O Corrupción y narcisismo (II)
En un artículo anterior se
reflexionaba sobre la relación entre política corrupta y narcisismo. Se
proponía que la combinación de una práctica corrupta e impune junto a la
nefasta existencia de una tradición servil frente a las figuras de autoridad
(los achichincles), puede provocar una “narcisización” que termina en las
delirantes actitudes y respuestas de figuras como Baldetti y Baldizón.
La denuncia de CICIG y el MP
contra La Línea fue la gota que rebalsó el vaso de la indignación frente a la
corrupción descarada de las figuras más destacadas del gobierno y de la
oposición.
Evidentemente que hubo una
serie de actores e intereses que confluyeron en lo que sucedió, incluyendo la Embajada
de Estados Unidos, los empresarios y los ciudadanos de a pie que salieron
indignados a las calles.
Desde una perspectiva
desilusionada, en lo que ocurrió se puede argumentar que las protestas “sólo”
sirvieron para botar a Otto Pérez Molina, Roxana Baldetti y sepultar las
ambiciones presidenciales de Manuel Baldizón. La salida a la efervescencia fue
la votación por un mal cómico que está demostrando ser un mal presidente.
Es la secuencia que estaría
señalada por el título del presente artículo: aguantar/ protestar/ votar...
Foto: Esparta de Troya, YouTube.com |
Como si hubiésemos pasado de la
resignación cómplice que se tiene con el régimen y el sistema (hasta el
señalamiento de la CICIG y el MP, se “sabía” de una serie enorme de hechos de
corrupción), pasando por una protesta ´light´ (tipo "revolución de colores" en
otros países) hasta la salida de la agitación a través de un proceso
eleccionario que fue legitimado, guste o no, por una mayoría significativa de
la población. Todo esto con la manipulación de la Embajada de Estados Unidos y
otros actores.
Describir así esta secuencia no
es ingenuo. Es también real. Pero deja de lado que hay cambios en la cultura
política. Sobre todo, hay un cambio subjetivo importante: la preocupación por
la violencia ha perdido centralidad y se ha pasado a una mayor preocupación por
la corrupción y la política. Esto es importante.
La violencia no ha dejado de
ser un problema significativo, sin embargo, desde 2009 los índices de
homicidios han registrado un descenso continuado. No es que sean datos para
celebrar, pero al menos, no ocurren tantos homicidios como en el tope de la
curva (6500). Además, aunque siempre hay hechos como los atentados contra el bus extraurbano o la venta de comida de los días recientes que reactivan
el miedo ligado a la violencia, esta se
ve como otro de los problemas del país y no como “el problema”.
Para apreciar lo significativo
de esto, se debe recordar que la violencia tiene efectos psicosociales
importantes como la atomización y el recrudecimiento del odio (basta considerar
el apoyo que suscita la pena de muerte que cada tanto se vuelve a esgrimir como
bandera política).
Por el contrario, la corrupción
como preocupación tiene que ver con el interés que despierta el manejo de la
vida pública del país, por cómo se realiza el trabajo de las instituciones. Es
decir, frente a la respuesta individual que provoca la violencia exacerbada, la
corrupción demanda una respuesta colectiva, organizada.
Esto es lo que sucedió el año
pasado en la Plaza. Aunque exista manipulación, aunque no haya habido una
organización y programa previos que pudieran haber orientado la protesta, se
fue dejando la pasividad usual y se realizó un empeño colectivo que involucró a
sectores significativos de la población.
Aunque se haya votado por el
mal cómico que no tiene idea de lo que está haciendo (aunque otros a sus
espaldas sí la tienen y tienen intereses definidos), se ha ido generando una
preocupación más visible por cómo se desarrolla el actual gobierno...
La paciencia resignada de la
población parece que está cambiando y transformándose por cierta preocupación
sobre la cosa pública. Hay pequeñas organizaciones que se han formado y que
discuten sobre los temas políticos. Los movimientos tradicionales de
campesinos, indígenas y mujeres mantienen sus reclamos y su presencia en la
vida política del país. Hace por lo menos una década y media que no se veía a
los estudiantes universitarios participar en la vida nacional y hasta una
coordinadora interuniversitaria se conformó al calor de las protestas (hecho
inédito en la historia).
Indudablemente que hacen falta
muchas cosas. Los distintos sectores tienen que conectar entre sí y tiene que
darse mayor organización. Pero esta organización se va haciendo en la marcha.
Tras la ruptura de la herencia
de lucha que se ha dado en sectores significativos (como los estudiantes y los
sindicatos), la aparición de la indignación en la Plaza muestra un cambio
subjetivo importante. Cómo animarlo es una de las tareas que cualquier persona
y colectivo interesados en el cambio de la situación del país, tiene por delante...
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Mariano González DIGRESIONES El cartón dice "psicólogo", pero la confusión, evidentemente, es mucho más extensa... |
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