Quiero
comenzar agradeciendo a Asuntos Inconclusos por este espacio en el que
hablaremos de género.
La
primera columna he querido dedicarla hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de
la No Violencia Contra las Mujeres, a lo que hemos incorporado sin querer y
nos hace tanto daño.
Hablamos
mucho de los agresores fuera de nosotras, pero poco de cuando nosotras mismas
agredimos, muchas veces inconscientemente, a otrxs y a nosotras mismas...
Foto: Francesca Woodman |
Nos
agredimos cuando nos colocamos cargas superiores a nuestras fuerzas y luego nos
frustramos cuando no lo logramos; nos hacemos violencia cuando nos molesta no
tener la imagen que el sistema patriarcal ha establecido como ideal.
También
somos violentas contra nosotras mismas cuando no nos permitimos equivocarnos, cuando
nos comparamos con otras, cuando permitimos que las opiniones ajenas determinen
nuestra vida.
Ejercemos
violencia cuando no escuchamos nuestro corazón, cuando los prejuicios, los
mandatos que de niñas recibimos, el qué dirán y otros cucos
se interponen entre nosotras y la felicidad.
Nos
violentamos cuando adoptamos como permanente una postura de víctimas ante la
vida, cuando rehusamos reconocer nuestra responsabilidad en las malas
decisiones tomadas, cuando decimos “me va mal en el amor”, en lugar de
sentarnos a revisar nuestro patrón de selección y los factores que lo influyen
para modificarlo.
Somos
violentas cuando culpamos continuamente a nuestras parejas anteriores de que la
relación no haya funcionado, cuando nos dejamos consumir por el rencor, cuando
planeamos la venganza.
Ejercemos
violencia cuando nos colocamos un precio y permitimos que se nos trate como
mercadería. Somos violentas cuando dependemos, cuando cedemos para no
confrontar, cuando callamos.
Somos
violentas cuando insultamos a otras mujeres, cuando nos burlamos de ellas; cuando
en lugar de aliarnos, nos destrozamos
entre nosotras. Cuando criticamos ofensivamente a una mujer en un cargo
público, como no lo haríamos con un hombre.
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Y es que si queremos impedir que los demás ejerzan violencia en contra nuestra, debemos comenzar viendo hacia adentro, reconociendo con honestidad cuánta de esa violencia hemos naturalizado y cuánta infligimos en nosotras y otrxs.
Deseo
que este día y todos los demás, cada una de nosotras diga: “Elijo una vida sin
violencia y comienzo por mí”.
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Elizabeth Rojas ManiFiestro
Cuestionadora y confrontadora. Apasionada y fiel a sí misma. Nerd y
feminista sin rabia. Mujer en deconstrucción
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avenida del centro de la Ciudad de Guatemala a extraños, dio nombre al blog. eBook en Amazon y poemas aquí
me parece que es una reflexión difícil para la mujer, yo pienso que debieran de vivir felices con solo el echo de ser mujer, son tan lindas, y tratar de vivir en armonía con el mundo sin maltratarse ni maltratar a los demás.
ResponderEliminarHola José, gracias por leer y comentar. Es difícil ser mujer, pero muy satisfactorio cuando no nos limitamos sólo a querer ser lindas sino pensantes. De acuerdo con usted en que la violencia no debe practicarse ni con una ni con los demás.
EliminarSaludos, Elizabeth
me parece que es una reflexión difícil para la mujer, yo pienso que debieran de vivir felices con solo el echo de ser mujer, son tan lindas, y tratar de vivir en armonía con el mundo sin maltratarse ni maltratar a los demás.
ResponderEliminarCreo que no es adecuado el uso de la palabra violencia al referirse a actitudes autodestructivas, que por cierto no solo las mujeres tenemos.
ResponderEliminarYo sí creo que muchos (hombres y mujeres) estamos construidos de forma violenta y esto se expresa en la relación con nosotros mismos. La violencia, en esencia, es dominar al otro.
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