POR PACO GRANADOS
Este
artículo (si se le puede llamar así) no es producto de una investigación
rigurosa ni nada por el estilo. Es más bien el producto de las pobres
reflexiones de un estudiante de psicología.
Todo
empezó con un sueño. Es en serio. Tuve un sueño hace un par de semanas donde
me encontraba en una clase ambientada más
o menos en 1920 y veía a un profesor de barbas blancas y largas
explicándole a sus alumnos que la psicoterapia no era otra cosa más que una
construcción social, y que ésta varía en
su procedimiento y fundamentos según la cultura y la sociedad donde se aplica.
Viéndolo
bien, creo que esa explicación no se aleja de la realidad, a pesar de ser
producto de un sueño.
Días
después, estuve buscando contenido acerca de eso pues me intrigó, y encontré un
ensayo titulado La psicoterapia como
construcción social, dimensiones, deliberaciones y divergencias, cuyos
autores son Kenneth Gergen y Lisa Warhus.
En
él se tratan puntos como la convergencia de las conceptualizaciones acerca de
la psicoterapia, las nuevas prácticas y sus procesos, y se enfatiza en el
diálogo y la definición de la situación del paciente, y en cómo durante la
historia las corrientes psicológicas se han ido excluyendo unas a otras, en cómo
difieren en puntos importantes.
A
diario me toca ver una absurda persecución de los psicólogos hacia las
conductas no éticas de los mismos, y no hacen otra cosa más que hablar de eso.
En eso se resume la mayoría de las clases de
psicología.
Creo
que muchos (o la mayoría) de los psicólogos de la provincia evidencian que no
están calificados para el proceso, y su trabajo consiste en reproducir una
especie de sermón religioso-motivacional que cada día se desgasta más y
demuestra ser inservible. No digo que esté mal, como dice Gergen; pero sería una
miopía terapéutica restarle importancia.
La psicología no sirve, o eso es lo
que dicen las personas que han pasado por un proceso terapéutico que ha
fracasado. ¿A qué se debe esto?, ¿es el concepto que hemos construido de la
psicoterapia? ¿Qué ha vulgarizado a la psicología? ¿Tendrá que ver el
humanitarismo desmedido?
Creo
que los responsables de todo esto somos los mismos psicólogos y la pobre
preparación académica que recibimos. No hemos madurado como científicos y aún
no estamos conscientes de que el estudio de la psicología debería ser igual de
riguroso que cualquier otra carrera importante, porque una sociedad que no presta
atención a su psique puede verse inmersa en graves problemas (eso lo explica todo).
En
este texto me gustaría sensibilizar a los estudiantes de psicología. Deberíamos
tratar de romper con esa percepción que se tiene acerca de la psicología: una carrera “fácil” y “bonita”.
Una forma de hacerlo es estudiando, prepararse,
dejando esa obsesión enfermiza por resaltar la moralidad y la religiosidad; y
empezar a fijarnos más en la espiritualidad y las formas relativas de hallar
felicidad.
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Dejemos de inventar fórmulas para alcanzar la felicidad y dudemos. No
todo lo que dicen los libros y los psicólogos es verdad. Dejemos de parecer
maestras de párvulos (con todo respeto a las maestras cuya profesión respeto) y
enfoquémonos en tratar de entender al ser humano de una manera más sería y
epistemológica. Hay mucho trabajo que hacer, pero es responsabilidad de los
jóvenes. Dejemos de delegar nuestro trabajo a neurólogos y psiquiatras, porque
como dice Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una
contradicción hasta biológica”.
Discurso de
Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara. La universidad comprometida,
1972.
PACO GRANADOS LA FRUSTRACIÓN DE LAS MASAS
Soy un psicólogo inexperto de provincia que a diario vive la odisea de
lidiar con idiotas.
Tengo 22 años y soy del municipio más peligroso de Guatemala: La
Democracia, Huehuetenango.
Desde 2011 vivo en Xela porque llegué a estudiar.
Curso el último año de Psicología en la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango.
Poeta.
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