lunes, 14 de septiembre de 2015

De-votos

POR CHRISTIAN RODRÍGUEZ



La devoción es la entrega total a una experiencia generalmente mística. Es también la irresistible atracción hacia una idea, una persona o un país.

Pero la devoción también puede implicar la idealización basada en la fe ciega. El patriotismo, por ejemplo, es una de ellas y probablemente sea la más peligrosa. El sentimiento de ser parte de Guatemala nos hace vernos especiales, deliramos cuando escuchamos las letras del himno nacional o la jura a la bandera como si entendiéramos lo que dicen. Creo que si llegamos a entender con exactitud lo que dicen tanto el himno como la jura, nos avergonzaríamos.        

Se me viene a la mente una fotografía de Jean-Marie Simon tomada en los años ochentas en Nebaj y que fue parte de una exposición sobre Guatemala que ayudé a organizar en Bilbao. En la fotografía se ven a varias niñas cantando el himno nacional. Detrás se puede apreciar a varios bomberos y militares con gran devoción y en la postura correcta, de pie, a magno poder con la mano derecha sobre el pecho del lado del corazón, en una actitud de total respeto.

Es evidente que las niñas están siendo obligadas a cantar el himno nacional y que muchas de ellas, o todas, ni siquiera hablarían el idioma español. No entenderían ni la más mínima palabra del himno. Incluso quienes hablan español no lo entienden del todo. Pero lo tienen que entonar en la mejor postura de los protocolos militares porque quienes las están obligando a cantarlo son los mismos que han estado asesinando a familias de aldeas cercanas. Es una imagen triste, donde se ve a niñas cantando más por miedo que por devoción.



Esas costumbres impuestas por los militares a los que les encantan las cancioncitas y banderitas al son de “mano dura”, se volvieron tan comunes que nos hicieron creer en ellas ciegamente. Ya nadie se pregunta los motivos por los que hacemos estos rituales. Simplemente es nuestro deber hacerlo así y hay que hacerlo bien, o de lo contrario no seremos “buenos guatemaltecos”.

En cada escuela y en cada evento especial, no importa la edad, el género, el idioma, la religión o la nacionalidad, hay que cantar el himno para enseñar el amor a esa idea llamada “Guatemala”. El amor a esa patria digna que nos ha jodido toda la vida.

Parte de esta devoción se ve reflejada cada cuatro años. A los centros de votación de las distintas ciudades, municipios, pueblos y aldeas llegan las personas a emitir su voto, pero no por convicción de creer en el voto vinculante sino por creer en el patriotismo.

En esas largas filas, bajo el sol radiante o bajo la lluvia, esperan desde muy temprano para marcar su papeleta. Siempre hay un suspiro antes y después de marcar las papeletas y depositarlas en las urnas porque esas personas tienen la fe, la devoción, de que ese único voto podría ser decisivo para cambiar la historia de su comunidad y de su país. Y eso les hincha el pecho y se retiran del centro de votación con una sonrisa de satisfacción en el rostro en son de victoria. 

Pero el guatemalteco promedio no ha votado conscientemente. Ha votado por los miedos que nos han metido en la cabeza. Miedo a que el ganador sea mujer o indígena, o que no se peine bien, y en último caso que sea socialista-comunista-marxista… ¡uy no! ¡Válgame Dios que conviertan a Guatemala en otra Cuba o Venezuela!, dicen por allí. Ya quisiéramos estar tan bien en cuestiones de salud y educación como lo están esos dos países. 

Y como no hay por quién votar y como dicen que el voto nulo no sirve, pues allí vamos todos a votar por el “menos peor” y ya ven las consecuencias; por miedo siempre la cagamos cada cuatro años. 

En las pasadas votaciones se dio otra vez, cuando los medios de comunicación dijeron que el voto nulo ayudaba a cierto candidato y pocos fueron a votar nulo. Esto era probablemente la única opción consciente de demostrar rechazo a un sistema corrupto y podrido. Pero no, la mass-media nos ganó de nuevo y fuimos “acarreados” a unir el voto para un partido que ni siquiera era de nuestra total confianza. Fuimos acarreados de nuevo como ganado al matadero. 

Con el sistema actual de elecciones parece que no importa por quién votes. El resultado siempre es previsible y no por las encuestas, ni por los pronósticos. Sino porque ya sabemos de antemano que llegará al poder el que ponga el CACIF o el ejército. Aunque se hagan manifestaciones multitudinarias en contra del Gobierno actual o del sistema y saquemos a los corruptos, en las votaciones nos la vuelven a meter cuadrada.

Albert Einstein lo dijo en una genial frase: “No esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo”.  

Hay que ir a las manifestaciones, por supuesto, pero ¿a qué? ¿A cantar el himno nacional? ¿Aquel que nos impusieron los fascistas del país? 

En las manifestaciones algunos se enorgullecieron por haber cantado quince veces el himno nacional. Es como cuando el cura nos mandaba a rezar diez Ave Marías y comprar el rosario, da igual que lo reces veinte, diez, una vez; la cuestión era comprar el rosario para que el cura se ganara un dinerito.  

A veces pienso que Guatemala es un producto parecido a esos rosarios que vendían los curas o a la mafia guatemalteca lavadinero con la venta de esas banderas nacionales. No me extrañaría en lo absoluto que las banderas que todos ondean en las manifestaciones sean fabricadas en la misma cárcel de Fraijanes por orden de Byron Lima. 

#27A

Ojalá y aprendamos a votar y manifestar conscientemente.   

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Christian Rodríguez      DE SIMAS Y CIMAS 

Nací en 1976. Crecí en la zona 18.
Para escapar me fui a probar suerte a las montañas (más de 400 ascendidas en Europa, África y América).
Soy guía de montaña titulado en Europa, conferencista, galardonado escritor y fotógrafo. Presidente de Entreamigos-Lagun Artean. Migré a tierras vascas (2009) siguiendo el amor. 

         

4 comentarios:

  1. Christian Rodríguez comparto tu opinión: y creo que el nacionalismo y su "Nación", que desde la perspectiva de Monteforte Toledo, según Rogachevsky, “no es más que una coartada intelectual para mantener los privilegios de una minoría usurpadora”.

    ¿Ser "guatemalteco" me da la identidad política que cuestiona el capitalismo, y propone un modelo alternativo que genere condiciones para que las otras identidades se ejerzan plenamente? ¿Será esta la situación que explique por qué las manifestaciones todavía no tienen "color"?

    Y con tu opinión creo que las banderas de las dos ultimas manifestaciones prepararon el contexto para que los militares y el CACIF colocaran a las opciones que se encuentran a su favor.

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    1. Tienes razón, los colores que utiliza el candidato que quedó en primer lugar siempre son azul y blanco. Eligió unos colores muy apropiados para sacar ventaja de los colores de las protestas. Gracias por tu comentario.

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  2. Comparto tu opinión.

    Tenemos hipotecada la razón y el intelecto al momento de tomar una decisión. Nos invaden, toman las armas y como francotiradores disparan sus letras, sus imágenes. Porque es más fácil engañar, que convencer que han sido engañados.

    Más que miedo, nos coartan el tiempo, el pensamiento, la realidad, la verdad. Ciegos, como ovejitas a la trasquiladora. ¡Qué paranoico! ¿Cómo osa pensar que soy ciego?. 70% de los medios de comunicación a nivel mundial es dirigida por 7 empresas. Las trasnacionales son las que delimitan los pactos con los gobiernos. Que hay trasnacionales que sus ganancias producen más dinero que el producto interno bruto de muchos países. Y como la ambición no tiene límites, en ese sentido para esa pequeña población millonaria 1% del mundo, somos unos números más de utilidad dentro de sus registros, en ese sentido crean sus propias verdades que utilizan a través de sus medios de comunicación, llámese: Prensa, revistas, libros, televisión, radio, etc.

    Y como el sistema se presta y está hecho a la medida de esos pocos, coartan nuestra decisión.

    Y como el hombre por naturaleza se deja seducir muchas veces por la ambición, solamente es de ponerle el queso al ratón. ¡Mentiroso!!Que paranoicas letras! Dirán. Veamos la historia, cuantas guerras, cuanta desolación, hasta nos vendieron indulgencias.

    Y cuando en esta “democracia” tenemos que elegir, ahí vamos como héroes nacionales, ha votar por el menos burro. Votamos por diputados, los mismos de siempre. Nos venden una mejor educación, pero lo único que cambia, es el salario de Joviel Acevedo. Quieren mejorar el sistema de Salud, y solo benefician a las farmacéuticas y a esa camarilla de sindicalistas. Prometen más seguridad, pero hasta la delincuencia es un negocio, la cual produce buenas ganancias, lo único que aumenta son los cuerpos policiales, pero para resguardar a la delincuencia. etc etc etc .....

    Y como dices, sean socialistas-comunistas-marxistas y cuanta ideología política exista, siempre habrá el rechazo según le convenga a esos intereses. Nos han vendido historias con tintas de sangre, donde el fusil fue la pluma y el papel nuestras calles. Cuando aprendamos a sentirnos una sola nación y respetarnos, entendiendo que aunque no comparta tu idea, si es para un bien común, implántame tus neuronas para que juntos hagamos de esta, una gran nación.

    Y cada 4 años la cagamos, literalmente. Y pasa lo mismo de siempre. En su mayoría no investigan nada sobre los candidatos y ahí van los medios de comunicación a manipular y hacer que hipotequemos nuestra razón. El circulo vicioso.

    Hay un libro que se llama 4 Buenas Razones Para Eliminar La Televisión lo recomiendo.

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    1. Tienes razón con lo de los medios de comunicación. Personalmente tengo 6 años sin tener TV, eso ayuda a pensar. Porque la televisión en Guatemala es un bombardeo constante y saturado de imagenes que venden los rostros de los políticos pero esconden sus ideales. Gracias por comentar.

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