El agua
es un recurso vital. Es el componente principal de la materia viva. Su
importancia es crucial, pues constituye del 50 al 90% de la masa de los
organismos vivos (Kramer, 2003, pág. 141).
En otras palabras: el agua es la vida.
Sin
embargo, este valiosísimo elemento es cada vez más escaso y ya ocasiona crisis
en el área metropolitana por su abastecimiento inequitativo y desordenado, la pérdida
de fuentes para el abastecimiento, el no respeto de los tiempos de recarga de
los mantos acuíferos, la carencia de legislación para gestionar el agua y la
falta de promoción del uso adecuado del agua por parte de la población y
empresas privadas (Álvarez, 2014).
Razonpublica.com |
El agua como indicador de inequidad
No es
extraño que sean precisamente los lugares residenciales en el área metropolitana,
en los cuales pocas personas pueden aspirar a vivir, los que tengan agua en
abundancia.
En
estos lugares, el agua y todo lo relacionado con la misma, no es un problema. Existen
drenajes, agua las 24 horas del día y con buena presión. El agua está disponible
en cada casa sin necesidad de acarrearla. Generalmente, los residenciales
tienen sus propios pozos o fuentes de suministro.
Claro,
esto trae consigo que el agua se convierta en un bien privado, con lo cual, se
lucra y su costo es bastante mayor a comparación de lo que se tiene que pagar
por el servicio de agua en lugares que no son residenciales. Esto ha creado una
especie de “corrupción” alrededor del agua, pues su costo de suministro no
concuerda con los montos que se les exige pagar a las personas.
En los
barrios, colonias, asentamientos, sobre todo en los más humildes, lo que
experimentan con el agua toma connotaciones distintas. Doy como ejemplo el caso
de la colonia Lomas de Santa Faz, en la zona 18, la cual visité por tres años.
En Lomas de Santa Faz casi todas las casas cuentan con tuberías que suministran
el agua, sin embargo, esta llega un día sí y el otro no. Cuando llega, sólo está
disponible 2 ó 3 horas (más o menos de 3:00am a 6:00am). Las familias que viven
allí se tienen que levantar de madrugada y almacenar toda el agua que les sea
posible, ya que es la que utilizarán durante casi dos días, hasta que vuelva de
nuevo, para bañarse, lavarse las manos, uso sanitario, lavar la ropa, lavar los
trastos, cocinar, etc.
Como es
de imaginarse, casi nadie en esa colonia puede bañarse con una regadera o tirar
de la llave del baño. De hecho, son muy pocas las casas que cuentan con un
inodoro “lavable”, como ellas y ellos le llaman.
Algunas
personas han logrado construir pilas o estanques, otros, al menos, han logrado
comprar varios toneles, pero algunas familias no cuentan con los recipientes
adecuados o suficientes para almacenar el agua. A estas familias les toca
acarrear agua o bien comprarla en los camiones cisterna que no son extraños en
este lugar. El precio del tonel de agua redondea los Q15.00, un costo bastante
caro si se considera que las familias que lo pagan viven en condición de
pobreza y pobreza extrema.
El
ejemplo de Lomas de Santa Faz se replica, con sus propios matices, en muchos
lugares en toda el área metropolitana del Departamento de Guatemala.
En la
misma zona 12 de la Ciudad de Guatemala, el agua no está disponible las 24
horas. De esto, son pocos los que se percatan, porque la mayoría de casas de esa
zona cuenta con depósitos de agua que la almacenan automáticamente. Incluso,
algunas casas tienen bombas de agua para poder distribuirla dentro de las
mismas.
Entonces,
tanto para un residencial habitacional como para Lomas de Santa Faz, el costo
del agua resulta bastante caro, aunque en proporción al ingreso los más pobres
pagan más por el vital líquido. La diferencia también radica en la
accesibilidad; las personas que pueden pagarse vivir en un residencial, siempre
tienen agua, en cambio, las personas que viven en barrios o colonias de bajo
ingreso, viven una serie de dificultades en cuanto al acceso a la misma,
trayendo consigo consecuencias bastante perjudiciales.
Visto
de esta forma, el agua, y toda la dinámica que la rodea, se convierte en un
indicador de inequidad social. Además, genera una serie de fenómenos sociales a
los cuales se hace necesario acercarse desde la perspectiva sociológica...
Plataformaurbana.cl |
El agua como un derecho
El agua,
al ser un elemento indispensable para la vida, se constituye en un derecho humano. Es decir, que toda persona debería poder tener acceso a agua potable de
manera fácil.
Por lo
tanto, se hace un deber del Estado hacer lo necesario para que la población
cuente con agua.
Si el
Estado no brinda una adecuada provisión de agua y no promueve un buen uso de la
misma, esto puede derivar en problemas de salud tales como: deshidratación,
disfunción renal, diarrea, cólera, envenenamiento con arsénico, parásitos
intestinales, fiebre tifoidea, tracoma, entre otras (UNICEF, s.f.).
Asimismo,
el agua que se requiere para efectuar casi todos los hábitos de higiene
personal., para la preparación de los alimentos, el lavado de la ropa y los trastos,
el aseo del hogar, uso sanitario.
En el
ámbito económico, el agua también se utiliza para casi todos los procesos
productivos que desarrolla una empresa, negocio, fábrica, etc. La escasez de
agua o que esta no esté suficientemente purificada, puede ser bastante
lucrativo para quienes utilizan el agua como bien comercial, pero para el resto
genera pérdidas económicas.
La
calidad del agua y la buena distribución de la misma están estrechamente
vinculadas con la posibilidad de generar un mejor desarrollo humano
sustentable.
Hay que
caminar hacia la comprensión de que el agua no es un servicio que se debe
brindar, sino un derecho que se debe garantizar. Pues el no contar con agua o
que esta sea de difícil acceso vulnera la dignidad humana y causa violaciones
directas o indirectas de otros derechos. El agua
no debe estar disponible sólo para algunos sino para todas y todos...
La
problemática de la distribución del agua
Para
dotar de agua a la Nueva Guatemala de la Asunción, al inicio, se unieron las
aguas de los afluentes de Mixco, Concepción, Pansalique, Pancochá, Betién,
Pinula, Acatán y La Bonita.
El
primer sistema para la distribución de agua en la Ciudad de Guatemala, estaba
basado en tuberías y canales de barro cocido y ladrillo. En esta primera etapa,
con 1,860 metros cúbicos de agua se abastecía a la población de aquel entonces.
Entre
1889 y 1897, el Gobierno Central, con el
fin de atender la creciente presión de las autoridades edilicias para
solucionar el problema, pues la población era cinco veces mayor, decretó la
intervención del servicio de suministro de agua y promovió la incorporación de
nuevos caudales: para la Ciudad de Guatemala fueron los ríos Las Limas y El
Milagro. Con ello, se renovó gran parte de la red de distribución introduciendo
tuberías de hierro fundido gris y galvanizado, dejando atrás el barro cocido.
También
se establecieron las primeras plantas de purificación de agua, así como su
transmisión a mayor presión para que llegara a más viviendas. Pero se dejó un
problema para la posteridad, pues cada nueva instalación efectuada desde la
tubería principal, dio lugar a que se formara una telaraña de conexiones de
agua bajo tierra que posteriormente quedaron bajo el pavimento de las calles y
las banquetas de las residencias, lo que ahora dificulta su posterior ubicación,
al no haberse levantado planos de las mismas.
Entre
1930 y 1938 se introdujeron los caudales de los ríos Mariscal y Teocinte,
aumentando los metros cúbicos disponibles y creando las dos primeras empresas
privadas de distribución de agua: Agua de Teocinte y Agua del Mariscal, sólo
esta última contaba con un caudal de 15.3 millones de litros diarios.
En julio de 1931 se
implementó un sistema de medición del caudal: una paja de agua equivaldría a
dos metros cúbicos, volumen que se suministraría diariamente a cada usuario y
sería denominado “datación”, es decir, 2,000 litros de agua por día (Municipalidad de la Ciudad de Guatemala, Historia de
la Empresa Municipal de Agua, EMPAGUA, s.f.)
En 1949
se hicieron estudios sobre las fuentes El Ojo de Agua y el Motagua.
Para
1953 se introduce el nuevo Teocinte, el río San Juan Pinula y el río La
Piedrota.
En 1959
se introducen caudales por bombeo con los ríos Canalitos y Sifón incorporados a
la Planta Santa Luisa y La Brigada.
El 29
de noviembre de 1958, fue inaugurada la nueva planta Santa Luisa, que
contribuyó al mejoramiento de la calidad del agua con 70 millones de litros
diarios (López, 2006).
En 1978
se termina el acueducto Xayá-Pixcayá, que es la obra más grande en materia de
abastecimiento de agua en Guatemala, el cual abastece a la planta de
tratamiento Lo de Coy y que a su vez produce el 39% del agua potable que
distribuye EMPAGUA en la Ciudad de Guatemala.
En la actualidad, también
se utiliza el agua subterránea para proveer del vital líquido a la Ciudad de
Guatemala. EMPAGUA cuenta con más de 100 pozos. El agua subterránea representa
el 27% de la producción total de EMPAGUA. Asimismo, se han desarrollado 40
sistemas pequeños de captación de agua de lluvia (Municipalidad de la Ciudad de Guatemala, Sistema Xayá-Pixcayá y Planta de
Tratamiento Lo De Coy, s.f.).
Todos estos caudales
introducidos y toda la extracción de agua subterránea se hacen insuficientes
para dotar de agua en su totalidad, las 24 horas, a la Ciudad de Guatemala.
Como veremos más adelante, este problema no radica en la falta de recursos
hídricos.
A esto hay que añadir que
se debe de realizar un mejor mantenimiento a la red de distribución del agua en
búsqueda de corregir pérdidas y evitar filtraciones...
Sistema Xayá-Pixcayá. Foto: muniguate.com |
El agua
ya se está agotando
Hace 50
años los pozos se perforaban a 400 pies y ahora se perforan a más de 2,000. Cada vez es más común que sectores enteros se queden sin el
líquido durante varios días.
En
muchas microcuencas se extrae hasta nueve veces más líquido del que es capaz de
recargar naturalmente el suelo (Álvarez,
2014). No se debería explotar más de lo que se genera. Además, la
impermeabilización de los suelos impide que el agua superficial se filtre y sea
más propensa a ser contaminada. Esto provoca que las fuentes de agua
subterránea se vayan secando.
Otro
problema que se suma es el deterioro y deforestación de las cuencas que se
encuentran fuera de la zona metropolitana, pero que la abastecen. Sin un plan y
un régimen de conservación de las zonas boscosas (captadoras naturales de
agua), cercanas a la zona metropolitana, la escasez de agua se agravará.
Ante
este panorama se hace indispensable hacer más y mayores proyectos de captación
de agua de lluvia y tratamiento de aguas negras. Tener una visión de
largo plazo y empezar a diseñar e implementar las soluciones que evitarán que
la problemática del agua llegue a niveles de insostenibilidad.
Tratamiento
de aguas negras o residuales
El
tratamiento de aguas negras o residuales se ha convertido en una tarea pendiente
de las distintas administraciones municipales a lo largo del tiempo.
Existen
cinco plantas de tratamiento de aguas negras en la Ciudad de Guatemala: Bello
Horizonte y Nimajuyú en la zona 21, y tres plantas en la colonia Hacienda
Real en la zona 16. Con todo ello, es bastante preocupante que sólo alrededor
del 5% de las aguas negras sean tratadas en la Ciudad de Guatemala (Silva, 2013).
Lo
anterior, se vuelve una problemática social pues, debido a esto, todos los ríos
del área metropolitana están contaminados, trayendo consigo condiciones
insalubres que enferman a la población que vive en las cercanías de esos ríos.
La población contrae, especialmente, enfermedades infectocontagiosas.
Uno de
los ríos más contaminados es el río Las Vacas, el cual recibe el 63% de las
aguas residuales (España, 2010).
Esto, más
el problema del tratamiento de aguas servidas y, aunque tiene su complejidad
técnica, sobre todo necesita voluntad política. Se cuentan con los recursos
económicos necesarios, es una obra que no es visible, pero que traería consigo
enormes beneficios de salud para la población y mejoraría el cuidado del medio
ambiente.
Durante la administración de Manuel
Colom Argueta como alcalde de la Ciudad de Guatemala, se realizaron varias
obras de agua y saneamiento, pero su visión tenía una perspectiva de más largo
plazo.
Colom y su equipo se concentraban en la
planificación del EDOM 1972-2000 (Esquema Director de Ordenamiento
Metropolitano) que planteaba la necesidad de corregir la estructura de una
ciudad que entonces era desordenada y contaminada. En del EDOM se diseñaba el
Plan de Saneamiento de la Ciudad.
El proyecto, de implementarse, tendría
un impacto positivo en distintos aspectos de la vida de los citadinos en la
actualidad, no obstante, los sucesores de Colom Argueta y las siguientes
administraciones no prestaron importancia a la iniciativa y con el paso del
tiempo se dejó por un lado.
En lo
relacionado al agua, dicho proyecto pretendía captar las aguas pluviales y las
aguas negras y que estas fueran tratadas para luego ser devueltas, ya purificadas,
al río Las Vacas. Su ejecución hubiera significado la obra de ingeniería
sanitaria más grande de Centroamérica en aquel tiempo (España, 2010).
En la
actualidad, estamos agotando rápidamente las fuentes de agua subterránea y
superficial, debido a que estamos contaminando y no volviendo a aprovechar el
95% del agua distribuida. A este paso, en no muchos años, habremos contaminado
toda el agua disponible y quizá no haya vuelta atrás.
El
problema de las aguas servidas sigue sin resolverse y se hace indispensable
rediseñar un nuevo plan de saneamiento, invertir en infraestructura que permita
tratar y reutilizar el agua, además de propiciar un mejor aprovechamiento de la
misma. Sin este, la vida en el área metropolitana se hará insostenible...
Vista
del sepelio de Manuel Colom Argueta el 23 de marzo de 1979. Foto:
Hemeroteca, Prensa Libre
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Urge la aprobación de una Ley General de Aguas
La
primera iniciativa de ley al respecto fue presentada por la Comisión Nacional
de Riego en 1975. Lo cual significa que han pasado 58 años sin que ninguna
legislatura haya aprobado ninguna de las muchas propuestas (Zavala, 2014).
En la
situación actual, tanto particulares como empresas privadas, pueden hacer uso
del agua como les plazca: se pueden perforar los pozos que se desee, desviar
cauces de ríos, verter desechos de todo tipo en cualquier masa de agua que no
esté protegida, etc. Se trata de una condición de anarquía a nivel nacional
casi sin ningún mecanismo de control, en donde impera el despilfarro, la
contaminación, la irresponsabilidad y una visión utilitarista de muy corto
plazo. Que no
se haya aprobado aún una ley para regular y normar un aspecto tan
importante como el agua, sólo se explica mediante la oposición que los grandes
grupos de poder han ejercido contra esta.
Según
Magaly Arrecis, analista socioambiental del Instituto de Problemas Nacionales
de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC), una Ley de Aguas “vendría
a perjudicar a algunos sectores que perderían privilegios y tendrían que asumir
responsabilidades que no quieren tener”.
Quienes
se oponen son los empresarios industriales y los del agro, porque afectaría
directamente sus intereses.
Como
ciudadanía, nos corresponde hacer presión, exigir y empujar al Congreso de la
República la aprobación de una Ley General de Aguas que no puede seguir postergándose.
Es simplemente tomar conciencia y cordura para evitar consecuencias
catastróficas, en varios ámbitos.
Mi conclusión
La
Ciudad de Guatemala y el área metropolitana del Departamento de Guatemala
enfrentan varios retos en cuanto al agua, que es un recurso esencial e
indispensable para la vida.
El agua
es un derecho y, por lo tanto, debe estar disponible con calidad y
accesibilidad para todas y todos. El agua debe ser distribuida equitativamente
sin privilegiar, a costa de los más pobres, a aquellos que tienen más recursos
económicos.
El agua
es un medio para seguir avanzando hacia un desarrollo humano sustentable. Su
adecuada distribución, uso y tratamiento repercute en beneficios para toda la
población, y lo contrario deriva en enfermedades y una serie de complicaciones
que violan directa o indirectamente otros derechos humanos.
Aunque
se cuenta con los recursos hídricos suficientes, estos se están agotando
aceleradamente y se deben tomar acciones inmediatas como:
1. Invertir en infraestructura que permita
la ampliación y construcción de una red de drenajes que encaucen las aguas
pluviales y residuales hacia plantas de tratamiento que las purifiquen para poder
volver a ser aprovechadas.
2. Implementar un plan de conservación y
reforestación en las cuencas.
3. Respetar el ciclo de recarga de las
fuentes subterráneas.
4. Dar mantenimiento a la red de tuberías
de distribución, para corregir fugas y evitar filtrados.
5. Desarrollar más y mayores proyectos de
captación de agua de lluvia.
6. Movilizarnos para lograr que el Congreso
de la República apruebe una Ley General de Aguas que regule todo lo
concerniente a la misma.
7. Realizar campañas de concientización
permanentes sobre el uso adecuado del agua.
El agua
es un bien finito de todas y todos, nos corresponde cuidarlo para heredarlo a
las generaciones futuras y hacer sustentable la continuidad de la especie
humana y su cohabitación con las demás formas de vida en este planeta...
_________
Referencias:
Álvarez, C. (9 de
noviembre de 2014). Crisis por falta de agua en el área metropolitana. Prensa
Libre. Recuperado el 7 de octubre de 2015.
España, M. J. (17 de
diciembre de 2010). Empresa de gestión y planificación municipal.
Recuperado el 10 de octubre de 2015.
Kramer, F. (2003). Educación
ambiental para el desarrollo sostenible. Madrid: Catarata. Recuperado el 7
de octubre de 2015.
López, I. (febrero
de 2006). biblioteca.usac.edu.gt. Recuperado el 10 de octubre de 2015.
Municipalidad de la
Ciudad de Guatemala. (s.f.). mu.muniguate.com. Recuperado el 7 de
octubre de 2015.
Municipalidad de la
Ciudad de Guatemala. (s.f.). mu.muniguate.com. Recuperado el 10 de
octubre de 2015.
Silva, H. (enero de
2013). http://iwlearn.net. Recuperado el 10 de octubre de 2015.
UNICEF. (s.f.). www.unicef.org.
Recuperado el 10 de octubre de 2015.
Zavala, M. L. (17 de
marzo de 2014). Urge reactivar en el Congreso discusión de la Ley de Aguas. Siglo21.
Recuperado el 12 de octubre de 2015.
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