POR BÁRBARA BARRIENTOS
Cada persona tiene su propio límite dentro de lo que se
considera locura y lucidez.
En una pequeña ciudad llamada Itaguaí en el interior
de la tan conocida Río de Janeiro
del siglo xix se desarrolla una interesante historia de ciencia y locura
llamada “El Alienista”, escrita nada más y nada menos que por Joaquim Machado
de Assis quien es uno de los grandes representantes de la literatura brasileña
de los últimos siglos, reconocido por sus novelas, cuentos, poesía y ensayos de
gran calidad y contenido en los que sobresalen críticas sociales y análisis
psicológicos.
Machado de Assis se coloca como uno de los mejores
escritores que Brasil ha dado a la humanidad con obras como Memorias póstumas
de Blas Cubas (Memórias póstumas de Brás Cubas - 1880), considerada la
primera novela realista de la literatura brasileña. Lo que resultó muy
interesante en su momento es que la obra está contada por el personaje
principal luego de su muerte.
El Alienista es el
primer libro escrito por Machado de Assis y publicado en 1882. Nunca se ha
definido si es una novela o un cuento largo por su extensión, pero no cabe duda
que en pocas hojas resume muy bien toda la temática y el estilo del autor.
Existe una fórmula para entender la literatura machadiana: La personalidad es
influenciada por fuerzas sociales y la sociedad por fuerzas psicológicas.
En esta historia podemos ver cómo el autor describe
que la ciencia utiliza métodos rígidos para buscar soluciones, todo de una
forma fría basada en la razón sin permitir brecha alguna a otros métodos como
las artes como camino al conocimiento. El doctor Simón Bacamarte se envuelve
tanto en sus estudios de ciencia que pierde la razón en ellos. Cada teoría
científica la toma como dogma, con actitud de religioso acatando con fe. A esto
Machado de Assis coloca varios personajes completamente contrarios para generar
un equilibrio a la historia.
El humor del autor se refleja en su ironía para hablar
de asuntos que enfatizan aspectos negativos de la sociedad. En este caso
sobre la visión excesivamente científica de su época, el sistema regido por
falta de valores y la falta de una verdad absoluta dentro de los métodos
científicos.
El doctor Bacamarte después de haber alcanzado títulos
muy importantes en Europa es bien recibido por el Estado a pesar de su manera
desbaratada de ser. Se establece en Itaguaí con la idea de crear un manicomio
que bautizaría como “Casa Verde” donde pudiese estudiar los límites entre la
razón y la locura. La metodología que utiliza Simón Bacamarte es quizás el
punto más importante de este relato ya que contrasta completamente con el autor,
tal vez porque este además de ser un hombre intelectual era un artista. La
metodología rígida de Simón llega entonces al punto de convertirse en algo un
poco ridículo y absurdo. Según algunos estudios es esta la crítica que Machado
de Assis quería resaltar sobre el rigor científico en la literatura de su
época.
Simón Bacamarte se envuelve tanto en su objetivo que
hace uso de toda clase de apoyo del Estado de manera desmedida. Algunos
críticos consideran que este relato no solamente aborda temas psicológicos sino
más bien una crítica de corte política.
Los primeros casos que Bacamarte lleva al manicomio
resultan aceptables en la ciudad, pero con el tiempo el doctor
comienza a internar a sujetos que ha escogido dentro de la ciudad que llevan a
sorprender al resto de ciudadanos.
El primero de estos es un hombre que gastó toda su
herencia en préstamos que nadie pagó. Sentía miedo de cobrar y ser maltratado
por las personas. Se sentía avergonzado. La vergüenza es tratada por psicólogos
y filósofos pero ¿acaso este era un caso grave como para ser tratado en un
manicomio?
Después se presenta en Casa Verde la prima del hombre
para defenderlo con una original historia en la que atribuye el problema
financiero a una maldición. Al terminar de contar la historia Simón Bacamarte
decide internarla. De esta forma el doctor consigue que en Itaguaí se tenga
miedo y se le considere un déspota.
También es internado el talabartero Mateus que se
encarga de hacer sillas para los animales de carga. Mateus pasaba su vida
admirando su enorme casa de lujo, especialmente cuando otras personas lo veían.
Las otras personas de la ciudad no conseguían aceptarlo porque no alcanzaban a
eliminar el prejuicio que les provocaba el hecho de que alguien de profesión y
origen humildes pudiese tener riquezas. Una interesante reflexión sobre el
status y los prejuicios.
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Todos en Itaguaí empezaban a desconcertarse y
anhelaban el regreso de doña Evarista, esposa del doctor que había viajado a
Río de Janeiro para olvidar un poco la ausencia del marido que se había
olvidado de ella por estar tan metido en sus estudios.
Es interesante la relación de estos ya que ella es
todo lo contrario a él; una mujer apasionada, dramática y simple a la que
eligió no por amor ni belleza sino por aspectos fisiológicos como su capacidad
reproductiva y aparente buena salud, al punto de considerar el hecho de que no
fuera bonita como bendición ya que eso significaba menos problemas.
Y así cada uno de los habitantes de Itaguaí presentaba
características que para Bacamarte merecían ser tratadas en el manicomio.
Coelho era uno de estos. Hablaba tanto que las
personas huían de él. Con todos los casos de aparente “locura” que se
estaban dando en la ciudad, Itaguaí estaba a punto de colapsar. Porfírio, el
peluquero, encontró la manera de aprovechar esta situación: Él, que tenía
hambre de poder y nunca había conseguido hacer nada, armó una protesta de tipo
revolucionaria aparentando que se trataba de sentimientos altruistas pero hay
un pequeño detalle que lo pone en tela de juicio: sus negocios habían sido
interrumpidos cuando se internó a tantas personas. Son intereses económicos y
políticos que Machado de Assis criticaba fuertemente en sus obras.
Cuando el problema se convierte tan grande que otras
organizaciones intervienen, se descubre que el doctor Bacamarte ha pedido que
no se le dé ningún recurso para los internados, lo que desmorona por completo
la tesis de que su interés por tener más y más internados era económico.
Porfírio inicia una serie de revueltas en las que
convence a varios grupos a que lo apoyen pero no consigue que el doctor se
interese en sus reclamos. Sin embargo, cada vez Porfírio tiene más poder en
Itaguaí. Logra colocarse como gobernante de la ciudad pero pasa lo
que nadie espera: decide no meterse en asuntos científicos y por lo tanto no
hará nada para acabar con Casa Verde que se supone era la razón de la
revolución.
Machado de Assis critica esos movimientos colectivos
que terminan siendo manipulados por intereses egoístas. Esto resulta
interesante para Bacamarte; darse cuenta de la cantidad de personas que
perdieron la vida en esos levantamientos con el fin de acabar con Casa Verde y
cómo todo quedaba en el olvido cuando el nuevo gobernante se da cuenta de que
resulta de mucho beneficio para sus intereses.
Todas las personas importantes son internadas, pero la
situación llega a su punto más crítico cuando la propia esposa del alienista es
internada por su extrema preocupación con asuntos superficiales como la ropa, los
zapatos y las joyas. Bacamarte determina dejar libres a todos los “locos”
cuando repara en que el 75 por ciento de la población ya se encuentra recluida,
lo que significa que su teoría no podía estar correcta y debe reconsiderarla.
En realidad era todo el sistema el que debería
reconsiderarse ya que no se podía determinar quién estaba y quién no siguiendo
un mismo patrón. No se podía encajar a todas las personas con un mismo patrón
como si fuese una norma. Esto también se veía dentro del mismo sistema. Nada
cambiaba. A lo largo de la historia Itaguaí cambia de gobernante tres veces
pero las cosas no cambian, algo completamente aplicable a nuestra realidad.
La nueva teoría afirmaba que debían ser internados
aquellos que tuvieran firmeza de carácter y solo serían declarados "curados"
cuando exhibieran algún desequilibrio en este. Bacarmarte percibe que su
segundo método no funciona porque no existe nadie que tenga una personalidad
perfecta, recta y completamente firme a excepción de él mismo.
Entonces, ¿quién tenía que ser internado?
Entonces, ¿quién tenía que ser internado?
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muy interesante analisis gracias
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