jueves, 11 de agosto de 2016

Agua en la Ciudad de Guatemala: ¿hasta cuándo?

POR SERGIO LOBOS



El agua es un recurso vital. Es el componente principal de la materia viva. Su importancia es crucial, pues constituye del 50 al 90% de la masa de los organismos vivos (Kramer, 2003, pág. 141). En otras palabras: el agua es la vida. 

Sin embargo, este valiosísimo elemento es cada vez más escaso y ya ocasiona crisis en el área metropolitana por su abastecimiento inequitativo y desordenado, la pérdida de fuentes para el abastecimiento, el no respeto de los tiempos de recarga de los mantos acuíferos, la carencia de legislación para gestionar el agua y la falta de promoción del uso adecuado del agua por parte de la población y empresas privadas (Álvarez, 2014)

Razonpublica.com

El agua como indicador de inequidad

No es extraño que sean precisamente los lugares residenciales en el área metropolitana, en los cuales pocas personas pueden aspirar a vivir, los que tengan agua en abundancia. 

En estos lugares, el agua y todo lo relacionado con la misma, no es un problema. Existen drenajes, agua las 24 horas del día y con buena presión. El agua está disponible en cada casa sin necesidad de acarrearla. Generalmente, los residenciales tienen sus propios pozos o fuentes de suministro. 

Claro, esto trae consigo que el agua se convierta en un bien privado, con lo cual, se lucra y su costo es bastante mayor a comparación de lo que se tiene que pagar por el servicio de agua en lugares que no son residenciales. Esto ha creado una especie de “corrupción” alrededor del agua, pues su costo de suministro no concuerda con los montos que se les exige pagar a las personas.  

En los barrios, colonias, asentamientos, sobre todo en los más humildes, lo que experimentan con el agua toma connotaciones distintas. Doy como ejemplo el caso de la colonia Lomas de Santa Faz, en la zona 18, la cual visité por tres años. En Lomas de Santa Faz casi todas las casas cuentan con tuberías que suministran el agua, sin embargo, esta llega un día sí y el otro no. Cuando llega, sólo está disponible 2 ó 3 horas (más o menos de 3:00am a 6:00am). Las familias que viven allí se tienen que levantar de madrugada y almacenar toda el agua que les sea posible, ya que es la que utilizarán durante casi dos días, hasta que vuelva de nuevo, para bañarse, lavarse las manos, uso sanitario, lavar la ropa, lavar los trastos, cocinar, etc. 

Como es de imaginarse, casi nadie en esa colonia puede bañarse con una regadera o tirar de la llave del baño. De hecho, son muy pocas las casas que cuentan con un inodoro “lavable”, como ellas y ellos le llaman. 

Algunas personas han logrado construir pilas o estanques, otros, al menos, han logrado comprar varios toneles, pero algunas familias no cuentan con los recipientes adecuados o suficientes para almacenar el agua. A estas familias les toca acarrear agua o bien comprarla en los camiones cisterna que no son extraños en este lugar. El precio del tonel de agua redondea los Q15.00, un costo bastante caro si se considera que las familias que lo pagan viven en condición de pobreza y pobreza extrema. 

El ejemplo de Lomas de Santa Faz se replica, con sus propios matices, en muchos lugares en toda el área metropolitana del Departamento de Guatemala. 

En la misma zona 12 de la Ciudad de Guatemala, el agua no está disponible las 24 horas. De esto, son pocos los que se percatan, porque la mayoría de casas de esa zona cuenta con depósitos de agua que la almacenan automáticamente. Incluso, algunas casas tienen bombas de agua para poder distribuirla dentro de las mismas. 

Entonces, tanto para un residencial habitacional como para Lomas de Santa Faz, el costo del agua resulta bastante caro, aunque en proporción al ingreso los más pobres pagan más por el vital líquido. La diferencia también radica en la accesibilidad; las personas que pueden pagarse vivir en un residencial, siempre tienen agua, en cambio, las personas que viven en barrios o colonias de bajo ingreso, viven una serie de dificultades en cuanto al acceso a la misma, trayendo consigo consecuencias bastante perjudiciales. 

Visto de esta forma, el agua, y toda la dinámica que la rodea, se convierte en un indicador de inequidad social. Además, genera una serie de fenómenos sociales a los cuales se hace necesario acercarse desde la perspectiva sociológica...

Plataformaurbana.cl

El agua como un derecho

El agua, al ser un elemento indispensable para la vida, se constituye en un derecho humano. Es decir, que toda persona debería poder tener acceso a agua potable de manera fácil. 

Por lo tanto, se hace un deber del Estado hacer lo necesario para que la población cuente con agua. 

Si el Estado no brinda una adecuada provisión de agua y no promueve un buen uso de la misma, esto puede derivar en problemas de salud tales como: deshidratación, disfunción renal, diarrea, cólera, envenenamiento con arsénico, parásitos intestinales, fiebre tifoidea, tracoma, entre otras (UNICEF, s.f.)

Asimismo, el agua que se requiere para efectuar casi todos los hábitos de higiene personal., para la preparación de los alimentos, el lavado de la ropa y los trastos, el aseo del hogar, uso sanitario.  

En el ámbito económico, el agua también se utiliza para casi todos los procesos productivos que desarrolla una empresa, negocio, fábrica, etc. La escasez de agua o que esta no esté suficientemente purificada, puede ser bastante lucrativo para quienes utilizan el agua como bien comercial, pero para el resto genera pérdidas económicas.   

La calidad del agua y la buena distribución de la misma están estrechamente vinculadas con la posibilidad de generar un mejor desarrollo humano sustentable. 

Hay que caminar hacia la comprensión de que el agua no es un servicio que se debe brindar, sino un derecho que se debe garantizar. Pues el no contar con agua o que esta sea de difícil acceso vulnera la dignidad humana y causa violaciones directas o indirectas de otros derechos. El agua no debe estar disponible sólo para algunos sino para todas y todos... 

La marcha por el agua, abril de 2016. Foto: Prensa Libre
 
La problemática de la distribución del agua

Para dotar de agua a la Nueva Guatemala de la Asunción, al inicio, se unieron las aguas de los afluentes de Mixco, Concepción, Pansalique, Pancochá, Betién, Pinula, Acatán y La Bonita.

El primer sistema para la distribución de agua en la Ciudad de Guatemala, estaba basado en tuberías y canales de barro cocido y ladrillo. En esta primera etapa, con 1,860 metros cúbicos de agua se abastecía a la población de aquel entonces. 

Entre 1889  y 1897, el Gobierno Central, con el fin de atender la creciente presión de las autoridades edilicias para solucionar el problema, pues la población era cinco veces mayor, decretó la intervención del servicio de suministro de agua y promovió la incorporación de nuevos caudales: para la Ciudad de Guatemala fueron los ríos Las Limas y El Milagro. Con ello, se renovó gran parte de la red de distribución introduciendo tuberías de hierro fundido gris y galvanizado, dejando atrás el barro cocido.

También se establecieron las primeras plantas de purificación de agua, así como su transmisión a mayor presión para que llegara a más viviendas. Pero se dejó un problema para la posteridad, pues cada nueva instalación efectuada desde la tubería principal, dio lugar a que se formara una telaraña de conexiones de agua bajo tierra que posteriormente quedaron bajo el pavimento de las calles y las banquetas de las residencias, lo que ahora dificulta su posterior ubicación, al no haberse levantado planos de las mismas.

Entre 1930 y 1938 se introdujeron los caudales de los ríos Mariscal y Teocinte, aumentando los metros cúbicos disponibles y creando las dos primeras empresas privadas de distribución de agua: Agua de Teocinte y Agua del Mariscal, sólo esta última contaba con un caudal de 15.3 millones de litros diarios. 

En julio de 1931 se implementó un sistema de medición del caudal: una paja de agua equivaldría a dos metros cúbicos, volumen que se suministraría diariamente a cada usuario y sería denominado “datación”, es decir, 2,000 litros de agua por día (Municipalidad de la Ciudad de Guatemala, Historia de la Empresa Municipal de Agua, EMPAGUA, s.f.)

En 1949 se hicieron estudios sobre las fuentes El Ojo de Agua y el Motagua. 

Para 1953 se introduce el nuevo Teocinte, el río San Juan Pinula y el río La Piedrota.

En 1959 se introducen caudales por bombeo con los ríos Canalitos y Sifón incorporados a la Planta Santa Luisa y La Brigada. 

El 29 de noviembre de 1958, fue inaugurada la nueva planta Santa Luisa, que contribuyó al mejoramiento de la calidad del agua con 70 millones de litros diarios (López, 2006)

En 1978 se termina el acueducto Xayá-Pixcayá, que es la obra más grande en materia de abastecimiento de agua en Guatemala, el cual abastece a la planta de tratamiento Lo de Coy y que a su vez produce el 39% del agua potable que distribuye EMPAGUA en la Ciudad de Guatemala.

En la actualidad, también se utiliza el agua subterránea para proveer del vital líquido a la Ciudad de Guatemala. EMPAGUA cuenta con más de 100 pozos. El agua subterránea representa el 27% de la producción total de EMPAGUA. Asimismo, se han desarrollado 40 sistemas pequeños de captación de agua de lluvia (Municipalidad de la Ciudad de Guatemala, Sistema Xayá-Pixcayá y Planta de Tratamiento Lo De Coy, s.f.).

Todos estos caudales introducidos y toda la extracción de agua subterránea se hacen insuficientes para dotar de agua en su totalidad, las 24 horas, a la Ciudad de Guatemala. Como veremos más adelante, este problema no radica en la falta de recursos hídricos.

A esto hay que añadir que se debe de realizar un mejor mantenimiento a la red de distribución del agua en búsqueda de corregir pérdidas y evitar filtraciones... 

Sistema Xayá-Pixcayá. Foto: muniguate.com
 
El agua ya se está agotando 

Hace 50 años los pozos se perforaban a 400 pies y ahora se perforan a más de 2,000. Cada vez es más común que sectores enteros se queden sin el líquido durante varios días. 

En muchas microcuencas se extrae hasta nueve veces más líquido del que es capaz de recargar naturalmente el suelo (Álvarez, 2014). No se debería explotar más de lo que se genera. Además, la impermeabilización de los suelos impide que el agua superficial se filtre y sea más propensa a ser contaminada. Esto provoca que las fuentes de agua subterránea se vayan secando.   

Otro problema que se suma es el deterioro y deforestación de las cuencas que se encuentran fuera de la zona metropolitana, pero que la abastecen. Sin un plan y un régimen de conservación de las zonas boscosas (captadoras naturales de agua), cercanas a la zona metropolitana, la escasez de agua se agravará.

Ante este panorama se hace indispensable hacer más y mayores proyectos de captación de agua de lluvia y tratamiento de aguas negras. Tener una visión de largo plazo y empezar a diseñar e implementar las soluciones que evitarán que la problemática del agua llegue a niveles de insostenibilidad. 

Tratamiento de aguas negras o residuales

El tratamiento de aguas negras o residuales se ha convertido en una tarea pendiente de las distintas administraciones municipales a lo largo del tiempo. 

Existen cinco plantas de tratamiento de aguas negras en la Ciudad de Guatemala: Bello Horizonte y Nimajuyú en la zona 21, y tres plantas en la colonia Hacienda Real en la zona 16. Con todo ello, es bastante preocupante que sólo alrededor del 5% de las aguas negras sean tratadas en la Ciudad de Guatemala (Silva, 2013).

Lo anterior, se vuelve una problemática social pues, debido a esto, todos los ríos del área metropolitana están contaminados, trayendo consigo condiciones insalubres que enferman a la población que vive en las cercanías de esos ríos. La población contrae, especialmente, enfermedades infectocontagiosas.

Uno de los ríos más contaminados es el río Las Vacas, el cual recibe el 63% de las aguas residuales (España, 2010)

Esto, más el problema del tratamiento de aguas servidas y, aunque tiene su complejidad técnica, sobre todo necesita voluntad política. Se cuentan con los recursos económicos necesarios, es una obra que no es visible, pero que traería consigo enormes beneficios de salud para la población y mejoraría el cuidado del medio ambiente.   

Durante la administración de Manuel Colom Argueta como alcalde de la Ciudad de Guatemala, se realizaron varias obras de agua y saneamiento, pero su visión tenía una perspectiva de más largo plazo.

Colom y su equipo se concentraban en la planificación del EDOM 1972-2000 (Esquema Director de Ordenamiento Metropolitano) que planteaba la necesidad de corregir la estructura de una ciudad que entonces era desordenada y contaminada. En del EDOM se diseñaba el Plan de Saneamiento de la Ciudad.

El proyecto, de implementarse, tendría un impacto positivo en distintos aspectos de la vida de los citadinos en la actualidad, no obstante, los sucesores de Colom Argueta y las siguientes administraciones no prestaron importancia a la iniciativa y con el paso del tiempo se dejó por un lado.

En lo relacionado al agua, dicho proyecto pretendía captar las aguas pluviales y las aguas negras y que estas fueran tratadas para luego ser devueltas, ya purificadas, al río Las Vacas. Su ejecución hubiera significado la obra de ingeniería sanitaria más grande de Centroamérica en aquel tiempo (España, 2010).

En la actualidad, estamos agotando rápidamente las fuentes de agua subterránea y superficial, debido a que estamos contaminando y no volviendo a aprovechar el 95% del agua distribuida. A este paso, en no muchos años, habremos contaminado toda el agua disponible y quizá no haya vuelta atrás. 

El problema de las aguas servidas sigue sin resolverse y se hace indispensable rediseñar un nuevo plan de saneamiento, invertir en infraestructura que permita tratar y reutilizar el agua, además de propiciar un mejor aprovechamiento de la misma. Sin este, la vida en el área metropolitana se hará insostenible...


Vista del sepelio de Manuel Colom Argueta el 23 de marzo de 1979. Foto: Hemeroteca, Prensa Libre

Urge la aprobación de una Ley General de Aguas

La primera iniciativa de ley al respecto fue presentada por la Comisión Nacional de Riego en 1975. Lo cual significa que han pasado 58 años sin que ninguna legislatura haya aprobado ninguna de las muchas propuestas (Zavala, 2014)

En la situación actual, tanto particulares como empresas privadas, pueden hacer uso del agua como les plazca: se pueden perforar los pozos que se desee, desviar cauces de ríos, verter desechos de todo tipo en cualquier masa de agua que no esté protegida, etc. Se trata de una condición de anarquía a nivel nacional casi sin ningún mecanismo de control, en donde impera el despilfarro, la contaminación, la irresponsabilidad y una visión utilitarista de muy corto plazo. Que no se haya aprobado aún una ley para regular y normar un aspecto tan importante como el agua, sólo se explica mediante la oposición que los grandes grupos de poder han ejercido contra esta. 

Según Magaly Arrecis, analista socioambiental del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC), una Ley de Aguas “vendría a perjudicar a algunos sectores que perderían privilegios y tendrían que asumir responsabilidades que no quieren tener”.

Quienes se oponen son los empresarios industriales y los del agro, porque afectaría directamente sus intereses. 

Como ciudadanía, nos corresponde hacer presión, exigir y empujar al Congreso de la República la aprobación de una Ley General de Aguas que no puede seguir postergándose. Es simplemente tomar conciencia y cordura para evitar consecuencias catastróficas, en varios ámbitos. 

Mi conclusión

La Ciudad de Guatemala y el área metropolitana del Departamento de Guatemala enfrentan varios retos en cuanto al agua, que es un recurso esencial e indispensable para la vida.

El agua es un derecho y, por lo tanto, debe estar disponible con calidad y accesibilidad para todas y todos. El agua debe ser distribuida equitativamente sin privilegiar, a costa de los más pobres, a aquellos que tienen más recursos económicos. 

El agua es un medio para seguir avanzando hacia un desarrollo humano sustentable. Su adecuada distribución, uso y tratamiento repercute en beneficios para toda la población, y lo contrario deriva en enfermedades y una serie de complicaciones que violan directa o indirectamente otros derechos humanos. 

Aunque se cuenta con los recursos hídricos suficientes, estos se están agotando aceleradamente y se deben tomar acciones inmediatas como: 


1. Invertir en infraestructura que permita la ampliación y construcción de una red de drenajes que encaucen las aguas pluviales y residuales hacia plantas de tratamiento que las purifiquen para poder volver a ser aprovechadas.
2.  Implementar un plan de conservación y reforestación en las cuencas.
3.  Respetar el ciclo de recarga de las fuentes subterráneas.
4. Dar mantenimiento a la red de tuberías de distribución, para corregir fugas y evitar filtrados.
5.  Desarrollar más y mayores proyectos de captación de agua de lluvia.
6.  Movilizarnos para lograr que el Congreso de la República apruebe una Ley General de Aguas que regule todo lo concerniente a la misma.
7.  Realizar campañas de concientización permanentes sobre el uso adecuado del agua.

 
El agua es un bien finito de todas y todos, nos corresponde cuidarlo para heredarlo a las generaciones futuras y hacer sustentable la continuidad de la especie humana y su cohabitación con las demás formas de vida en este planeta... 

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Referencias:

Álvarez, C. (9 de noviembre de 2014). Crisis por falta de agua en el área metropolitana. Prensa Libre. Recuperado el 7 de octubre de 2015.  
España, M. J. (17 de diciembre de 2010). Empresa de gestión y planificación municipal. Recuperado el 10 de octubre de 2015.  
Kramer, F. (2003). Educación ambiental para el desarrollo sostenible. Madrid: Catarata. Recuperado el 7 de octubre de 2015.  
López, I. (febrero de 2006). biblioteca.usac.edu.gt. Recuperado el 10 de octubre de 2015.  
Municipalidad de la Ciudad de Guatemala. (s.f.). mu.muniguate.com. Recuperado el 7 de octubre de 2015.  
Municipalidad de la Ciudad de Guatemala. (s.f.). mu.muniguate.com. Recuperado el 10 de octubre de 2015.
Silva, H. (enero de 2013). http://iwlearn.net. Recuperado el 10 de octubre de 2015.  
UNICEF. (s.f.). www.unicef.org. Recuperado el 10 de octubre de 2015.  
Zavala, M. L. (17 de marzo de 2014). Urge reactivar en el Congreso discusión de la Ley de Aguas. Siglo21. Recuperado el 12 de octubre de 2015.

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Soy un cuasi sociólogo, crítico del actual sistema inviable, intolerante ante las injusticias, defensor de la dignidad, curioso por naturaleza y con una esperanza empedernida en la Humanidad

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