“Si eres
neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor".
Foto:
Francesca Woodman
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Una frase
muy sonada de Desmond Tutu que probablemente sea disonante a la coyuntura actual.
La
corrupción de hoy, además de convertirse en una problemática coyuntural
mediatizada y tatuada en el imaginario colectivo desde hace años, podría
ser una táctica para perpetuar las políticas de ajuste estructural dirigidas a
la reducción del aparato estatal.
Maquiavélicamente,
una táctica para obtener la aceptación del conglomerado ante cualquier
reducción del gasto social y derechos ganados por la lucha colectiva, y para crear en la
población desconfianza en la burocracia y que acepte ciegamente las “excelentes"
intervenciones del mercado monopolista mundial y nacional en su vida íntima.
Bueno, eso para los que puedan pagar gastos suntuosos o diezmos exorbitantes para apaciguar el
alma.
La actual
coyuntura de marchas y plantones de ciudadanos urbanos (y algunos rurales) inició
con la catarsis dirigida contra la hegemonía político-militar encargada de
administrar los negocios de la oligarquía.
Esta
catarsis, en muchos de los casos, puede que responda, por un lado, al sentimiento
de traición de las personas que votaron por el eslogan de la “seguridad” y, por
otro, a los sentimientos acumulados de la izquierda en su fracaso de
administrar el poder político del capital.
Esto sin
mencionar el paquete de impuestos que este gobierno dirigió a la capa media y
que afectó tanto a los simpatizantes de la derecha como a la izquierda partidista.
Sin embargo, de esta separación existen juventudes renovadas con conciencia de clase que pueden
movilizarse con un grito antisistema y antiimperialista, lastimero a los oídos
de estos dos extremos del mapa político.
Una de
tantas características del sistema educativo nacional, es la deficiencia de
inculcar en los estudiantes una historia crítica: con esto negándonos una
identidad política bien definida y fundamentada. Una historia crítica que no
inicie con la invasión española, sino con los primeros asentamientos humanos en
Mesoamérica.
Que las
identidades sean dinámicas, no implica carecer de ellas.
Y puede que esto sea una de las características de las manifestaciones sabatinas realizadas en los tiempos de ocio y recreación del trabajo citadino, y de algunas organizaciones rurales que traen consigo toda una historia de lucha y defensa de sus derechos humanos.
Compartimos
una dicotomía histórica, social, política y económica. Las luchas, marchas y
manifestaciones han sido de siglos.
Recordemos
las pugnas por territorio y poder de las casas k’iche’ab’. Las pugnas por administrar el tributo porIzkin Nijaib’ y la comunidad Achï. El enfrentamiento de Nijaib’, Tekum Umam, contra los invasores católicos. La quema de los Ajpop k’iche’ab’ por los
españoles. Las emancipaciones indígenas en Totonicapán del siglo xix. Las
pugnas entre liberales y conservadores por el tutelaje indígena. La reforma liberal,
el movimiento unionista, la revolución del 44 y el conflicto armado interno por la asimilación del indígena a la ciudadanía (1).
Tenemos
varias historias compartidas que nos convierten en un país de varias
nacionalidades y no en una identidad cultural, étnica, territorial, religiosa,
partidista, etaria, de género o pensamiento que nos unifique sólo en una bandera,
himno nacional o frases cargadas de patriarcado como identidad política
absoluta. El social-chovinismo como estrategia para encubrir el capitalismo como problema y la lucha de
clases como motor de la historia.
La base
social representada en los #RenunciaYa y #JusticiaYa es proporcionalmente ínfima
en términos numéricos.
Si tomamos como referencia la medición de la marcha del 16M que acuñó en la historia del país la asistencia de más de 60 mil ciudadanos, podemos ejemplificar que esta gran movilización sólo representa el 0.44 por ciento de la población total de 2015, el 0.95 por ciento de la población económicamente activa de noviembre de 2014, el 1.19 por ciento de las personas que participaron en las elecciones de 2011, el 0.76 por ciento de la población empadronada en mayo de 2015 y el 1.44 por ciento de la población juvenil de 15 a 29 años para 2011 (2).
Si tomamos como referencia la medición de la marcha del 16M que acuñó en la historia del país la asistencia de más de 60 mil ciudadanos, podemos ejemplificar que esta gran movilización sólo representa el 0.44 por ciento de la población total de 2015, el 0.95 por ciento de la población económicamente activa de noviembre de 2014, el 1.19 por ciento de las personas que participaron en las elecciones de 2011, el 0.76 por ciento de la población empadronada en mayo de 2015 y el 1.44 por ciento de la población juvenil de 15 a 29 años para 2011 (2).
Pero, ¿qué tendrá
mayor relevancia?, ¿las reformas dentro del marco legal-técnico de la oligarquía
o la formación política de las masas que pretendemos representar? Esto último,
para fomentar el entendimiento de la realidad y movilizarlas para una
revolución con mayor base y conciencia social: Generar, incentivar y fortalecer
esa identidad política.
Como se observa,
la falta de identidad política hace ver que las marchas tienen poco
respaldo social. Representan sólo una parte de la Guatemala explotada, de la masa
trabajadora y de la población de 4,1 millones de jóvenes rurales y urbanos (3).
En las marchas y plantones hay marcadores culturales
imperantes: “Somos Guate”, la agitación de la bandera y el canto
del himno nacional, o el #SomosPueblo que lleva implícita la
asimilación hacia la unidad nacional y que coloca el gentilicio “guatemalteco” como referente identitario político que marca las manifestaciones. Marcadores culturales que sobreponen el
nacionalismo como identidad única y artificial que nos unifica ante un
problema sistémico.
El
nacionalismo y su "Nación", que desde la perspectiva de Monteforte Toledo, según
Rogachevsky, “no es más que una coartada intelectual para mantener los
privilegios de una minoría usurpadora”.
¿Ser "guatemalteco" me da la identidad política que cuestiona el capitalismo y propone un modelo alternativo que genere condiciones para que las otras identidades se ejerzan plenamente? ¿Será esta la situación que explique por qué las manifestaciones todavía no tienen "color"?
¿Ser "guatemalteco" me da la identidad política que cuestiona el capitalismo y propone un modelo alternativo que genere condiciones para que las otras identidades se ejerzan plenamente? ¿Será esta la situación que explique por qué las manifestaciones todavía no tienen "color"?
Lo
que se observa en las manifestaciones políticas son las identidades étnicas,
religiosas, territoriales, etarias, de género, de preferencia sexual, ambientales, de pensamiento
y ecológicas. Todas, eso sí, basadas en
ideologías (4).
Identidades e ideologías bien definidas en algunos grupos dentro de la masa de las marchas, pero ¿tiene Guatemala identidad política o tiene un problema de identidad?
Identidades e ideologías bien definidas en algunos grupos dentro de la masa de las marchas, pero ¿tiene Guatemala identidad política o tiene un problema de identidad?
Sin
embargo, la autodeterminación (denominarse con una identidad política: el
derecho a decir "Yo soy" o "Nosotros somos" ante un problema del sistema
capitalista) se presenta aún matizada.
Decir
"Somos independientes", "Somos los de abajo" y "No tenemos color" implica el
desconocimiento de la dependencia material y subjetiva del capitalismo, y no
reconocer nuestra carencia de poder al aceptar las jerarquías de los oligarcas. Es negarnos a nosotros mismos.
Ser
"a-identitario" responde a la coyuntura, pero no demuestra ese sentimiento de malestar
que provoca la crisis del capital y del reacomodo mundial del capitalismo ultra-neoliberal.
Por lo
menos, lo que a mí me movilizó, fue esa concepción del mundo en concordancia con la manifestación
intelectual que trato, sea implícita en mi obrar, y que llamo identidad
política (5). Una identidad que no pugna con mis otras identidades sino más bien las
refuerza, las hace emancipadoras y transformadoras.
Ante un
Estado capitalista corrupto, elitista, racista, homofóbico, patriarcal, andro y
antropocéntrico, eminentemente clasista, reproductor de gerontocracia y
pobreza, no existe otra alternativa que el socialismo.
Pero no hablo del socialismo alemán, ruso, ni del socialismo sudamericano. Hablo de ese socialismo que se gesta en nuestra propia organización económico-social, que empieza a concebirse en los anhelos del mundo individual y colectivo, y que en una situación de opresión y enajenación de las libertades humanas debe estar históricamente dirigido a una población rural-urbana desposeída de medios de producción (mujeres, indígenas, niñez, juventud, adultos mayores, homosexuales, idealistas o materialistas, poblaciones en situación de marginalidad, de calle y mendicidad, personas con capacidades especiales, trabajadores del campo o la ciudad y especies y recursos naturales afectados por el egoísmo de unos pocos).
Yo, por ese afán egoísta de mayor acumulación de capital y en esta situación de injusticia, soy socialista militante. Pero ser socialista es mucho más que ser de "izquierda". ¿Por qué? Responda usted.
Pero no hablo del socialismo alemán, ruso, ni del socialismo sudamericano. Hablo de ese socialismo que se gesta en nuestra propia organización económico-social, que empieza a concebirse en los anhelos del mundo individual y colectivo, y que en una situación de opresión y enajenación de las libertades humanas debe estar históricamente dirigido a una población rural-urbana desposeída de medios de producción (mujeres, indígenas, niñez, juventud, adultos mayores, homosexuales, idealistas o materialistas, poblaciones en situación de marginalidad, de calle y mendicidad, personas con capacidades especiales, trabajadores del campo o la ciudad y especies y recursos naturales afectados por el egoísmo de unos pocos).
Yo, por ese afán egoísta de mayor acumulación de capital y en esta situación de injusticia, soy socialista militante. Pero ser socialista es mucho más que ser de "izquierda". ¿Por qué? Responda usted.
Ser
"a-identitario" y supuestamente "a-ideológico" puede que sea el respaldo
masivo que impregne de efervescencia a los #RenunciaYa y #JusticiaYa, como también
puede que sea una de las causas del desmoronamiento de un movimiento coyuntural, reformista y
con imparcialidad política ficticia...
______
(1) Carmack, R. M. (2001). Kik'aslemaal le K'iche'aab'.
Historia Social de los K'iche's. Guatemala: Cholsamaj.
(2) No se toma en cuenta
el porcentaje de la población indígena. Véase: INE. http://www.ine.gob.gt/
(3) ENJU/INE. Guatemala, 2011.
(4) Real Academia Española. Doctrina filosófica
centrada en el estudio del origen de las ideas.
2. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento
de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o
político, etc. Véase: http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=ideolog%C3%ADa
(5) Gramsci, A. (1967). La formación de los
intelectuales. (A. Gonzáles Vela, Trad.) México DF: Grijalbo.
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Jesus Abac EN CUATRO CAMINOS...
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