POR JESUS ABAC
Un pilar de la hegemonía se desprende del poder
económico.
El #RenunciaYa fue el símbolo que lideró la marcha
masiva de la capa media para justificar el reajuste del capitalismo
subdesarrollado, y evitar el ascenso de las élites políticas y militares al
poder económico en Guatemala. Éstas últimas involucradas en la economía ilícita
del narcotráfico, donde el narcotráfico se disputa no sólo el poder político,
sino el poder económico en el Estado.
Guatemala, insertada en la reforma de la economía-mundo-capitalista,
está ahora dispuesta a cambiar su paradigma y sistema político ultraneoliberal
por un neokeynesianismo global, frente a un
contexto donde el poder imperial se distribuye en los países del Norte,
mientras la dependencia en algunos países del Sur de América Latina, África y
Medio Oriente es menor. Y nuestro país, incluido en el Triángulo Norte de Centroamérica, se prepara para implementar el Plan Alianza para la Prosperidad
que tiene como uno de sus objetivos "el fortalecimiento de instituciones para
aumentar la confianza de la población en el Estado” (CONAMIGUA).
Lo que presenciamos en Guatemala no es una
revolución, sino una reforma a la hegemonía político-militar-administrativa,
útil a la oligarquía para mantener su statu
quo y el poder económico. Colocar a los corruptos en el lugar donde deben
estar y subordinar el poder político al poder económico.
Para ello fue necesario que el poder económico,
representado por los monopolios internacionales y el capital rentista del CACIF,
dinamizaran los pilares de su hegemonía: el Estado de Derecho burgués (la CICIG), el
monopolio de la mass media escrita y los medios de comunicación alternativos, para que generen imaginario
colectivo de repudio hacia la corrupción.
Una corrupción gestada en el pilar de la hegemonía político-militar-administrativa que buscaba desprenderse de la dominación del poder
económico capitalista subdesarrollado. La cual tenía el apoyo de ciertos mass media televisivos que justifican a una élite narco-política
en su ascenso al poder económico.
Era de esperarse que el resquebrajamiento de uno de
los tres pilares de la hegemonía causara acidez en el poder económico, ya que
representaba un ascenso de capitalistas emergentes (algunos del narcotráfico y del capital incompetente) registrados en la aplicación
de privilegios a la maquila y zona franca, incluidos en leyes de empleo de partidos populistas y neoliberales.
Capitalistas que buscaban el poder económico
utilizando como vehículo la economía ilícita, los privilegios y la corrupción, al estilo de la reforma liberal de 1871: un reajuste de los capitalistas
conservadores y liberales pero en otro contexto.
Por eso fue significativo colocar a los ladinos
igualados e indios aladinados (Baldetti, Pérez y el resto) en sus puestos de
capataz de la Finca guatemalteca.
Fue necesario usar a las masas para evitar el
ascenso y justificar el reajuste.
La movilización del monopolio de los medios de
comunicación escritos y las redes sociales como medios de comunicación
alternativos, fue una herramienta vital para manejar a la opinión pública. Además,
fue utilizar otro de los pilares esenciales para el sistema capitalista: la
hegemonía moral e ideológica, la reproducción del sistema patriarcal y racista
y las declaraciones de la Iglesia sobre el robo realizado por los pérfidos de
la oligarquía conservadora.
Sin embargo, esta presión no fue suficiente.
Fue menester la salida a escena de la oligarquía
capitalista subdesarrollada de Guatemala como artífice del teatro detrás, exigiendo la renuncia de la vicepresidenta y dando instrucciones de
desengavetar en la Corte Suprema de
Justicia la demanda de una izquierda política quietista (¿será mucha casualidad?).
Entonces la filosofía chapina fue el mejor argumento: “Muerto el perro se acabó
la rabia”.
Pero, ¿qué obligó a salir a escena a la oligarquía
capitalista subdesarrollada?
La posible agudización de la lucha de clases, así
como el sentimiento de un levantamiento de los explotados que han sido desconocidos
por el Estado y quienes han sido invisibles para éste durante más de 500 años.
Los 48 Cantones de Totonicapán, como en sus gestas
de 1812 previo a la independencia criolla, removieron viejas rivalidades de
clase y de etnia que provocaron en la oligarquía el temor de que éstos
evolucionaran de un movimiento de masas a un movimiento liberador, y que
establecieran en los subordinados las demandas del cambio del modelo económico
y no sólo el cambio político-hegemónico (éste último empieza a dejar de producirse
actualmente). Una revolución de orden estructural.
Entonces el mejor movimiento de masas para la reforma de la
hegemonía capitalista es el anonimato. Las marchas a-identitarias. El movimiento
de masas que respalde sus decisiones fuera de la escena social establecida por
las élites económicas nacionales y supranacionales, cuyo interés es reproducir
el discurso político, burocrático, moral y ético que niegue a las nuevas élites
narco-políticas el acceso al poder económico o un mayor reparto del pastel.
El #NoLeToca y #RenunciaYa son la representación de estas nuevas élites en ascenso de lo político a lo económico. Los 48 Cantones son lo contrario: ellos tienen identidad.
El #NoLeToca y #RenunciaYa son la representación de estas nuevas élites en ascenso de lo político a lo económico. Los 48 Cantones son lo contrario: ellos tienen identidad.
Pero el intelectual orgánico no debe reproducir el
quietismo histórico: debemos ser socialistas críticos, dinámicos y
revolucionarios.
Muchos de los que marchamos el 25 de abril somos
artistas, demócratas, libertarios, progresistas, socialistas, ecosocialistas y
comunistas. Y caer en la lucha entre las élites en ascenso y la conservadora por
el poder económico, puede que renueve al capitalismo subdesarrollado
guatemalteco con la instauración de una economía capitalista con enfoque
neokeynesiano, pero que no cambia el modelo de reproducción de vida y
supervivencia inhumana.
Por ello debemos impulsar el discurso de las
clases desprotegidas históricamente.
Vincularnos a su hegemonía emergente, a gobiernos autónomos relativos, al derecho indígena, a una ideología alternativa-revolucionaria, al reconocimiento de los militares rasos como subyugados y deshumanizados, a los medios de comunicación alternativos (radios comunitarias) y sobre todo, promover a las organizaciones con mayor presencia de democracia directa. Y negar, por supuesto, el discurso de reforma del modelo capitalista y, más aún, el cambio de color y polvo del maquillaje capitalista.
Vincularnos a su hegemonía emergente, a gobiernos autónomos relativos, al derecho indígena, a una ideología alternativa-revolucionaria, al reconocimiento de los militares rasos como subyugados y deshumanizados, a los medios de comunicación alternativos (radios comunitarias) y sobre todo, promover a las organizaciones con mayor presencia de democracia directa. Y negar, por supuesto, el discurso de reforma del modelo capitalista y, más aún, el cambio de color y polvo del maquillaje capitalista.
Sobre todo, los socialistas revolucionarios, debemos volver la vista hacia las clases subordinadas por el capitalismo y
tener presente que para tener un buen resultado, nuestra “acción política” debe coincidir con la acción económica (Gramsci).
Nuestra revolución debe dar el respaldo a la
hegemonía y al discurso de la clase económica popular y comunitaria que se
encuentra en ascenso para tomar el poder económico, a través de la reproducción
de los principios socialistas, comunistas y comunitarios de los que ya gozan sus
pilares hegemónicos.
Nuestra beligerancia debe ir en contra del modelo
capitalista, del cual, la corrupción es uno de sus males, pero quien la
reproduce es la ideología ultraneoliberal, y esta ideología sustenta a la
economía capitalista y viceversa.
Nuestra propuesta debe ser: Revisar la marcha del
Estado y sus instituciones para rescatar los mejores principios que le dieron
origen y adaptarlo a las libertades y necesidades actuales y futuras de la
humanidad.
Reconocer a la clase esclavizada y hacerla consciente
de que el capitalismo ya no es la solución en el planeta, para la sociedad y
sus especies, y que ya no es el modelo económico que genera
libertades y satisface las necesidades del mundo. Que éste es el causante de
todos los trastornos.
Hay que ir al grano.
El desajuste de la hegemonía del poder económico
del modelo capitalista es una oportunidad revolucionaria para revelarlo, y una
táctica para fortalecer los gérmenes del socialismo.
::::
Jesus Abac EN CUATRO CAMINOS...
Usted concluye que las manifestaciones del 25 y del 16 no fueron producto de la convocatoria de jóvenes éticos que no tienen relación alguna con la oligarquía ni con otro grupo de poder guatemalteco. Me consta que esto no fue así. Y lo que sucedió, en primer lugar, es que la gente -como usted y como yo- harta de la corrupción, se hizo presente en ambas manifestaciones. Que posteriormente haya habido quienes quieran llevar agua a su molino es del todo posible. Pero por favor, no ensucie la primera acción verdaderamente espontánea que ha habido en el país en muchísimo tiempo. No, no son campesinos. Pero tienen identidad. TODOS TENEMOS IDENTIDAD.
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ResponderEliminarAgradezco el tiempo tomado para poder leer este ensayo. Que es una propuesta para analizar, no solo el aspecto político sino a todo el modelo capitalista subdesarrollado de Guatemala, en donde se gesta desde varias décadas un nuevo modelo emergente desde abajo, una economía desde abajo.
Estas son mis observaciones a su comentario:
1. Considero que al afirmar que todos tienen identidad es un juicio de valor absoluto y a la ligera. Lo cual me hace creer que se considera el gentilicio guatemalteco como el referente identitario. Por ello sobrepone al nacionalismo como esa identidad unificadora. El nacionalismo que desde la perspectiva de Monteforte Toledo (la cual comparto): “no es más que una coartada intelectual para mantener los privilegios de una minoría usurpadora”.
2. El comentario no niega que el CACIF pudo o quiso aprovecharse de la oportunidad de movilizar a esa supuesta identidad unificadora (ser guatemalteco de corazón y el himno nacional) en busca del reajuste del capitalismo subdesarrollado como necesidad histórica dentro del modelo global que presenta un escenario distinto desde imperio de EEUU y RUSIA.
3. Por aparte el indígena que a consecuencias históricas se apareja al campesino, y que usted considera una identidad que se niega en la capa media, (al mencionar: “No, no son campesinos”) tienen una identidad de clase por esa misma ausencia del aparato estatal, una historia, marcadores culturales, un territorio y una memoria compartida.
4. Si la acción fue espontanea, fortuita, lo cual implicaría un movimiento sin causa, movilizada por sentimientos encontrados por esa aberración a la corrupción, que considero un imaginario sobrevalorado, impuesto y por ende generalizado por los medios de comunicación masivos en las masa de la capa media (que son los únicos que se ven afectados o favorecidos por el aparato administrativo del Estado), oculta el generador de esta problemática. La cual es generada dentro del modelo económico y visualizado en la hegemonía política-administrativa-militar. Que al final justifica la reducción del aparato estatal y la aprobación de la población de una decisión de las elites. Símil al dedo del Cesar, en el coliseo romano, indicando quien muere o quien vive y pueblo lo ovaciona. (Se va Baldetti, se val tal ministro, se va tal funcionario y se escucha en los rincones el vitoreo)
5. Tomando en cuenta la existencia de jerarquías en el poder, en donde el económico es el que asume mayor relevancia y el político quien ejecuta y norma en su beneficio, ese rompimiento justifico la movilización para reformar el capitalismo el cual puede ser aprovechado para un cambio estructural. Ya que este momento histórico en donde el Estado se separa de su población e incluso de la burguesía se puede forzar a romper con los muros que las relaciones sociales de producción quieren mantener, y para ello es importante la participación de todo intelectual orgánico, para forzar y dirigir ese rompimiento no solo de la hegemonía sino del sistema capitalista.
6. Por lo que, concluyo que: Hay que ir al grano. El desajuste de la hegemonía del poder económico del modelo capitalista es una oportunidad revolucionaria para revelarlo, y una táctica para fortalecer los gérmenes del socialismo.