiones?  

JAFK: Usted plantea condiciones ideales. Yo tengo mis dudas de que se pueda hacer eso en el contexto actual. Serían algunas condiciones mínimas para comenzar a salir. Tendría que evaluar con mucho ciudado si participo en ese gobierno. 

CE: Entonces, si le preocupan las personas, ¿qué haría con la Ley de Servicio Civil? Tuve un profesor en la URL que habla de una "Ley Nacional de Administración Pública" o algo así... 

JAFK: Es sencillo: Hay dos criterios básicos: Uno de capacidad y otro de honestidad. Aplicarlos a fondo. Hay procesos de selección de personal con un servicio civil con funcionarios públicos que tienen un alto grado de independencia, que no dependen de los cambios políticos hasta cierto nivel. Está bien cambiar al ministro y viceministro, pero no cambiar a medio ministerio cuando llega alguien (un nuevo gobierno). Eso es fundamental. Hay que crear ese tipo de cuerpo técnico fuerte, capaz de enfrentarse a los intereses de gremios, del sector privado o sectores políticos. Porque ahora, aparte de la corrupción, hay una increíble debilidad técnica de la tecnocracia guatemalteca...  

CE: ¿Faltó algo en la Ley de Contrataciones?

JAFK: Restringir las posibilidades de que se apliquen estados de excepción; introducir más controles después del proceso.

CE: ¿Confía en Jorge Briz? ¿Se puede negociar con él?

JAFK: Yo creo que Jorge Briz representa un cambio en relación a otro tipo de dirigentes del CACIF. Viene de una de las cámaras disidentes que no siempre ha estado dentro del CACIF. Yo sí veo más opciones para negociar con alguien como él. Yo creo que es fundamental que ninguno tenga poder de veto -dijo con la voz de la experiencia-. Nadie. El poder de veto es contrario a una democracia. En la democracia es la mayoría la que debería mandar. 

¡Habló Jesus otra vez! Le preguntó si la corrupción afecta al pago de la deuda del Estado. 
 
“Guatemala no tiene un problema grave de deuda", aseguró el hoy presidente de Oxfam Internacional. "Tiene ciertos riesgos en la medida en que no aumente gradualmente sus ingresos. Pero no está al borde del precipicio". 

CE: Hay que soñar, ¿no? Este escenario nadie lo imaginaba hace un año. ¿Cuál es la inversión social de una primavera democrática?

JAFK: La primavera democrática permite pensar en términos de una renovación de la clase política que implica una renovación generacional y en un contexto donde hay más posibilidades de acuerdo ante este problema tan grande que es la corrupción, que favorece la convergencia entre amplísimos sectores. Sí es una buena base para pensar en grande en términos de país.

CE: Estados Unidos es una fuerza imperial, como usted dice en Prensa Libre. Pero ¿cómo hacemos relación bilateral sin perder soberanía nacional, con una economía gringa fuerte y no como en 2008?

JAFK: Hay que reconocer que somos un país pequeño y que estamos en el área de influencia de Estados Unidos. Pero en un sentido más positivo nos podemos beneficiar con la relación, y ahora con el hecho de que la economía guatemalteca está creciendo a tono de 4 por ciento a pesar de todos los problemas, es una manifestación de eso. Guatemala está estrechamente vinculada con la economía de Estados Unidos -dijo-. Ya no sólo es comercio; es inversión, es migración, remesas, flujos de información… yo creo que ahí hay que aprovechar eso. Es una lástima que actualmente estemos en una crisis política y además con una política macroeconómica tan tradicional, que no se pueda aprovechar esa reactivación de la economía de Estados Unidos para impulsar un crecimiento mayor de Guatemala. Yo diría que con Estados Unidos hay que tener una política muy explícita, es el principal socio. 

Le pregunté por el Plan de la Prosperidad. Los medios y mis amigos progre dicen que es más mano de obra barata, militarización de territorios, contaminación y robo de recursos; más neoliberalismo...      

Para mí es una tragedia que este Plan de la Prosperidad no haya incluido desde el principio a los 5 países (de Centroamérica). (...) Tiene aspectos positivos y negativos. Tiene una dimensión (...) marcada por la agenda de competitividad que me parece que es negativa. (...) La visión tradicional de grandes sectores empresariales. Pero tiene otra pata que es el énfasis en el desarrollo del Occidente, del pequeño y mediano empresario y desarrollo rural donde creo que se va a concentrar el financiamiento de Estados Unidos. No hay que descalificarlo". 

Y Jesus, para cerrar y cumplir con nuestro patrocinador, hizo unas preguntas ambientales. Le preguntó cuál es el papel del Estado, luego de los desastres del río La Pasión y el lago de Amatitlán Le preguntó por la internalización de los costos. 

Economistas... 
 
"Eso da para una conferencia", dijo Fuentes, sin muestras de agotamiento. "Hay varias dimensiones: La sostenibilidad en general, el que Guatemala es muy vulnerable en materia de cambio climático, que la minería, en el contexto guatemalteco, es fuente de mucho conflicto. (...) Para manejar el tema ambiental se requiere un Estado mucho más fuerte. Y luego hay decisiones que tomar: ¿Queremos turismo en la zona "X" o queremos minería? Yo no estoy en contra de la minería como tal, pero sí requiere un Estado que lo maneje bien, que no tome posiciones, que tenga capacidad de manejo de equilibrios (...). Tenemos un Estado en trapos de cucaracha donde se atreven a hacer cosas como las del lago de Amatitlán... ¿dónde se ha visto un Estado que hace ese tipo de cosas?".

#13J
CE: ¿Qué piensa de este nuevo sujeto político que nace en las manifestaciones? 

JAFK: Es una gran esperanza. Hay una tremenda diversidad. Hay esa combinación entre lo urbano, centrado en reivindicaciones que tienen que ver con la corrupción, que ahora se está combinando con el área rural; y el campo, donde se combina con reivindicaciones históricas. (...) A veces hay mucha crítica de pasar de la protesta a la propuesta; yo creo que se está pasando. Hay un montón de círculos de discusión... 

Vio su reloj. Tal vez se nos pasó la mano pero no parecía incómodo igual, sólo retrasado con algo más. Hablaba del poder. 

"El poder hay que saberlo usar", decía. "A mí me gusta una frase de Lincoln: “El poder puede sacar lo mejor y puede sacar lo peor de las personas”. Y por eso sí se necesitan instituciones para canalizar ese poder. Se está manifestando ahora un poder ciudadano que me encanta verlo, me encanta ser parte de eso...".  
   
CE: La última; de verdad. ¿Qué siente por el poder?

JAFK: Un montón de cosas –dijo entre dientes. 

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