lunes, 8 de agosto de 2016

Revolver el vacío

POR ANDREA TORSELLI



Aquí y allá nos seguimos destruyendo. Abro una red social y otra y otra, leo las miles de historias que suceden, no sólo en un pequeño país como Guatemala, sino que alrededor del mundo, porque todo acontece.

Me preocupan las situaciones de violencia, todas. Claro, soy un humano consciente y me duelen, me conmueven, me hacen trizas todas estas noticias. Hay acontecimientos en la web que no podría ni siquiera pensar en vivir. ¿Cómo es que todo esto pasa, nada sucede y amanecemos con una alarma dictándonos el orden del día? Además de poner en nuestros perfiles de Facebook la banderita del momento, ¿qué más podemos hacer?

Hace unos meses escribí, sobre todo, lo que me duele de esta sociedad. Esto porque no me veo más allá de ser una persona que utiliza todas sus virtudes "medio adquiridas” o "medio heredadas” y trata de hacer algo más que ver esta humanidad decadente. Estando consciente de esto leo y leo, una y mil veces más. En estas revueltas de lecturas en la web no entiendo qué pasa más allá de hacer críticas: "esto está mal” o "debería ser así”. Todos asentimos y nos mortificamos, concluimos que esto está mal. Un día de estos me cuestiono, si aparte de hacer las críticas acerca de la política local, que es un chiste, ¿podríamos hacer algo más? Esto no incluye sólo salir a manifestar, porque es algo que muchos podemos hacer y lo hemos hecho por décadas. Leo y releo los acertados pensamientos de los “críticos” que están de moda. Entonces, me rasco la barbilla y reflexiono, ¿qué más podemos hacer en este tiempo que una crítica en una red social?, que sea “likeada” y compartida mil veces, ¿debe haber algo más? Pero ahí se queda nuestra conciencia limpia. Contribuimos en “algo”; con un “like", a formar parte de esa protesta virtual, en pulsar un botón en alguna plataforma, blog, escrito o dicho en cualquier conversación banal. También mis pensamientos giran y deduzco que tengo problemas con las críticas absurdas a intereses mezquinos que suceden en nuestro tiempo. ¿Qué pasaría si empezamos a pensar más allá de 100 años de este país o cualquier otro? Cuando entendamos que la política local sería descrita como lo aldeano de Martí, y me atrevo a citarlo: "Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el cielo, que van por el aire dormido engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América -o el mundo- ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. 

Estas trincheras de ideas actuales se quedan en menos que posibilidades. ¿Cómo podemos resolver un país, la sociedad, si no nos resolvemos como humanidad primero? ¿Cuándo seremos gigantes de siete leguas? Mi reflexión gira en torno a nosotros como humanidad en mil años al menos. Somos ese microsegundo del cosmos, ese que describió Stephen Hawking. Si nos peleamos aquí y allá, incluso por una causa noble, claro, es un paso. Pero hacia dónde vamos es lo que dicta nuestros pasos como especie. Es decir, lo que añoramos (como seres humanos) es nuestra supervivencia. 

Continúo en mi reflexión, entiendo las posturas y lo comprendo cada día y me adhiero a las causas justas (en lo que puedo), en mi forma de hacerlo. Veo un video en YouTube del deshielo de los glaciares, observo cómo en unos breves minutos se desvanecen millones de años. Me condensan, me hacen aterrizar en que esto no es sólo de político versus crítico en Facebook o red social. Es como la nieve que se solidifica en la bota de un alpinista. De egoístas y arribistas está plagada nuestra historia como humanidad. Aparte de “likes" y “shares”, de esos que nos dicen lo que tenemos que hacer, ¿en dónde están los mártires de nuestros tiempos? 


Sí, esos que han dado todo por ver otro mundo y por hacer algo mejor. Sigo dándole vueltas a la web. Los veo, los leo y entre sus egos y pensamientos lúdicos, esos que sólo buscan la fama efímera, de ese momento glorioso de tantos likes, ¿qué nos queda? Me convierto en parte de ese movimiento escribiendo esto. Me preocupa, no sólo que el ladrón pague su condena, sino más allá. Atrás de eso, luego, en mil años, ¿cuáles de nuestras acciones habrán valido la pena?

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Andrea Torselli      TRAZOS DE LUZ 

Máster en Administración de Empresas con estudios en Ciencias Políticas. Fotógrafa profesional
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1 comentario:

  1. Las redes sociales nos tiene esclavizadas como ovejas mientras los poderosos hacen lo que quieren.

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