Todo crimen es una acción que se debe castigar. Esa
máxima nos permite comprender la frontera entre el bien y el mal, qué es lo correcto
y donde cada individuo (dentro de un contexto social determinado) sabe cuando
obra a su beneficio y viola las leyes.
Con ese conocimiento social de la justicia, tenemos la
certeza que la imputada Roxana Baldetti, y el sindicado Otto Pérez, sabían con precisión
(desde la ética legal de nuestra sociedad) que estaban corrompiendo todo el
sistema para enriquecerse de forma ilícita. Entonces, ¿por qué estos presuntos
delincuentes tienen privilegios de "alfombra roja", cual si fueran
estrellas de cine? La respuesta es sencilla; incluso ahí se marca la diferencia
de clases de nuestra sociedad...
Pero recordemos. Ella fue una niña que nació en una
colonia popular; La Florida. Él, un niño de barrio marginal con actitud bélica.
Hoy, ambos personajes se han convertido en ricos asimilados. Por eso, el dinero
que adquirieron ilegalmente les da, incluso siendo imputados, prerrogativas sobre un país al cual
degradaron aún más en su miseria.
La presunta criminal de Roxana, cada vez que debe
acudir a una audiencia de los muchos casos en los que se la vincula, pasa por
el sótano del edifico de Tribunales, donde se encuentra una carceleta, y allí
los grupos marginales (llamados “mareros” o pandilleros) le gritan obscenidades.
Ella, con su corte de guardaespaldas privados trata de no oírlos, pero el morbo
de la prensa amarillista nos lo comparte y todos escuchamos el clamor popular
de ese grupo marginal que le grita la verdad sin condiciones de complacencias, y que
va desde “prostituta” o “esa ni tú te la crees”. Total, ellos, los despojados
de la tierra, nada tienen que perder, y seres nefastos como Roxana y Otto los
enviaron todavía más al hoyo de la historia de nuestro país.
Entonces, desde nuestra dignidad, querido lector,
percibimos que nunca habrá una acción que los redima, y menos si sus actos en
los procesos legales que deben solventar, demuestran al criminal que llevan
dentro. Sus palabras los condenan. Por lo que, nuestra petición fundamental y
urgente, es que les quiten los privilegios, ellos son imputados. O nos deben
explicar, ¿por qué Otto tiene un teléfono inteligente en medio de las
audiencias o Roxana llega maquillada tal si fuera a un concurso de belleza?
En consecuencia, no son dignos sus privilegios, porque
estos sujetos procesales están implicados en el robo de millones al Estado que
representaron y por eso sus crímenes se deben considerar como de lesa humanidad. Las miles de muertes de
las personas en el país en el momento que ellos gobernaron, los condena, y ni
la prisión más oscura los redime. Yo, como usted, deseo que no tengan más
privilegios, porque ellos destruyeron más nuestra ya derruida patria.
Pero, después de estas palabras y nuestro anhelo de
justicia, los referidos imputados tendrán siempre esos privilegios de “alfombra
roja”. Por ejemplo, veremos en las noticias a una mujer de apellido Ayuso, otra imputada en el caso “Cooptación del Estado”, donde Roxana y Otto eran los
cabecillas, intentar patear a una guardia de Presidios. Pero lo peor, es la
televisión abierta al servicio del sistema criminal de injusticias que ha
pervivido por décadas en Guatemala. Intenta minimizar las acciones de estos
presuntos delincuentes, y uso la palabra “presuntos”, porque aceptamos el
principio de inocencia.
En síntesis, la historia de nuestro país parece no poder
acceder a los cambios necesarios para que todos los ciudadanos tengamos una
vida digna, por la vieja mentalidad conservadora de privilegios y despojos.
Además, la misma continúa con los nefastos personajes que hoy gobiernan…
Artículo publicado el 9/7/16 en el diario Carretera News.
Artículo publicado el 9/7/16 en el diario Carretera News.
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Armando Rivera INSTANTÁNEAS ILUSTRADAS A COLOR
Hoja de vida: poeta. |
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