¿Sueños de piedra?
Ya no, por suerte.
Estoy vivo y ya sos más.
Me bebo el sudor de tus magnolias.
Me empapan como el mar.
Y para serte franco,
te prefiero así:
de carne, no de luna.
De gemidos y con tiempo (dos horas por semana; tal vez más).
Cierro mis ojos abiertos,
abro mi piel.
Me despierto en la mitad de la vigilia
y por tu culpa ya no sueño por la noche.
¿Qué te hiciste, mujer?
¿Qué le hiciste al amor de cristal?
¿Por qué rompiste el monolito de lujuria?
¿Por qué salís a la calle acompañada?
¿Qué fue lo que me hiciste, mujer sola?
Mujer musa, mujer puta…
Mujer poeta, mujer bruja.
Mujer calculadora, ¡misteriosa mujer!
¿En qué poema quedó tu soledad?
¿En qué canción gritaron hoy tus miedos?
¿En qué serie de televisión viste a la muerte?
¿Dónde está el guión de tus tragedias, si cada que te lamo el vientre me sabe como a higo?
¿O eso sos; buganvilia claroscura?, ¿hortensia transgresora?, ¿menstruación afrodisíaca?
No es que soy machista.
Ya no.
Se me acabaron las metáforas, las musas... y me queda una mujer.
¿Sueños de piedra?
Foto: Anastasii Mikhailov |
Ya no, por suerte.
Estoy vivo y ya sos más.
Christian Echeverría
Una rara mezcla entre psicólogo, poeta, activista, bloguero y periodista digital que sólo es posible en el siglo xxi. Creador de Asuntos inconclusos. |
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