lunes, 22 de agosto de 2016

Fusilar a una mujer (al estilo Arzú)

POR ARMANDO RIVERA



Jorge Ubico ha sido el único presidente de Guatemala (hasta la fecha) que ordenó fusilar a una mujer. Este hecho lamentable aconteció en 1942, luego que Ubico se reeligiera por tercera vez y a pesar de tener prohibición constitucional. La mujer que condenó (porque él le negó el indulto) se llamaba Mauricia Hernández Urbina. Ella fue víctima del sistema patriarcal de justicia y de la violencia sistemática que su marido le propinó durante más de diez años

En este caso, se agotaron todas las instancias del debido proceso. Sin embargo, al pasar de los años tenemos la certeza que tuvo evidentes vicios legales y fue manipulada la justicia (por el mismo Presidente) para someter a la población, particularmente a las mujeres, al miedo social. Comprendemos que la violencia es el recurso que tienen los gobernantes que le han hecho daño a la Humanidad; ahí están Hitler, Stalin, Estrada Cabrera y otros tantos quienes, con sus actos barbáricos, destruyeron la dignidad de la población que los sufrió. Entonces, legitimar la memoria de estos gobernantes es perpetuar el terror, ¿o acaso los alemanes tienen una calle que se llame “Hitler”?



Mauricia Hernández fue acusada de envenenar con un herbicida a su marido y en el hecho le ayudó su yerno, por lo que se puede interpretar que los miembros de la familia resentían los golpes que el padre les daba. Un dato significativo en el proceso es que la capturaron y la hicieron declarar a porrazos, método propio de los “sagaces” investigadores. Ella (en esa declaración) afirmó que su esposo tenía más de diez años de golpearla todos los días. Nada justifica quitarle la vida a otra persona, pero la defensa debió proponerlo como un atenuante ante la situación desesperada de una mujer que sufría maltrato físico y emocional.

Desde la perspectiva de la justicia actual, todos los derechos fundamentales de Mauricia se violentaron. Recordemos que, en aquellos años, la administración del Derecho era regida exclusivamente por hombres, por lo cual se ensañaron contra esta mujer. Además, podemos deducir que Ubico le ordenó al juez que la condenara, porque le convenía para mantener el terror en la población. 

En nuestro tiempo, el acalde Arzú le puso el nombre de Jorge Ubico a un paso a desnivel de la ciudad. ¿Qué sentido tiene para la memoria de un pueblo recordar a sus peores gobernantes? Hoy no me vengan con el cuento de tontos de que “en los tiempos de Ubico se podía caminar por las calles…", como que ese fuese el logro más significativo de un presidente. Otros dicen que “hizo obra”; ese es otro argumento superficial porque la infraestructura de un país la pagan los ciudadanos con sus impuestos, no los gobernantes de sus bolsillos. Es más, muchos presidentes se han enriquecido de forma ilícita al estar en la posición de poder; ahí están los últimos mandatarios del país siendo investigados o el condenado confeso de Portillo. Así que cualquier persona que me venga en su defensa… 

Y otro personaje igual es Arzú, quien presuponemos que, al fusilar mujeres (al estilo de Ubico), tiene un recurso para someter a la población… ¡Que viva la ciudadanía y la paz del mármol en la lápida! Porque hombres ya fusiló. ¿O se les olvida que fue en el gobierno de Arzú que se ejecutaron a plomazos a unos delincuentes en septiembre de 1996?

Por eso hoy, desde la posición de la dignidad, le exijo al señor Arzú que cambie el nombre de ese paso a desnivel, porque nombrarlo así es fusilar todos los días a Mauricia. Y si no tiene información histórica (por desconocimiento), le puedo proponer nombres de ilustres guatemaltecas, porque inmortalizar tiranos no tiene sentido para el bien de la memoria del país, ¿o será que entre los valores que profesa el señor Arzú está fusilar también a una mujer? 

Artículo publicado el 20/8/16 en el diario Carretera News y reeditado por Asuntos Inconclusos

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Armando Rivera               INSTANTÁNEAS ILUSTRADAS A COLOR 

Hoja de vida: poeta.

 

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3 comentarios:

  1. Edgar Escobar Medrano El fusilamiento fuè por haber envenenado a su esposo con agua con rosquillas. El prestigioso biologo Mario Dary demostro con el tiempo que las rosquillas no envenenan, por lo tanto la mujer fusilada era inocente. El marido pudo morir de un cancer hepàtico.

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  2. edgar, muchas gracias por la referencia, refuerza la tesis central de la actitud canalla de ubico y nos hace pedir con urgencia que se le quite el nombre a esa calle.

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  3. La violencia aterra no hay que conmemorarla!
    Excelente articulo!

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